domingo, 1 de septiembre de 2013

LA TRÁGICA HISTORIA DE LA GUERRA CIVIL

“Los ‘alzados’ es uno de los sucesos de la historia reciente de la Isla relegado al olvido”
29 de Agosto de 2013 (13:01 h.)
ESTHER R. MEDINA

Dailos González.
El historiador Dailos González considera que “se debe mantener la memoria de las personas que sufrieron la represión por parte de la dictadura” – Izquierda Unidad Canaria (IUC) ha proyectado este jueves, en la Sala La Recova de Santa Cruz de La Palma, un documental del cineasta tinerfeño David Baute sobre los palmeros que tuvieron que huir a los montes para intentar salvar su vida.

Los ‘alzados’ de La Palma es “uno de los sucesos de la historia reciente de la Isla que ha sido relegado al olvido”, según sostiene Dailos González (Santa Cruz de Tenerife, 1985), licenciado en Historia y militante de Unión del Pueblo (UP). “Las décadas de represión dictatorial han hecho que, incluso dentro de las propias familias que lo vivieron, se haya mantenido silencio, persistiendo el miedo tras el fin de la dictadura”, ha asegurado a LA PALMA AHORA.
La Sala de La Recova de Santa Cruz de La Palma ha acogido este jueves la proyección del documental ‘Los alzados de La Palma’ dirigido por el cineasta tinerfeño David Baute con guion del periodista y autor dramático Cirilo Leal. Se trata del quinto capítulo de la serie ‘La memoria silenciada’ que aborda la Guerra Civil y la represión franquista en Canarias. Esta proyección está organizada por Izquierda Unida Canaria (IUC) y tiene como objetivo “acercar a la ciudadanía un pasaje de nuestra historia reciente hoy casi olvidado, el que La Palma fue la única isla del Archipiélago que se mantuvo fiel durante una semana (la conocida como ‘Semana Roja’, de 18 al 25 de julio de 1936) a la legalidad republicana tras el golpe de Estado”.
Dailos González recuerda que La Palma “se mantuvo una semana leal al Gobierno constitucional de la Segunda República, hasta que la Isla fue ocupada por las tropas franquistas”. “Comienza así un período de represión contra líderes y militantes de organizaciones políticas democráticas y de izquierdas, así como de sindicatos, ejercido por el ejército y las milicias de Acción Ciudadana y la Falange”, añade. “Las ejecuciones extrajudiciales han dificultado establecer el volumen de esta represión, siendo aún hoy objeto de investigación”, asegura el citado historiador. “Junto a las ejecuciones y asesinatos (tanto tras juicios sumarios como sin juicio), hay que añadir las numerosas personas encarceladas o expulsadas de sus trabajos (destacando las depuraciones de maestros y maestras) y la represión continua por medio del miedo o las vejaciones, más difícil de medir, pero cuyas secuelas perduraron en el tiempo”, señala.
Ante esta situación, explica, “muchas personas deciden huir y esconderse en los montes y cumbres de la Isla, permaneciendo huidas, en algunos casos, hasta más de diez años”. “Son los llamados ‘alzados’, que lograron sobrevivir gracias a la solidaridad de vecinos y familiares que, burlando la vigilancia de las autoridades, les enviaban alimentos y ayudas”. “Pero también las nuevas autoridades de la dictadura organizaban partidas para capturar ‘alzados’, llegando a algunos extremos como prender fuego a La Caldera de Taburiente, donde se encontraban escondidos algunos de ellos. Años más tarde, algunos de estos alzados logran huir a América, otros permanecieron escondidos en sus casas hasta casi finales de la dictadura (los conocidos como ‘topos’)”, detalla Dailos González.
En opinión de este joven historiador, “es nuestro deber mantener la memoria de estas personas que sufrieron la represión, una represión ejercida por una dictadura que representaba los intereses de la clase dominante”. “Frente al manido discurso de la ‘guerra fratricida’ que pretende echar una losa de olvido sobre este período sin que se haga justicia, se hace preciso hacer un análisis de lo que fue realmente”, asegura. La Guerra Civil, a su juicio, “no fue sino el resultado de la reacción violenta de las clases dominantes ante la pérdida de privilegios que suponía el reconocimiento de toda una serie de derechos democráticos y laborales”. “La represión del aparato dictatorial, de corte fascista, cercenó de golpe todo el proceso de acumulación de fuerzas y empoderamiento de las clases populares, los sectores obreros y campesinos que, durante el periodo de la Segunda República, habían creado sus propias organizaciones políticas, sindicales y culturales en defensa de sus derechos”, concluye



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