Manzano fue un militante muy
respetado. El colectivo de la Juventud Comunista de su distrito lleva su nombre
pero además, ha sido condecorado con la medalla de la ciudad en 2010, y el 19
de julio de 2013 se inauguró un parque con su nombre en su barrio.
Memoria Histórica | Alejandro Sánchez Moreno * |
02-04-2015 |
A pesar de lo que se nos diga, la Historia nunca la hacen
los llamados grandes hombres. La Historia de la lucha antifranquista, como la
de todas las luchas de liberación, se construyó en base a enormes sacrificios
de personas anónimas que nunca serán reconocidas lo suficiente. Personas como
Francisco Manzano, histórico militante comunista andaluz que nos dejó el pasado
1 de abril, volviendo a sumir en el duelo a toda la organización sevillana, una
organización que parece estar siendo víctima de una broma macabra del destino,
y que ha sufrido en muy poco tiempo la desaparición de algunos de sus
militantes más queridos.
Manzano era vecino de la Barriada de las Huertas y sevillano
de adopción. Nació en Linares en 1929, pero siendo apenas un niño se vio
obligado a emigrar con su familia a Sevilla, ciudad en la que conoció la
miseria que vivían los inmigrantes que llegaban a la capital en búsqueda de oportunidades.
Su padre, bibliotecario de la CNT, fue represaliado tras la el triunfo del
levantamiento fascista de 1936, y sería esto, unido al conocimiento en primera
persona de las terribles condiciones de vida que soportaba su clase, lo que
impregnaron en él un carácter rebelde.
Paco, harto de las injusticias que se sucedían en la
dictadura, se unió a la lucha por su derrocamiento. Ingresó en una célula
clandestina del Partido Comunista de España en un momento extremadamente
delicado. La II Guerra Mundial había terminado, y se pensaba que el fascismo en
España iba a caer del mismo modo que lo había hecho en Alemania e Italia. La
dirección del PCE, decidida a dar la puntilla a un régimen que consideraba
moribundo, envió a España a algunos cuadros curtidos en las guerras de
liberación, y comenzó una seria reestructuración de su organización que
rápidamente se convirtió en diana de las autoridades franquistas. En plena
expansión represiva, Manzano fue captado por el Comité Regional que se
constituyó en Andalucía y, como trabajador de RENFE que era, se le encargó la
distribución de las publicaciones del partido desde la imprenta que tenía la
organización en Jerez. Su osadía le costó cara, y el verano de 1948, lo
detuvieron con sólo 18 años. A pesar de las terribles torturas a las que fue
sometido, nunca delató a ningún compañero y tampoco dijo dónde estaba la
imprenta.
Cumplió tres años de cárcel y al salir fue desterrado, pero
nada de esto quebró su compromiso y por eso siguió trabajando en la reconstrucción
del PCE y las Comisiones Obreras. En 1977 la amnistía general y la legalización
del PCE permitieron a Paco salir de la clandestinidad, siendo readmitido en
RENFE y elegido delegado sindical de la empresa por CCOO hasta su jubilación,
fecha en que pasó a formar parte de la ejecutiva del Sindicato de Pensionistas
y Jubilados, sustituyendo años después en su secretaría general al recordado
Rafael Manjón. Manzano no dejó de luchar hasta el fin de sus días, y además de
su actividad en el sindicato, fue elegido responsable de la Asociación de
Expresos y Represaliados Políticos de Sevilla, entidad desde la que, tras una
larga batalla, consiguió que el Ayuntamiento erigiese un monolito sobre una de
las fosas comunes del cementerio.
Manzano fue un militante muy respetado. El colectivo de la
Juventud Comunista de su distrito lleva su nombre pero además, ha sido
condecorado con la medalla de la ciudad en 2010, y el 19 de julio de 2013 se
inauguró un parque con su nombre en su barrio. Manzano será enterrado la semana
que viene en el monolito que él mismo inauguró, y que queda ahí para recordar a
las generaciones futuras quienes fueron los verdaderos demócratas de este país.
Porque la libertad no la trajo a España un rey, sino aquellos hombres y mujeres
que como Manzano, conocieron cárceles y destierros, y soportaron torturas,
asesinatos y humillaciones, pero que aun así nunca se rindieron, ni dijeron
jamás dónde estaba la imprenta.
* Sección de Historia de la FIM de Andalucía.
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