La integración de nuestra “identidad” fotográfica en el Big
Data de Facebook supondrá la consolidación del registro personal más
grande a nivel mundial y de una riqueza de datos que una vez cruzados y
relacionados correctamente puede ser tremendamente detallado.
El primer intento de identificar usuarios ya se estrelló
en la UE
Ya a finales de 2010, Facebook comenzó a integrar este
reconocimiento facial en las fotos publicadas por sus usuarios. Lo que llevaría
a un proceso en diversos países como Irlanda o Alemania que pronto se
extendería por buena parte de la UE y finalmente terminaría con una retirada de
dicha función, aunque con la reserva de una eventual vuelta tras una depuración
legal.
El pasado Febrero, la auditoría llevada a cabo por
miembros del Comisionado de Protección de Datos irlandés y un regulador de
protección de datos alemán constató la eliminación de las bases de datos
vinculadas a las imágenes de los usuarios afectados en la UE como parte de
un acuerdo mediante el que la compañía aceptaba ese borrado para no entrar en
conflicto con diversas directivas nacionales de protección de datos. La
extensión del proceso a toda la ciudadanía de la unión confirmaba que el
conflicto legal no estaría de parte de la compañía de la red social.
El asunto terminaría resuelto con un nuevo casillero en el
que poder desactivar nuestra identificación y etiquetado, junto con un aumento
en los parámetros de gestión de privacidad de cada usuario.
Otra vuelta de tuerca en la identificación masiva de
usuarios
Este anunciadocambio de su política nos lleva de nuevo
a la integración de datos, esta vez no desde el etiquetado e identificación
voluntario, aunque con posibilidades de ser restringida, sino desde la foto de
nuestro perfil. La elección de dicha foto no es un elemento inocente dado que
se trata de la única imagen pública, que queda fuera de las restricciones que
podemos gestionar. Este hecho, junto con el de que la mayor parte de los
perfiles utilizan una imagen real, abre la puerta a una identificación
masiva.
La justificación inicial de este cambio es la supuesta
posibilidad de facilitar el etiquetado y el rastreo de este por parte de los
usuarios, en palabras de la responsable de privacidad de Facebook, Erin Egan.
Así se abre la posibilidad de eliminar el etiquetado de nuestras fotos. Lo que
también es cierto es que con ello el etiquetado se confirma por parte del
propio interesado y si no se elimina queda almacenado mediante un proceso que
aumenta la capacidad de identificar usuarios. De nuevo, si no estamos
pendientes de nuestra privacidad y pasamos a configurar sus parámetros de forma
voluntaria, se pasará por defecto a ceder más aspectos personales en favor de
la empresa de la red social.
Estos cambios se encuentran ahora mismo formulados en forma
de propuesta a la comunidad de usuarios, a la espera de recibir una respuesta
orientativa. Es decir, sondear la opinión pública y prospectar las dudas
legales que puedan aparecer para poder seguir adelante con el proceso o
matizarlo. Sin embargo, la nota no aclara el futuro uso de dicha foto aunque
viene a corroborar el interés de la compañía en los aspectos relacionados con
el reconocimiento facial.
Facebook es consciente del deterioro que su imagen puede
sufrir. En este sentido debemos interpretar su recién estrenada política de
transparencia, con un formato similar al que ya utilizan Google o Twitter. Las
sucesivas noticias a propósito del escándalo de espionaje mundial y la
necesaria colaboración de grandes companías de internet no dejan de
situarnos en un escenario comprometido en la que la puesta a disposición de
datos de origen personal integrados en un Big Data sin igual en la historia nos
expone especialmente, sobre todo cuando cada vez es mayor la incertidumbre
respecto a su empelo final.
Fuente: www.eldiario.es
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