martes, 24 de septiembre de 2013

SEGONA CARTA JACOBINA


 Artículos de Opinión | Víctor Sánchez | 23-09-2013 | 
Elementos del discurso de Jean Luc Mélenchon en la fiesta de la Humanité celebrada en París. Septiembre 2013, comentado por un jacobino empordanès.
Decía Mélénchon: Amigos y amigas, es hora de ponerse en frente de los poderosos con toda claridad. Es hora de salir de los discursos ambiguos (¿no es acaso la Vía Catalana el paradigma de la ambigüedad?)

Amigos y amigas, la claridad implica afirmar hoy, con toda rotundidad, que Europa entera está padeciendo un golpe de estado financiero. Para llevarlo a cabo, su primera estrategia es fragmentar, dividir, enfrentar. El objetivo es desplazar más y más dinero desde los bolsillos del trabajo a las bolsas del capital. Para llevarlo a cabo nos insisten en que cada nación tiene su fundamento en una cultura, en una religión, sí, tienen una visión religiosa de la nación, mientras llaman nuestra atención en este sentido, ellos están preparando, sin que los pueblos lo sepan, la armonización de dos grandes mercados. Es el gran mercado transatlántico, la unión en un gran mercado de Europa y América del Norte. Esto implica un cambio en la jerarquía de las leyes, es decir, en un libre mercado sin trabas, la norma menos exigente va a prevalecer.El golpe de estado necesita de una maniobra de distracción. (Hay una escena central en la película JFK de Oliver Stone, se trata de cuando el funcionario del Pentágono le explica al fiscal de Nueva Orleans cómo funciona un golpe de estado. Lo fundamental es llamar la atención hacia un hecho escandaloso, pero en realidad secundario. Del mismo modo que los que asesinaron a Kennedy llamaron la atención de la gente sobre Oswald , hoy en día, en España, el golpe de estado se está llevando a cabo aprovechando un enfrentamiento despótico o absoluto: Barcelona – Madrid. En la pelicula de JFK, el funcionario del Pentágono insiste sobre cuál es la verdadera pregunta que debe hacerse el fiscal: ¿a quien beneficia el asesinato del presidente Kennedy? Del mismo modo, hoy los responsables políticos de IU deberían preguntarse a quien beneficia el asesinato de España. Cayo Lara propone cambiar la Constitución para poder votar un referéndum en Catalunya no se sabe exactamente qué , mientras se está produciendo una deconstrucción a nivel europeo que desplaza el lugar real de la soberanía muy lejos de la Pça de Sant Jaume y alrededores. Por otra parte, los militantes de IU debemos preguntarnos por qué los responsables de nuestra organización en Europa no están llamando la atención del pueblo español sobre los acontecimientos decisivos que se estan produciendo en estos momentos en Europa que nuestros socios franceses del Front de Gauche sí que están planteando con absoluta claridad)
La jerarquía de las normas va a ser cambiada, en un mercado eurousamericano vendrán y os dirán a todos y todas, las normas vigentes en vuestro país han sido todas rebajadas. (es Maastricht corregido y aumentado) Esto nos lleva a la pregunta fundamental: ¿quién manda? ¿sobre quién recae la soberanía? Por otra parte, algunas de estas normas vienen de una legislación europea que no habéis votado nunca (la legislación que el Conseller Mas Cullell dice preferir: antes Bruselas que Madrid. O por otra parte, toda la propaganda con que CiU va a bombardearnos sobre lo bien que estarán las pensiones en la Catalunya del nuevo estado de la Vía y es por supuesto un engaño populista que no tiene ninguna conexión con la realidad de lo que está sucediendo en estos momentos en Europa y en el mundo).
El nuevo atraco contra la soberanía de los países consiste en que los pueblos ya no podrán protestar contra estas normas europeas que no han votado. Existe otro ejemplo de lo que está pasando sin que sea advertido por la gente: las empresas, cuando tienen conflictos entre sí, los resuelven delante de un tribunal de arbitraje que no está sometido a ninguna legislación y que toma sus decisiones en función de: análisis de situaciones, contexto, jurisprudencia... pero no en función de la legislación vigente en ningún estado. En la inmensa mayoría de los casos, la decisión tiene que ver con la correlación de fuerzas enfrentadas y no con la justicia. El tribunal de arbitraje, pues, ha abolido la legislación actual en provecho de tal o cual acuerdo. Ni siquiera el Parlamento francés ha podido oponerse, hasta ahora, a que en el tratado que se está negociando para construir el mercado transatlántico que los tribunales de arbitraje no existan.
Cuando un gobierno, digamos de izquierdas, llegue al poder en un país y decida implementar políticas contrarias a las grandes empresas: nucleares, etc. va a tener que pagar indemnizaciones millonarias a estas empresas, no ya por expropiarlas, sino por los planes que pensaban llevar a cabo en el futuro, como ya está pasando. Imaginad un pequeño país que tenga que defender sus intereses frente a estas grandes fuerzas empresariales. Este es, amigos y amigas, el golpe de estado que paso a paso va llevando a la práctica la revolución neoliberal (por supuesto que la Vía Catalana, consciente o no, es coadyuvante a la estrategia de este golpe de estado en España, cuyo objetivo último es fragmentarnos y reducirnos a la impotencia delante de las fuerzas del mercado. La misma Aguirre ha aconsejado a Cataluña que vuelva a "marcarse como objetivo ser la autonomía líder de España", y ha asegurado que "comprende" a los catalanes indignados con "el sistema del café con leche para todos que no reconoce la especificidad de Cataluña". En este sentido, ha llamado a "revisar el Estado de las Autonomías a fondo, evitar los gastos inútiles y dar cabida a las ambiciones legitimas".
¡Por supuesto! El ala neoliberal del PP está en la maniobra: ¿al nuevo ente lo llamarán estado confederado? ¡Qué más da! Precisamente por esto, el debate sobre “el dret a decidir” está, hoy por hoy, completamente alejado de la realidad, la ofensiva está teniendo lugar en otra parte que tenemos totalmente abandonada. Después de lo dicho por Doña Esperanza, deberíamos preguntarnos si hay fuerzas dentro de la derecha española y catalana que al ser conscientes de la jugada, mantienen una posición ambigua, pero pueden pasar a la resistencia como pasó en Francia en el 42 por patriotismo republicano)
Están provocando un cambio radical en el mundo en el que las empresas transnacionales son soberanas, la ley no tiene ningún valor, las naciones no existen. Es preciso, camaradas, que hagáis el esfuerzo de ir hasta el fondo de este razonamiento. Debemos comprender todas sus implicaciones para llegar a un punto que nos concierne a todos y todas: Cómo debemos pensar la democracia en el futuro. Hay entre nosotros una gran desconfianza hacia el nacionalismo y con razón, puesto que el nacionalismo es la guerra. La idea de nación era al principio una idea de izquierdas, nacida en el siglo XIX en Valmy, el pueblo gritaba ¡Viva la nación! Y no se referían ni a la lengua ni a la religión sino a la soberanía popular. (En Valmy, el ejército popular de masas, enfrentado a los profesionales que servían a las tiranías monárquicas, vacilaba. La desbandada de la república se hacía evidente. Entonces, el General Kellermann, alzando la bandera tricolor lanzó esta arenga: ¡Ciudadanos! Hoy debemos luchar aquí por la nación. A esto respondieron los zapateros, carpinteros, albañiles... convertidos a toda prisa en soldados. ¿Por la nación? ¿Pero qué es la nación? Y Kellermann respondió: ¡La nación es: Libertad, Igualdad y Fraternidad! y el pueblo en armas se alzó al grito de ¡Viva la nación!).
Jean Jaures dice: la cuestión se resume en quien decide, quien ejerce la soberanía. La cuestión es la recuperación del poder por los ciudadanos. El ciudadano es quien ejerce el poder. Debemos preguntarnos en qué cuadro es posible esta recuperación y qué tipo de lucha necesita. Hay que refundar Europa de la A a la Z. Europa es actualmente el lugar de la confiscación de la soberanía popular y no el lugar donde se ejerce la soberanía. (Y que por lo tanto, la Vía Catalana debe clarificar su posición al respecto. Y es obligación de la ciudadanía que esto se lleve a cabo. El mismo Salvador Espriu lo decía en sus versos cívicos: “Volgueu nets camins clars, tots vosaltres i jo, no tolereu enganys, ni vosaltres ni jo”)
Este no es un mensaje antieuropeo. La tradición de la izquierda es la construcción política de Europa para evitar la guerra, pero no queremos que por medios pacíficos nos impongan ahora lo que antes intentaron por medios militares. La expoliación de los pueblos para pagar tributo al capital, que es exactamente lo que está pasando.
Estamos pagando tributo al capitalismo, un capitalismo que ya no quiere poseer los medios de producción, que quiere poseer las patentes y obligarnos a trabajar mientras controla las pensiones, los hospitales, las escuelas, los créditos... y de esta manera nos domina mejor, obligándonos a trabajar sin asumir ningún riesgo. Debemos defender con uñas y dientes, por ejemplo, la denominación de origen de nuestros productos agrícolas, sin los cuales no hay ni agricultura de calidad ni soberanía alimentaria posible, ni protección del territorio. Pero no tomemos la refundación de Europa ejemplo a ejemplo, tomemosla por el principio por el que se ejerce la soberanía, y ¿cual es ese principio?: ¿Qué es la nación? Una única y sola cosa, la comunidad legal. La ley. La misma para todos, votada por todos. Allí donde existe una comunidad legal, existe una nación, allí donde no existe comunidad legal, no existe la nación. Es un punto de vista filosófico y político muy profundo, nuestro concepto de nación, la nación no es un color de piel, ni un sexo ni una religión, ni incluso una lengua, camaradas, puesto que la lengua francesa hoy la compartimos con otras naciones. Si en Valmy, los franceses hablaban lenguas distintas, en el proceso de construcción de la nación republicana se unificó la lengua para preservar la igualdad ante la ley y hoy hemos ido más allá, la lengua francesa ya no nos pertenece, la compartimos con veintinueve naciones. Lo que nos define no es la lengua, es la comunidad en la ley, la ley que hemos votado todos y que obedecemos todos. Si no votamos todos la misma ley, la ley es ilegítima y entonces el pueblo se fractura. ¿Qué quieren los contra revolucionarios? Quieren fraccionar la comunidad nacional, cortarla en pequeños trozos, construir un derecho de geometría variable, para luego poder poner en cada trozo un derecho social de geometría variable, para que los trabajadores no sean pagados de la misma manera según la región, para no tener todos los mismos derechos, para eso vendrán los grandes enteradillos ( léanse las últimas declaraciones de Aguirre) para que nos digan: ah, pues en nuestro país esto es distinto, porque en nuestro país somos diferentes, y necesitamos condiciones particulares y en nombre de estas condiciones particulares van desarticulando el derecho. He aquí lo que está previsto a medio y corto plazo en la legislaciones que vienen. La unidad y la indivisibilidad de la república no significa la caricatura que hacen de ella, como si todos los franceses tuvieran que marchar al mismo paso. La unidad y la indivisibilidad de la república significa la unidad y la indivisibilidad de la ley, la misma para todos. (Acaso en la España autonómica, la escuela, la sanidad...: ¿la ley es igual para todos?) ¿Qué queremos nosotros? Que la ley sea también la misma para todos en toda Europa, para todas las competencias nacionales que deleguemos en Europa. Por eso, la refundación de Europa pasa por la armonización fiscal, por la armonización social. (Todo lo contrario de lo que pretenden los mensajes de CiU sobre las futuras pensiones de los catalanes y sobre la futura mejora de las condiciones de vida a costa de desarmonizar las condiciones de vida del resto de españoles. Quizás esta mejora sucediera en un primer momento, pero después veríamos a las empresas del Baix Llobregat deslocalizarse para ir a Zaragoza, por ejemplo. Ya no tendrían necesidad de desplazarse a Marruecos. Evidentemente, algunos saldrían ganando, otros no). Lo que está ocurriendo hoy en Europa es lo contrario de la idea republicana: esta diferencia de derecho de un país a otro, que permite poner en contra los trabajadores de un país y otro. El nacionalismo conduce a la competición entre los pueblos, organizada metódicamente por los capitalistas que organizan leyes diferentes según los distintos países, lo que hace que tengáis la impresión de que el polaco o el checo nos roba el producto de nuestro trabajo. Esto lo podéis comprobar en nuestro propio país cuando veis gente que está trabajando en la obra y está siendo pagada en las condiciones de su país de origen. Esto está pasando en todos los tajos de Francia ahora mismo. Lo sabemos. Así es como las cosas están sucediendo, camaradas, y es por esto que la idea de nación no nos debe dar miedo. La nación es el espacio dónde se opera la formulación de la ley. Y este no es el papel del parlamento europeo actual. En este parlamento no se debaten leyes. Yo no soy un nacionalista, soy un patriota (en el sentido que le daban los revolucionarios de la gran revolución a este término. Aquí hay que recordar la declaración de la Asamblea Nacional Francesa: la Patria en peligro del 11 de julio de 1792.) y como patriota os debo decir que la Francia es nuestro punto de apoyo, camaradas, basta de sueños fuera de la realidad, (¿Cuál es el punto de apoyo de los trabajadores de Sepharad? así es como llamaba Salvador Espriu a España) Si gobernamos este país nos encontraremos en la posición en la que se han encontrado nuestros camaradas de Venezuela, de Bolivia, de Ecuador. ¿Creéis que los mercados nos dejarían actuar? ¿Creéis que nos dejarían socializar, organizar y planificar la economía bajo principios ecológicos? ¿Creéis que nos dejarían proponer la ley única e indivisible en toda Europa? ¿Creéis que nos dejarían? Por favor, no seáis ingenuos. (amigos de la CUP ¿qué proposición hay al respecto?) Claro que no! ¿Creéis que los EEUU, que escuchan todas nuestras conversaciones telefónicas, no hacen nada para evitarlo? ¿Creéis que no hacen nada contra aquellos que están buscando liberarse? ¿Creéis que no son capaces de llegar al asesinato? Claro que no os dejáis engañar, sabéis perfectamente como yo que no paran nunca. El 11 de septiembre ha sido 40 aniversario del atentado contra Salvador Allende.
Entonces, la República Francesa, es decir, la ley votada por todos y para todos, y nada más que ésto, y sin embargo, todo esto, entonces, la República francesa es el punto de apoyo para la revolución ciudadana. Debemos reconstruirla sin olvidar lo que está sucediendo en Europa. El cuadro nacional es el primero que podemos gobernar, y desde él hacer proposiciones a otros pueblos. Debemos, en primer lugar, ser una nación soberana, es decir, tener un pueblo soberano y para ser soberano hay que ser independientes, camaradas, independientes, nadie manda aquí que no sea el pueblo francés y por consiguiente, debéis aceptar pues todas las consecuencias de esto. En primer lugar, ¡no tenemos nada que hacer en la OTAN! La OTAN quiere organizar lo que llaman la familia occidental y Francia no es una patria occidental, es una República con vocación universal, somos una nación universalista. Estamos más cerca de Venezuela y de los otros países del Alba que de la OTAN. (Nosotros debemos, en primer lugar, tener capacidad de defendernos. Deberían tomar nota de esto Teresa Forcades y Arcadi Oliveras y todos aquellos catalanes cargados de buenas intenciones que proponen una Catalunya desarmada y al mismo tiempo socialista, el infierno está empedrado de buenas intenciones, algo parecido sucedió en la Alemania Oriental, cuando un grupo de clérigos de diversas religiones decidieron encabezar, tal como explica Rafael Poch en “La Quinta Alemania”, un proceso semejante que conservara todo aquello que la RDA tenía de benéfico y corrigiera aquello que había sido maléfico. Todos deberíamos saber que llegó la derecha de Helmut Khol y de ellos nunca más se supo)
Este es el plan y la concepción de la soberanía de Francia. Enfrente tenemos el discurso de la extrema derecha: el no hay nada que hacer... el pesimismo: que nuestra educación no vale nada... En segundo lugar la política es sucia, está corrompida, los partidos no sirven para nada, todos son corruptos, el gobierno tiene que estar en manos de expertos y técnicos (discurso habitual en los medios catalanes por ejemplo: Niño Becerra en Tele Ca La Vanguardia) Una vez sembrada la desconfianza en las instituciones, y en uno mismo, el último obstáculo para su proyecto es el miedo al otro, al vecino, a otro color, a otra lengua y como defensa ante el miedo de uno mismo y hacia los otros han introducido el Front National, la protección de todos bajo el paraguas del Front Nacional, pero éste no tomará nunca el poder en Francia, nunca, nunca.
(En Catalunya, en cambio, el Front Nacional, al que llaman de otra forma ambigua, amparado en sentimientos, símbolos y mitos, ¿llegará al poder? Puede ser, si no somos capaces de hacer respetar, también desde la izquierda, el imperio de la ley votada en su momento, nos guste o no, por todos los españoles, catalanes incluidos. Pero no basta quedarse aquí, debemos introducir la racionalidad mediante un proceso constituyente que deberá perseguir, en tiempo y forma, la reconstrucción de la soberanía popular. Admitiendo que la transición no cumplió, en realidad, este objetivo, deberíamos preguntarnos cuales son las estructuras que dejó intactas, y al mismo tiempo ser conscientes que esta rémora viene a sumarse al golpe de estado contra la soberanía popular que tuvo su primer acto en Maastricht. Si llegamos a cumplir este primer paso del proceso, habremos definido nuestra causa. De la causa puede nacer la voluntad si sabemos, unos y otros, pasar del sentir al pensar, nos faltará después, todavía, acumular la fuerza y los medios necesarios en un proceso de duración incierta. Afirmar que las condiciones no se dan en estos momentos, no es rendirse, es preguntarse si la confluencia, en un espacio de reflexión y debate, ha empezado o si por el contrario sigue la guerra de tribus: astures, cántabros, indiquetas, layetanos... Quien pregunta ya responde: No existe de ningún modo la hegemonía cultural necesaria para ninguna República en ninguna parte de Sepharad. La propuesta de abrir un multiproceso constituyente corre el riesgo de abrir la puerta al coro de tenores huecos que cantan a la Luna si no se produce desde el punto de apoyo real que existe en estos momentos: el estado español. Si el debate tiene como eje la construcción de la nación en el sentido republicano del término, el imperio de la ley deberá buscar el pacto entre dos principios antagónicos como son la libertad y la igualdad, para ello deberá recurrirse a la tercera pieza del triángulo, la fraternidad o solidaridad. Discutir cómo estos principios dejan de ser abstractos para convertirse en leyes es el primer objetivo del proceso, al final tener presidente electo por sufragio universal, en un territorio, es la consecuencia, no el origen de la República.
En este sentido, son muy abstractas numerosas frases oídas o escuchadas sobre la Vía Frentista, por ejemplo: Una Catalunya independiente o confederada, con un nuevo y progresista contrato social entre trabajadores y capital, podría ser, paradójicamente, la inesperada resolución de la contradicción social española, mal resuelta con los cañones franquistas en 1939. ¿Se imaginan ustedes cómo Oraciones así, podrían paradójica e inesperadamente, hablar por sí mismas, frente a la Troika en 2014.
Si hasta ahora todo han sido frases solemnes y romanzas ( sentimiento, es un sentimiento ha dicho Aguirre y contra los sentimientos no se puede luchar ha repetido) pronto vendrá el choque con la cruel realidad escondida tras las barras, la estrella y el sentir: La contradicción europea ha estallado en plena Vía, por partida triple: la primera fractura pasa por estar dentro o fuera. Asimismo, FUERA se rompe, al menos, en dos: recrear un paraíso fiscal (sic) o un paraíso neo.socialdemocrata a la noruega,o quizás algo parecido o similar que inesperadamente...... Nada de esto parece preocupar al PP más neoliberal. Con estos mimbres no hay punto de apoyo ni estado catalán que valga. La coral no ha parado de criticar la Transición, pero esta Vía, de momento, no conduce a parte alguna. Esto no es que vaya va a ser peor que la Transición. Ya es peor, mucho peor. I espera que no ha estat res.








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