Memoria Histórica |
Plataforma Comisión de la Verdad | 23-09-2013 |
Raimundo Celayeta Bizcarra, hijo de Narciso Celayeta
(primer inspector de carnes de Durango 1880 aprox), inversor y sastre de
profesión poseía acciones en sociedades mineras como “Minas de Cala”, poseía
una sastrería enfrente de la carcel de Durango que transformó en punto de ayuda
a los refugiados con el inicio de la guerra en 1936.
Fue acusado de ser el inductor de los fusilamientos
ocurridos después del Bombardeo de la villa por parte de la aviación italiana.
El punto de ayuda a los refugiados y su casa fueron los primeros lugares en ser
asaltados por las tropas fascistas del general Mola, tras la caída del frente
de Asturias volvió a Durango donde fue detenido, encarcelado y juzgado en
consejo de guerra con la acusación de inducción a los fusilamientos de Durango,
saliendo libre de la miama
Pero aún hoy hay un documento en el archivo histórico
de Durango:
en el que se le acusa de ser el inductor de los
fusilamientos de esa localidad
Salió de la carcel y murió “atropellado” por un guadia
civil de servicio en 1963. Su hijo mayor Narciso Celayeta murió asesinado en la
comisaría de los municipales de Durango en 1966. Los papeles y documentos que
demuestran esto están depositados en la Comisión de Derechos Humanos del
Gobierno Vasco para ser declarados víctimas de la violencia Política. Hay
también falsos testimonios levantados desde el Ayuntamiento de Durango contra
otros familiares que convivían en la misma vivienda como es el caso de Gil
Vizcarra
.
Así se dio y se da la persecución a un grupo familiar.
Habría que explicar la famosa frase del fascista
general Mola : ”respetaremos la vida y la hacienda de aquellos que no tengan
las manos manchadas de sangre”, y explicar como las falsas acusaciones vertidas
desde la administracion pública provocaron el genocidio y expolio de un grupo
familiar como la familia Celayeta-Vizcarra, aún hoy hay mentiras en forma de
documento público en el Archivo Histórico de Durango que no son mas que
mentiras históricas que tuercen la realidad y que son silenciadas por una
administración pública creada para el silenciamiento de las diferentes
prácticas y crímenes que se producen desde el estado. casos como estos de
persecución de un grupo familiar deberían de ser vistos en una Comisión de la
Verdad, sobre todo para poder restablecer la verdad histórica y ser conscientes
de cual es la realidad en la que verdaderamente vivimos.
Raimon Bikandi
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