“… Palos a la madriguera”
Artículos de
Opinión | Adolfo Padrón Berriel* | 28-11-2012 |
Así finaliza
un dicho muy nuestro que viene a referirse a esa tendencia, tan propia de
muchos, de actuar a destiempo después de haber dejado escapar las oportunidades
efectivas o de haberlas mal logrado a conciencia. Esa misma tendencia parece,
por su extensión, una competencia básica trabajada muy a conciencia en la
“escuela” política convencional.
Resulta
demasiado frecuente escuchar a representantes de los partidos al uso esgrimir
engañosas justificaciones para eludir su responsabilidad sobre las actuaciones
pasadas, al tiempo que se esconden tras una actividad tan febril como tardía e
improductiva –mala conciencia la suya-. Casi siempre juegan al despiste, pues
no hay reacción más primaria e instintiva que la de señalar a otros cuando los
hechos te marcan como culpable.
En política,
al menos en esa política a la que nos hemos acostumbrado, es bastante habitual
“tirar la piedra y esconder la mano” mientras se ordena a los sicarios: “hagan
que parezca un accidente”. El objetivo final de estos próceres es
permanecer inmaculados o al menos, salir airosos y silbando, mientras cruzan
las manos a la espalda. La cuestión es seguir optando a “cortar el bacalao”.
Veinte años
gobernando Canarias. Veinte años timoneando el navío, con la prestancia por
turnos de los dos grandes partidos, para que todo siga patas arriba. Las mismas
estadísticas vergonzosas que nos sitúan como periferia de la periferia. La
misma ultra dependencia de un exterior alejado en la geografía y distante en la
relación. Idéntico el séquito empresarial y similares los intereses sobre la
que gira toda acción política.
Durante todo
este tiempo, ni se ha trabajado por diversificar nuestra economía, ni se han
modificado las condiciones que sustentan nuestra frágil estructura social. Sol
y cemento; playa y alquitrán. Al son de fondos estructurales europeos y de acuerdos
financieros con el estado, hemos asistido a la destrucción de nuestro sector
primario y a una degradación progresiva del territorio y el medio ambiente, al
servicio de puros beneficios especulativos disfrazados de interés general.
Hemos visto florecer, como amapolas, complejos hoteleros, rotondas y centros
comerciales –uno por manzana-. Nos han bendecido con tranvías y muelles
deportivos -en casi cada ensenada- y nos han explicado por qué había que
descatalogar espacios y especies protegidas o incluso desahuciar pueblos
enteros de nuestra geografía, para construir mega infraestructuras
aeroportuarias o vestir de asfalto gran parte de nuestro limitado suelo isleño.
Viviendo en
una tierra potencialmente rica en energías limpias y alternativas, cuya explotación
supondría disponer de un auténtico motor de cambio en todos los aspectos de
nuestra vida, desde lo económico a lo social, desde lo colectivo a lo
individual, nos han condenado a seguir dependiendo, hasta el bochorno, de los
magnates del petróleo y del gas y de los vaivenes de un mercado inestable y
depredador.
Disponiendo
de competencias para regular una fiscalidad al servicio de la mayoría, optaron
por legislar para ahorrar impuestos y gastos a una minoría fagocitaria y
autocomplaciente, siempre dispuesta a “untar”, generosamente, a sus
benefactores.
Ahora las
“vacas gordas” se han retirado a otros pastos; ahora ni al más friki de los
frikis se le ocurre tararear aquello de “europe´s living a celebration”;
ahora el estado central, gobernado por la rancia derechona entregada a los
poderes financieros, se desentiende de todo y de todos -¿cómo no de las
provincias de ultramar?-; y es precisamente ahora, cuando a éstos, a los de
siempre, se les aparece la Virgen: ¡La ocasión la pintan calva y tonto el último!
Es el momento de señalar a Madrid como el enemigo común de todas y todos los
canarios y el culpable de todos nuestros males. ¡Qué sensación de alivio da
escurrir el bulto!
Y ahí van y
se guiñan el ojo unos a otros; y se hacen carantoñas y se invitan mutuamente
para sentarse a discutir las bases de un proyecto patriótico contra el abuso y
el desprecio centralista; y hasta se hacen proposiciones para configurar
alianzas de cara a futuribles comicios electorales; y en algún caso, hasta
hacen suyo el hartazgo de la calle y nos llaman a la rebelión y a la
resistencia.
El asunto es
que el común de los mortales olvide que ya estuvieron y fueron actores
principales en la obra que nos ha traído hasta aquí. El asunto es asegurar su
propia continuidad en escena.
Así que,
“después del conejo ido,..…” No será con éstos mimbres con los que habremos de
hacer el cesto.
… Y lo
triste, es que habrá quien pique.
Canarias a
27 de noviembre de 2012
* Miembro
de co.bas-Canarias y de Canarias Por La Izquierda-Si Se Puede
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