La resolución 687 de Naciones Unidas considera este
componente químico como un arma de destrucción masiva
NATALIA CASTRO 01-09-2013
- 16:43 CET
Lo que nació como un
inofensivo pesticida en la Alemania de 1939, al menos para el ser
humano, ha acabado convirtiéndose en un arma letal que amenaza la estabilidad
internacional y a la vida de cientos de civiles en conflictos armados. El
último, el de Siria.
También conocido como GB, el gas sarín es un
líquido químico que en su estado gaseoso puede usarse como arma química y como
uno de los más potentes agentes nerviosos.
·
Según el secretario de Estado
de EEUU, John Kerry, su país tiene las pruebas necesarias para
afirmar que el pasado 21 de Agosto,
el responsable de muchas de las muertes del ya no tan supuesto ataque
químico, fue el gas sarín. Pero ¿Qué es este gas?
También conocido como GB, es un líquido químico que en su estado gaseoso
puede usarse como arma química y como uno de los más potentes agentes
nerviosos.
A diferencia de otros gases químicos también usados en conflictos
armados, destacar el conocido gas mostaza, llamado así en parte por su
color, el gas sarín es incoloro e inodoro. Una característica que
dificulta aún más que pueda ser detectado en el ambiente.
La resolución 687 de la ONU inscribe a este componente dentro
de la lista de armas de destrucción masiva hasta tal punto que, desde
1993 se considera ilegal la producción y almacenamiento de gas sarín.
¿Qué efectos produce en el ser humano?
El gas sarín actúa como un insecticida, razón de su invención,
potenciando sus efectos y afectando directamente el sistema nervioso.
Así, los impulsos nerviosos son continuamente transmitidos y alterados, hasta
tal punto que los músculos y órganos se relajan en exceso.
Las personas afectadas por gas sarín, ya sea al contacto con la
piel, con los ojos o respirado, suelen morir por asfixia al no responder los
músculos implicados en la acción de la respiración. Al ser un líquido,
también se puede afectar al ser humano al tocar o ingerir un líquido.
Además, durante 30 minutos después de la exposición, en la ropa de
la persona afectada puede quedar residuos de gas sarín que se expandirían y
contagiarían a otros personas.
Este componente químico vuelve a la palestra después de que
Estados Unidos, en voz de su secretario de Estado de EEUU, John Kerry, afirmara
tener pruebas de su utilización en Siria. Pero la historia nos
habla de otros conflictos en los que este gas ha tenido su papel. Aunque es
difícil de confirmar, en su momento se denunció su uso en la guerra de
Irán e Iraq en la década de los 80; así como en dos ataques terroristas
sufridos por Japón en los 90 a manos de una secta religiosa.
Fuente: www.cadenaser.com
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