Además del movimiento contra la guerra, entre los manifestantes había
organizaciones políticas, como La Izquierda (Die Linke) y el KPD, antiguo
Partido comunista de la extinta República Democrática Alemana (RDA),
ecologistas, anti-fascistas, alterglobalización y LGTBs.
Internacional
| Daniel Rodríguez Bogas - Tercera Información | 19-06-2013 |
Centenares
de berlineses se congregaron el pasado 17 de junio en la muy significativa plaza
de Bertolt Brecht (Berlin-Mitte) para mostrarle la tarjeta roja al
presidente de EEUU, Barack Obama. por su imperialista política exterior y el
uso terrorista de los aviones no tripulados, conocidos con el nombre de Drones,
que ya se ha cobrado millares de vidas inocentes, muchas de ellas de niños, en
países como Paquistán y Afganistán. La convocatoria se llevó a cabo un día
antes de la visita del mandatario norteamericano a la capital germana donde
habrá de tener un encuentro con su par, Angela Merkel.
Un
espléndido sol baña de luz la plaza homónima del autor de Madre Coraje y, a la
hora prevista, daba comienzo la acción protesta. Eran las 17 h. y la gente iba
sumándose, entre un fuerte despliegue policial, a los activistas que
desplegaban pancartas contra la guerra y con distinas alusiones: Siria,
Afganistán, Guantánamo, la OTAN, los cinco heroes cubanos y el bloqueo a Cuba,
Assange, Manning, Hammond, Snowden y el pántera negra Mumia. De un
camión-escenario dónde se le “leería la cartilla” a Obama sonaban canciones
Hip-hop y Funk contra la guerra (Tupac, Edwin Starr, entre otros) y portaba un
cartel de insuperable y clarividente ironía: aparecía Martin Luther King, con
la leyenda de su antológica frase ’I have a dream’ y debajo el paradógico nobel
de la paz, Barack Obama diciendo sonriente ’I have a Drone’.
Además del
movimiento contra la guerra, entre los manifestantes había organizaciones
políticas, como La Izquierda (Die Linke) y el KPD, antiguo Partido comunista
de la extinta República Democrática Alemana (RDA), ecologistas, anti-fascistas,
alterglobalización y LGTBs. Había manifestantes de todas las edades y de
distintas nacionalidades, entre las que se distinguían a ciudadanos y
ciudadanas sirias que portaban banderas de su país al tiempo que protestaban
contra la intervención de fuerzas extranjeras en Siria y el papel de EEUU y la
UE en la guerra desatada por sus propios intereses; no hacían ningún tipo de
alusión a Al-Assad, únicamente portaban banderas sirias.
Una hora
después, a las 18 h., se leyeron distintos manifiestos que denunciaban las
guerras de Irak, Afganistán, Libia y Siria; el espionaje orwelliano del
gobierno de Obama, las cárceles secretas, Guantánamo, sus cínicas condenas a
Irán mientras no dice nada de Israel y la violación sistemática de los derechos
humanos más básicos del pueblo Palestino. No faltó la solidaridad con el pueblo
turco, ni se escapó de alusiones la propia Angela Merkel, pidiendo una condena
al gobierno de Erdogan y sacándole también tarjeta roja por su participación en
la OTAN.
A cada
punto, los manifestantes exhibían las tarjetas rojas, que iban repartiendo
organizadores vestidos como prisioneros de la cárcel de Guantánamo, ante la
mirada de curiosos y transeúntes que o bien se quedaban a husmear, o se unían
con grato asombro a la reivindicativa acción ciudadana. A continuación, el acto
prosiguió con una marcha que atravesaba Friedrichstraße hasta llegar a la
Brandenburg Tor, para acceder finalmente, a la puerta de la embajada
norteamericana. La marcha se llevó a cabo en medio de un ambiente festivo que
la música y el buen tiempo facilitaban, pacífico y sin ningún tipo de incidencia.
Durante la marcha, el número de personas aumentó en forma considerable, de modo
que al llegar a la puerta de Brandenburgo el número de manifestantes rondaba
los 2000. Paralelamente, al llegar a la embajada el despliegue policial se
incrementó exponencialmente. Este dispositivo ciertamente presentaba un rostro
menos amistoso.
Antes de dar
por finalizada la jornada antimperialista de condena a Obama, pero también a la
OTAN y a la también premiada con el nóbel de la paz para acrecentar la infamia,
Unión Europea, se procedió a leer un texto del renombrado intelectual
estadounidense Noam Chomsky (1), el cual denunciaba que Obama había
resultado ser peor incluso (¡tarea ya de por sí complicada!) que el propio
George W. Bush.
Aunque no
hubo ningún altercado importante, hay que dejar constancia del episodio que,
aunque no pasó a mayores, pudo ensombrecer la pacífica jornada de lucha contra
la guerra y por la democracia que se protagonizó ayer.
Al finalizar
el acto, no fueron pocos los manifestantes, que se quedaron un poco más en la
plaza, disfrutando de la suave y agradable brisa que ya, a poco de dar las 21
h. se agradecía, deliberando e intercambiando impresiones de lo acontecido, al
mismo tiempo que algunos periodistas que se habían demorado en llegar, todavía
tomaban fotografías y entrevistaban a alguien más, mientras los organizadores
iban recogiendo materiales y acomodándolos en el camión.
Poco a poco,
la gente se fue dispersando tranquilamente al tiempo que pasaban turistas, y
varias unidades policiales cercaban el tránsito a la puerta con una actitud que
desentonaba con la naturalidad y calma con que la gente se iba marchando.
Entonces a algunas personas, entre las que se encontraba quien escribe, le
fueron impedido el acceso (recordemos que estamos hablando de un lugar al aire
libre, ¡la puerta de Brandenburgo!) por donde pasan decenas de turistas
constantemente como también ese día. A mí una joven agente, robusta y seria, me
ordenó literalmente a que diera la vuelta si no quería tener problemas. Lo único
que llevaba en una mano era la pequeña cartulina roja que habían repartido para
amonestar simbólicamente a Obama. A otro grupo, de personas de la tercera edad,
que tenían banderas ya recogidas y pancartas o carteles guardados también le
obligaron a detenerse y dar toda la vuelta cuando la entrada al metro y tren
estaba a pocos metros de allí. Tras un poco de algarabía, todos optamos por
ceder y “no tener problemas”. Los policías se fueron en pocos minutos, por lo
que quienes todavía allí seguíamos pudimos acceder al transporte público sin
problemas.
Así, de un
modo tan estúpido, lo que fue un acto denuncia pero lleno de alegría y civismo
pudo convertirse en otra cosa. Afortunadamente, nadie entró al trapo de esas
provocaciones. De momento, le sacamos la tarjeta amarilla. La roja la tenemos
reservada para Obama y los enemigos de la paz mundial. Como las consignas que
se han gritado... ¡Obama die rote Karte! Imperialismus die rote karte!
Kapitalismus die rote Karte!
Enlaces relacionados:
(1) Artículo
que contiene extractos del texto que se leyó para concluir la movilización http://www.tomdispatch.com/post/175...
Cobertura de
la prensa alemana:
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