Día 14.9.13
Origen del nombre Hispania
A diferencia de los griegos que emplean
siempre el nombre de Iberia. Los fenicios definirían a la península Ibérica
como Hispania, posteriormente utilizado por los romanos (citada por primera vez
hacia el 200 a. de C. por el poeta Quinto Ennio). Atendiendo a la etimología
del origen de la palabra Hispania, nos encontramos con diferentes teorías
controvertidas.
Hispania proviene del fenicio i-spn-ya,
un término cuyo uso está documentado desde el segundo milenio antes de Cristo,
en inscripciones ugaríticas, Se sabe que los fenicios y los cartagineses
llamaron a la Península con el nombre de Span o Spania, con el significado de
oculto (país escondido y remoto). Existe otra versión de que el nombre proviene
del término fenicio I-shphanim que literalmente significa: 'de damanes',
(shphanim, es la forma plural de shaphán, 'damán', Hyrax syriacus) que fue con
este vocablo con el que los fenicios decidieron, a falta de un nombre mejor,
denominar al conejo, Oryctolagus cuniculus, animal poco conocido por ellos y
que abundaba en extremo en la península. Otra versión de esta misma etimología
sería Hi-shphanim, 'Isla de conejos' (o, de nuevo literalmente, damanes, unos
mamíferos similares al conejo extendidos por África).
Los romanos, por tanto, le habrían dado
a Hispania el significado de 'tierra abundante en conejos', un uso recogido por
Cicerón, César, Plinio el Viejo, Catón, Tito Livio y, en particular, Cátulo,
que se refiere a Hispania como península cuniculosa (en algunas monedas
acuñadas en la época de Adriano figuraban personificaciones de Hispania como
una dama sentada y con un conejo a sus pies). Abundando en el origen fenicio
del término, Isidoro de Sevilla, en sus Etimologías, postula que tiene su
origen en Ispani, el topónimo fenicio-púnico de Sevilla, ciudad a la que los
romanos denominaron Hispalis.
Sobre el origen fenicio del término, el
historiador y hebraísta Cándido María Trigueros propuso en la Real Academia de
las Buenas Letras de Barcelona en 1767 una teoría diferente, basada en el hecho
de que el alfabeto fenicio (al igual que el hebreo) carecía de vocales. Así spn
(sphan en hebreo y arameo) significaría en fenicio "el norte", una
denominación que habrían tomado los fenicios al llegar a la península Ibérica
bordeando la costa africana, viéndola al norte de su ruta, por lo que i-spn-ya
sería la "tierra del norte".
Junto a Hispania se aprecia la figura de un conejo.
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Por su parte, según Jesús Luis
Cunchillos en su Gramática fenicia elemental (2000) la raíz del término span es
spy, que significa "forjar o batir metales". Así i-spn-ya sería la
"la tierra en la que se forjan metales"
Otras hipótesis suponían que tanto
Hispalis como Hispania eran derivaciones de los nombres de dos reyes
legendarios de España, Hispalo y su hijo Hispano o Hispan, hijo y nieto,
respectivamente, de Hércules.
Al menos desde principios de la Edad
Moderna hasta 1927 se defendió la teoría de que Hispania es una deformación de
Hispalis, palabra de origen íbero que significaría la ciudad de occidente, y
que, al ser Hispalis la ciudad principal de la península, los fenicios y,
posteriormente, los romanos dieron su nombre a todo su territorio.
Los escritores antiguos optaban por un
origen griego de la palabra: esperos era el nombre de la primera estrella que
se observaba tras el crepúsculo en el occidente. Los griegos llamaron
(H)Esperia a Italia y a España, ya que se encontraban a su occidente; por una
mutación de fonemas es posible que Hesperia pasara a ser Hispania. Otros creían
que la palabra procedía de alguna manera del dios Pan.
Representaciones de Hispania.
Moneda de la familia Postumia
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La primera representación de Hispania
surgió en la República romana. Consistía en una cabeza de mujer con la leyenda
HISPAN. Fue acuñada en Roma por la familia Postumia en el 81 a. C. haciendo
referencia a su antecesor L. Postumius Albinus, que fue pretor en el año 180 a.
C. y enviado a Hispania como gobernador, destacando por sus victorias contra
lusitanos y vacceos. La representación denota la identidad de la Península
Ibérica como Hispania a pesar de estar dividida en esa época en Citerior y
Ulterior.
En muchas monedas imperiales "
Hispania" es representada por una figura femenina, a veces con corona
mural, ataviada con estola o con los pliegues más sutiles de la túnica. Porta
en la mano derecha espigas, amapolas o (con mayor frecuencia) una rama de
olivo, emblemas todos de la fertilidad del país; en la otra, una guirnalda o
armas. En ocasiones, tiene a sus pies un conejo como animal alegórico. Con esta
personificación junto a la leyenda del epigrafe, se acuñaron áureos, denarios y
bronces bajo los reinados de Galba, Vespasiano, Trajano, Adriano y Antoniano
Pío.
Denario de Adriano
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El emperador Adriano hacía frecuentes
viajes a muchas provincias del Imperio, y para conmemorar estos viajes de forma
propagandística se acuñaron monedas relativas a estos viajes por cada
provincia. Una de ellas corresponde al viaje de Adriano a Hispania. La alegoría
de Hispania más famosa se acuñó en Roma; era una figura femenina con una túnica
larga, timbrada con laurel u olivo, reclinada hacia la izquierda, con su brazo
izquierdo sobre unas rocas, que podrían hacer referencia a los Pirineos. Con su
mano derecha sostiene una rama de olivo. A los pies de la figura aparece un
conejo, el animal que teóricamente los fenicios emplearon para nombrar a la
península: Hishphanim.
La alegoría de España sufriría muchas
transformaciones a lo largo de las épocas. Las ilustraciones más populares
durante el siglo XIX presentarían la iconografía como una matrona monárquica,
de la unión de una España femenina acompañada de un león, trono, corona,
toisón, flor de lis, etc. La modificación de la imagen de España llegaría a su
punto álgido con el comienzo de la República española y sus nuevas
representaciones.
La Primera república. De Hispania a la Niña Bonita.
Junto a Hispania, el peñon de Gibraltar
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En 1869 es derrocada la reina Isabel II
y se comienza a buscar un nuevo rey. En ese año nace la peseta con la alegoría
de Hispania de la época de Adriano —en posición yacente y con una rama de
olivo—. La diferencia es que estaba coronada con una corona mural en vez de una
corona de laurel y añadieron un peñón aludiendo a Gibraltar. Sin embargo, no
aparecía ninguna referencia a Hispania o a España. Más tarde añadirían la
leyenda ESPAÑA.
En el periodo de transición entre el
derrocamiento hasta el establecimiento de la I República (1869-1873) se
acuñaron varias monedas diferentes representando a Hispania, siempre reclinada,
sobre una roca o sentada con un león. Entre éstas, destaca una moneda de oro de
1870 —que no llegó a emitirse— con valor de 100 pesetas y que representaba a
Hispania de pie y sin corona mural.
Esta vuelta del olvido de la alegoría
supuso un retrato perfecto para representar a la vez a las alegorías de la I
República y la II República. La primera aparecerá en la revista satírica La
Flaca y la de la II será ya una imitación que aparecerá en monedas y billetes
emitidos por la república.
Hispania había sido representada como
una mujer desde tiempos de los romanos y los republicanos españoles la
transformarían en “la niña bonita” o “la libertad”, alegoría que personificaría
los valores adoptados del triunfo de la libertad y de la razón durante la
revolución francesa frente al despotismo monárquico en 1792, representado por
la figura de la “Marianne francesa” que recordaba a la diosa Atenea y portaba
un gorro frigio y un ramillete. Célebre es la famosa pintura de Eugène
Delacroix: “La libertad guiando al pueblo”.
El diario “La flaca” de tendencia
republicana, desde su creación en 1869 fue uno de los primeros que realizó
representaciones de la “niña bonita”. En 1873, el dibujante catalán Tomás Padró
Pedret (firma seudónimo AW) Dibuja en este periódico una alegoría femenina
majestuosa y sosteniendo con su brazo derecho la balanza de la justicia y con
el izquierdo la tabla de las Leyes de la República Federal. Ataviada con la
clásica toga romana completamente roja y un gorro frigio, símbolo asociado a la
libertad; también aparece la triada republicana con su lema Libertad, Igualdad,
Fraternidad, el triángulo masón, incluso el gallo como unión con el país
vecino. El detalle del pecho descubierto se relaciona con la práctica de
alimentar a sus pobladores, considerados como hijos de la patria. Las alas son
un símbolo de la victoria tomado de la escultura clásica, al igual que las
hojas de laurel que asoman por encima de su cabeza. La balanza es un símbolo
tradicional de la Justicia que se le presupone a cualquier poder político. El
gorro frigio es una especie de caperuza de forma cónica pero con la punta
curvada, normalmente confeccionado con lana o fieltro. Aunque sus orígenes
están en el Mundo Clásico, constituye un símbolo de la libertad, de la razón y
del republicanismo que fue muy difundido durante la Revolución Francesa.
Destacan dos elementos de inspiración
francesa. El primero es el gallo que hay a los pies de la mujer, que es símbolo
de vigilancia, del despertar a una nueva era y de combatividad (aunque a los
monárquicos recalcitrantes les sirvió para hacer el chiste fácil de que la
República era más puta que las gallinas). El segundo es el triángulo grabado
detrás, que recoge los tres principios de la Revolución Francesa (Libertad,
Igualdad, Fraternidad). Además, aparecen numerosas referencias a las
actividades económicas como vehículo para lograr el progreso de la nación. A la
izquierda, un haz de trigo, verduras, frutos, una hoz y una colmena alusivos a
la agricultura. A la derecha, el caduceo de Mercurio y varios mástiles de
barcos en referencia a la importancia del comercio, junto con otros símbolos
relacionados con las artes, las letras y las ciencias, como un globo terráqueo,
una cámara fotográfica, un libro, un busto escultórico y una paleta de pintor.En
el paisaje del fondo aparece un labrador arando el campo con sus bueyes, otra
vez una mención a la agricultura, un poste de telégrafo y varias chimeneas de
fábrica, referidos a la industria, y al otro lado la bocana de un puerto, para
señalar la importancia de la navegación. En resumen, todos ellos elementos y
circunstancias que pretenden augurar un futuro próspero y feliz al nuevo
régimen político. Las letras “RF” entre hojas de laurel son las iniciales de
República Federal.
El periódico “La Ilustración”, también
republicano, el 15 junio 1871 publica una alegoría femenina similar a la
francesa, con un gorro frigio, portando en su mano derecha una corona de laurel
y en su mano izquierda una bandera con las palabras “libertad, igualdad y
justicia”, además aparecen otros símbolos como el triángulo masón y un león a
los pies de la dama.
La Segunda República. La Mariana
Española símbolo de la libertad.
Con la proclamación de la segunda
República el 14 de abril de 1931, la iconografía alegórica de España
continuaría siendo la “Niña Bonita” o “Mariana Española”, inspirada en la
Mariana francesa, es decir, ataviada con túnica y gorro frigio (amén de otros
adminículos como la balanza de la justicia, el león -atributo de la diosa
Cibeles-). El rasgo más significativo, es que la alegoría de la II República
aparecerá siempre con los colores de la bandera republicana : el rojo, el
amarillo y el morado. Tambien la balanza que significa la justicia y la
igualdad.
La Segunda República emitió en 1933 una
moneda de plata con valor de una peseta, donde figuraba una mujer con rama de
olivo, pero esta vez en posición sedente. Esta representación se consideró como
la alegoría de la república, pero muchos autores afirman que es una variante de
la alegoría de Hispania. Un año antes de estallar la contienda civil (1936) se
emitiría un billete de 10 pesetas con la cabeza de una mujer con corona mural.
Durante la Guerra Civil Española, la
rubia acuñada en latón era posiblemente la moneda de una peseta más popular en
el bando republicano y aparecía un busto femenino con la leyenda REPVBLICA con
la letra V romana en vez de la U, por imitación a las leyendas de las monedas
romanas donde aparecía la alegoría hispana.
Luis Egea
Fuentes
consultadas:
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