LAS AVENTURAS
POLÍTICAS Y FINANCIERAS DE UN EX COMUNISTA QUE TERMINÓ SIENDO MINISTRO DE AZNAR
(I)
Miembro de mil y un consejo de administración, financiero, inversionista,
asesor de un sin fin de empresas, multimillonario...
Miércoles,
28 de noviembre de 2012
Por Máximo
Relti - Canarias Semanal
Josep Piqué, el
flamante ex ministro de José María Aznar, será a partir de ahora el nuevo
presidente del Consejo de la empresa "Vértice Servicios
Audiovisuales", filial de la productora que preside Manuel García
Durán, encargada del suculento negocio de pujar por los contratos de
externalización de las televisiones autonómicas.
Sólo a lo largo del presente año Josep Piqué, que también es presidente
de "Vueling" , ha añadido a su haber cuatro nuevas poltronas
en Consejos de Administración de grandes empresas. Aparte de su cargo en la
filial de "La Productora", ha entrado en Ezentis, en Sanjosé
y en EADS como consejero indepediente. Pero es que, además, este
catalán acaparador de sustanciosos cargos, ostenta la
representación de los intereses del Gobierno de España en la matriz de
Airbus, de la que posee el 5,54 por ciento a través de la Sepi.
El que en un día fuera ministro de Industria y Energía del gabinete del
ultraconservador José María Aznar, pasando luego a ocupar las
carteras de Asuntos Exteriores y de Ciencia y Tecnología, se ha
convertido en uno de los "ex políticos" más demandados por las
grandes empresas multinacionales, a las que no duda en prestar su valioso
"asesoramiento". ¿Se trata, pues, de un hombre de
excepcionales cualidades cuyos consejos resultan imprescindibles para el buen
funcionamiento de la gran empresa? En absoluto. Piqué no hace sino dar
continuidad a la línea histórica que desde la época de la dictadura franquista,
han seguido todos los ministros y presidentes de los gobiernos subsiguientes.
Quienes han estado insertos en el andamiaje gubernamental utilizan sin
rubor alguno las relaciones y contactos que han establecido en el curso
de sus gestiones ministeriales para colocarse posteriormente en ubicaciones
privilegiadas de la gran empresa privada. Por ello, no resulta extraño que sin
haber dejado de ser ministro, los comentaristas de prensa anuncien
desde ahora un puesto en Repsol al canario José Manuel Soria.
Y es que granárselo - hay que reconocerlo- se lo está ganando.
Según se comenta en medios digitales y de la prensa menos oficialista, citando
fuentes confidenciales, Josep Piqué ha confesado más de una vez
que entre sus ambiciones más codiciadas se encuentra ser el futuro presidente
de Repsol. Incluso hay quienes le reprochan que aprovechando los
conflictos generados por el ERE en la Compañía Iberia, Piqué
esté operando bajo cuerda para ocupar la dirección de la maltrecha aerolínea.
Todo un Maquiavelo en el teje maneje de las rifas de los Consejos de
Administracion.
Pero el rosario de "pertenencias" de Piqué no concluye con los
cargos citados. El ex ministro del gabinete de José María Aznar forma
parte, igualmente, del Consejo asesor de la cadena hotelera Hotusa,
de ING España, de UPS, de Seat o del despacho Cremades
& Calvo Sotelo, entre otros muchos.
DE LA
"REVOLUCIÓN DEL 68" AL PROCELOSO MUNDO DE LOS NEGOCIOS
Josep Piqué no es, desde luego, el típico conservador mesetario, tosco y
sin idea de lo que tiene por delante. Mientras su amigo José María
Aznar malgastaba su tiempo escribiendo cartas rancias en la
prensa falangista del Madrid de principios de los setenta, defendiendo
la figura de José Antonio Primo de Rivera, Josep Piqué se adscribia a la
juventudes "rebeldes" de las postrimerías del
franquismo. Josep Piqué, el hijo del último alcalde franquista de Cataluña,
quiso lavar su genealogía familiar y se puso a militar en el grupo Bandera
Roja, en cuya jefatura se encontraba otro desertor de la izquierda, el ya
fallecido Solé Tura. . Posteriormente Piqué, con sus compañeros
de grupo pasaría a engrosar las filas del PSUC, la otrora famosa y
sólida organización de los comunistas catalanes.
El hoy multimillonario Piqué formó parte de aquella
"progresía" de papel cuché que pasó del "hay
que cambiarlo todo" de los años setenta, a descubrir las "mieles"
de la economía de mercado en los 80. De repente, los antiguos rebeldes del 68
descubrieron que con contactos y relaciones no resultaba imposible hacerse
millonario. De forma que el "ex revolucionario" Piqué se
metió de lleno en el proceloso mundo de los negocios, de los grandes negocios,
en aquella España felipista en la que según el ministro socialdemócrata Solchaga
"todo el mundo podía hacerse rico en poco tiempo".
Y Piqué, de la mano de Javier de la Rosa, se hizo rico,
inmensamente rico.
¿UN TECNÓCRATA?
En 1996, sin ser todavia militante del Partido Popular, gracias a su
estrecha amistad con Anna Birulés, la ministra de Ciencia y
Tecnología, Piqué fue llamado por José María Aznar para que
ocupara la cartera de Industria. En el curso de la segunda legislatura
aznariana, Piqué fue convertido en ministro de Asuntos Exteriores
y, también, en titular del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Cuando los "populares"
fueron desalojados del gobierno por el otro partido turnante, Pique se
vio obligado a ocupar la presidencia del Partido Popular en
Cataluña. Pero después de haber ostentado cargos de tanta relevancia, ser
presidente de una organización política en un territorio comanche, donde
no tenía una maldita rosca que comerse, no era apetitoso para un
personaje con aspiraciones tan ambiciosas como las de Josep Piqué.
De forma que se dejó de perder el tiempo y retornó eufórico al mundo de las
finanzas.
UN HALCÓN
ILUSTRADO
Se equivocan aquellos que mantienen la creencia de que Piqué fue
fundamentalmente un tecnócrata "aséptico", sin grandes
preocupaciones fuera del dinero y del brillo público. Ni de coña. Como
ministro de Asuntos Exteriores su agenda diplomática estuvo orientada a
la defensa de la política agresiva del gobierno de George Bush, no
solo en Oriente Medio sino también en América Latina. Durante su
mandato en Exteriores apoyó públicamente al presidente golpista
venezolano Pedro Carmona Estanga, aquel empresario, presidente de
las Camaras patronales venezolanas que quiso acabar por las armas con el
gobierno popular de Hugo Chávez . Aunque tampoco el gesto es como
para echarse manos a los pelos, teniendo en cuenta que en Canarias, el
presidente de la Comunidad autónoma, rl "progre" Román
Rodríguez hizo lo mismo, y apenas ya hay nadie que lo recuerde.
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