Los restos
de los soldados exhumados esta mañana en Álava. | Efe
- La 'típica fosa de cuneta' esconde más cuerpos que no podrán ser recuperados
Efe | Zigoitia (Álava)
Actualizado jueves
04/04/2013 16:59 horas
Los restos
de diez soldados del batallón comunista Perezagua muertos en 1936
durante la Guerra Civil han sido exhumados esta mañana en Zigoitia (Álava) en
una "típica fosa de cuneta" que esconde más cuerpos que no podrán ser
recuperados.
El equipo
forense ha podido desenterrar diez esqueletos aunque la fosa común se
extiende por debajo de la carretera -que cubrió el yacimiento al ser ampliada
hace algunos años-, circunstancia que hace imposible recuperar todos los
cuerpos.
Por ello, el
forense y presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Francisco
Etxeberria, ha señalado que esta exhumación es "simbólica" y que
los cuerpos de estos diez milicianos "representan a aquellas otras
personas a las que nunca" se podrá encontrar.
Una vez
recuperados estos restos se intentará extraer ADN y cotejarlo con
posibles familiares, ya que la Sociedad Aranzadi y el Gobierno Vasco cuentan
con listados de personas que murieron durante la guerra en este lugar.
En todo
caso, Etxeberria ha avanzado que será "verdaderamente difícil"
conseguir identificaciones porque se trata de soldados que al parecer
fallecieron en la batalla de Villarreal (Legutiano) y podrían ser originarios
de distintos lugares, y no es un enterramiento de civiles del pueblo, lo que
facilitaría el cotejo de su ADN con el de posibles familiares.
Esta fosa
común se encuentra junto a la iglesia de Etxaguen, uno de los pueblos
que integran el municipio de Zigoitia, a escasos metros del cementerio, donde
finalmente se enterrarán los cuerpos y donde se erigirá un monolito en homenaje
y recuerdo a las víctimas de la Guerra Civil.
El primer
homenaje ha tenido lugar esta mañana junto a la misma fosa, donde se ha
colocado una ikurriña y una ramo de flores. Al acto han acudido más de
medio centenar de vecinos y autoridades como el portavoz del Gobierno, Josu
Erkoreka; el alcalde de Zigoitia, Mikel Lasheras; y la presidenta de
la junta vecinal de Etxaguen, Marisol Hernando.
Erkoreka ha
exaltado la memoria de estos "gudaris que murieron por defender la
legalidad democrática" y ha instado a "sacar una conclusión" de
este episodio: "Que nuestra convivencia presente y futura no se vea
alterada, que los derechos humanos no se vean quebrantados de una manera
violenta porque alguien ejerza la defensa de la democracia y la libertad".
El portavoz
del Ejecutivo ha animado a construir una "identidad colectiva"
en torno al "respeto a ultranza de los derechos fundamentales" y una
convivencia "pacífica basada en el respeto mutuo y en el renuncia radical
a la violencia".
En el acto
también ha participado el párroco del pueblo, Félix Placer, que ha
querido ver en la exhumación de los cuerpos un "símbolo de
reconciliación", al tiempo que ha abogado por "mantener la memoria
histórica, sin odio y rencor, sino con fraternidad".
Vecinos
Fueron los
propios vecinos de Etxaguen los que promovieron la exhumación de los cuerpos,
ya que los más mayores tenían constancia de que junto a la iglesia había una
fosa común.
Pese a
contar con una idea aproximada de su ubicación, costó encontrarla, según ha
reconocido Etxeberria, conocido por su intervención en la autopsia de los
restos del presidente chileno Salvador Allende y por su participación en
el caso de Ruth y José, los hermanos de Córdoba asesinados supuestamente
por su padre, José Bretón.
Hace un mes
el equipo forense localizó el yacimiento y en los tres últimos días se han
desenterrado los restos de diez soldados, que al parecer fueron inhumados con
ropa, ya que también han aparecido objetos personales como botones, mecheros,
monedas y un lápiz.
Etxeberria
ha explicado que es frecuente encontrar lapiceros en las fosas comunes
porque los soldados lo utilizaban para escribir cartas desde el frente o la
cárcel a su familia y ha detallado que hoy en día se conservan algunas de estas
misivas escritas con lápiz.
"Ese
lapicero puesto en nuestra manos, en el siglo XXI, nos obliga a todos, cada uno
desde su responsabilidad, a seguir hablando de esta historia en tono positivo y
reivindicando los derechos humanos hacia el pasado y el futuro", ha
considerado el forense.
Fuente: www.elmundo.es
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