Los muertos de la tele
Artículos de
Opinión | José A. López Camarillas * | 27-11-2012 |
Pese a ser
la primera causa de muerte violenta en España, no es habitual encontrar
noticias relacionadas con suicidios. Y es que, salvo en casos puntuales, los
medios de comunicación evitan este tipo de informaciones para prevenir un
posible “efecto contagio”.
Sin embargo,
de la mano del problema de los desahucios, estos sucesos han pasado del más
profundo de los silencios al primer puesto de la actualidad española.
¿Irresponsabilidad, presión al gobierno o casualidad?
Nadie da
puntadas sin hilo. No es ningún secreto que los grandes grupos de comunicación
marcan la agenda mediática del país de acuerdo a los intereses de sus
propietarios: los poderes económicos. Al fin y al cabo, son empresas que buscan
beneficios más allá de los monetarios. De ahí que algunas de ellas asuman
pérdidas sin problema.
Entonces,
¿qué ganan estos capitalistas desestabilizando un gobierno que les beneficia y
poniendo a la banca en el punto de mira de la ciudadanía? Recordemos que son
los bancos los principales accionistas de los grupos mediáticos.
La respuesta
es simple: mantener el statu quo. Suena paradójico, ¿verdad? Las calles comienzan
a ser una olla a presión. Se desborda el problema de la vivienda, que entronca
con numerosas particularidades de la crisis del capitalismo en el estado
español, y comienza a inundarse de realidad el feliz escenario de papel cartón
que nos habían colocado delante.
Esa fuerza
la ha sabido canalizar muy bien la Plataforma de Afectados por las Hipotecas.
Es tan justa su causa y tan evidente la problemática, que los lobbies de poder
y sus voceros no han encontrado de momento la forma de criminalizarla. Esto ha
permitido que gran parte de la clase trabajadora se haya volcado con ella sin
reparos ni prejuicios.
Es decir, se
ha fraguado un poder popular combativo (alejado de las moralinas cristianas de
poner la otra mejilla), muy activo, con amplio respaldo de la sociedad y que
cosecha victorias por día. Algo muy peligroso para la clase propietaria si no
consigue frenarlo a tiempo. Y más cuando la PAH señala claramente quiénes son
los enemigos contra los que combate.
Por esa
razón, los poderes económicos quieren que el conflicto se suavice desde arriba
bajo su tutela. Pretenden bajar la presión y desmovilizar el poder popular con
un mal menor para sus intereses y unas reformas con letra pequeña.
No es casual
que los suicidios lleguen ahora a los medios de comunicación ni causal que días
después se reúnan PP y PSOE para buscar una solución. Después de las
movilizaciones de la PAH, una capitulación del gobierno, por pequeña que fuera,
sería reconocer que la lucha obrera da sus frutos y devolver la fuerza a un
pueblo dócil por desesperanzado.
Necesitaban
una excusa para intervenir “de oficio” sin legitimar la solidaridad y el
combate de los trabajadores. Una excusa que ellos mismos han creado con su
industria propagandística. ¿Acaso no había hasta hace unas semanas gente que se
quitaba la vida por la presión de este sistema genocida?
No nos
engañemos. Estamos asistiendo a un macabro teatrillo, con muertos de por medio,
para tratar de perpetuar un sistema que se les va de las manos. La intención es
eliminar a la organización independiente, poderosa porque se mueve por
convicción en vez de por dinero, y rescatar a un PSOE en caída libre para que
pueda seguir actuando como oposición de paja y mantener la estructura del
estado capitalista.
Pero ya no
cuela. Cada vez hay menos personas que creen en las marionetas. Somos el pueblo
trabajador y lo queremos todo. Ya no nos conformamos con las migajas de los
burgueses. El camino, marcado hace décadas, vuelve a estar despejado.
Organización y lucha de clases. Juntos, sí se puede.
* Periodista
y militante de clase
Fuente: http://tercerainformacion.es/
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