El Ateneo Republicano de Vallekas junto con la Asociación de Vecinos de Alto del Arenal organizó el pasado sábado 13 de abril, un año más, la ya tradicional Paella Republicana.
España |
Tercera Información | 17-04-2013 |
El buen
ambiente y el sol primaveral iluminaron una fiesta donde la alegría fue la
protagonista en esta nueva edición, la undécima. Como cada abril, la Plaza del
Nica, ubicada en el barrio de Vallekas, se cubrió de banderas tricolores y se
conmemoró en ella el triunfo de la II República a la vez que se animaba a la
lucha y reivindicaba la necesidad de una III República vacía de corruptos, de
recortes y expolios que están sumiendo a la clase trabajadora a la miseria. Con
estas palabras daba comienzo esta gran fiesta, en la cual, se batió este año record
de asistencia.
Este año se
eligió una plaza, como ya se ha hecho tradición, para renombrarla. Desde que se
empezara con la Plaza del Nica, en cada paella se van revistiendo las calles y
plazas de Vallekas con los nombres de aquellos vecinos que han sido un ejemplo
de lucha a lo largo de toda su vida para que sus nombres no queden en el
olvido. Trifón Cañamares, Piedad Arribas, Bruno y María, Rosario Monterola o
José María Tercero son algunos de los nombres que hoy dan nombre a nuestros
paseos. Este año el elegido fue José Luís Arce, un histórico luchador que
comenzó su militancia en el Partido Comunista en la clandestinidad y fue
encarcelado en varias ocasiones por el franquismo. Arce como le llaman todos
los vecinos, es una de esas personas que acompañan la lucha de un barrio que se
alza en pie de guerra ante cualquier adversidad y que ha sembrado con su
ejemplo la semilla de una juventud que tiene la obligación de continuar su
lucha. A ritmo de la charanga del barrio se fue en cortejo a colocar la placa
al homenajeado, sus palabras demostraron a todos lo mucho que merecía el
reconocimiento del barrio.
A las dos de
la tarde se empezaban a servir las paellas, una tarea que se prolongó hasta las
4 de la tarde, pues fueron más de 800 paellas las que se sirvieron. La gente
esperaba paciente pues el ambiente era inmejorable. Jóvenes, ancianos y niños
se agrupaban en torno a sus mesas. Algunas montadas con los manteles que los
propios vecinos bajaban de sus casas, mientras, otros vecinos bajaban sus
tortillas, sus empanadas, cualquier cosa valía con tal de estar en la fiesta.
Los vecinos, previsores bajaban las sombrillas y sus mesas ante el
desbordamiento de gente, cualquier esquina y cualquier sombra valía de cobijo
del sol que acompañaba, para reunirse a cantar, a bailar, a festejar, a
compartir.
Un teatrillo
de marionetas amenizó la comida. Tras la historieta que representaban se
escondía un gran contenido social que no dejaba ningún tema de actualidad en el
tintero, tratados con gran ironía e ingenio. Tras esto los asistentes apuraban
sus paellas y sus cervezas y se preparaban para bailar con la música del
incansable e inmejorable cubano y vallekano Orlis Pineda. Sus canciones se
prolongaron casi hasta la recogida, donde entre música cubana y canciones de Silvio
Rodríguez despedíamos la jornada casi a las 20 horas, cansados pero con
sensación de satisfacción al saber que el sentimiento republicano está
creciendo.
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