Una
trama fallida de Vargas Llosa
Lunes, 6 de
abril de 2015
POR PEDRO DE LA HOZ
(*) Nada tiene que ver el extraordinario talento narrativo de Mario Vargas Llosa con
su ejecutoria política. Quien haya leído "La casa verde", "La tía Julia y el escribidor"
y "La guerra del fin del mundo" no encontrará la más mínima huella del genio fabular en
las pésimas tramas que desde hace unos cuantos años desarrolla el laureado
escritor peruano contra todo lo que huela a justicia social, equidad y
auténtico desarrollo humano en América
Latina y el Caribe.
En estos últimos días de marzo
Vargas Llosa ha reincidido. Mientras los ejes concertados en Unasur, el Alba y el G-77 + China se
pronuncian contra el absurdo e injerencista decreto presidencial del inquilino
de la Casa Blanca que criminaliza a las autoridades bolivarianas como una
amenaza a la seguridad nacional de EE.UU., el escritor dedica sus esfuerzos a
promover una campaña en favor de los políticos de la oposición sometidos a
debido proceso en Venezuela por instigar la subversión.
Así convirtió el presunto foro académico
“América Latina: oportunidades y desafíos”, organizado por la Fundación Internacional para la
Libertad bajo el signo del más puro y duro neoliberalismo, en
un espectáculo protagonizado por las esposas de dos connotados guarimberos y
golpistas, sazonado por apelaciones dignas de un folletín.
El novelista halló correspondencia en los exmandatarios peruanos Alan García y Alejandro Toledo,
pero no pudo implicar al presidente Ollanta Humala en el sainete. Herido en su
amor propio, Vargas Llosa se explayó contra los gobiernos de América Latina —“timoratos” les llamó— que renovaron su apoyo a
Venezuela y manifestaron el deseo de resolver el diferendo entre EE.UU. y esa
nación de forma pacífica y civilizada. Y fue más lejos cuando los acusó de “complicidad con quienes están destruyendo
a Venezuela, convirtiéndola en una segunda Cuba”.
Claro que en el discurso del escritor Cuba no podía faltar. Se trata de una vieja obsesión que
se remonta a inicios de los años 70 del pasado siglo, tempranamente advertida
por Haydée Santamaría en
los días en que Vargas
Llosa se desmarcó de la Revolución cubana. Una obsesión que ha
ido tocando fondo no solo a lo largo del columnismo del autor replicado en
publicaciones españolas y latinoamericanas, sino en las acciones de la
Fundación Internacional para la Libertad, donde coincide el novelista con el
terrorista de origen cubano Carlos
Alberto Montaner.
Todo pasa porque Venezuela
le duele a un individuo que pronosticó la inviabilidad democrática del proceso
bolivariano y observa, porque a fin de cuentas es inteligente, que sus
vaticinios están lejos de cumplirse. En cuanto a Cuba, sencillamente escapa a
su comprensión. Debíamos haber sucumbido poco después de la caída del muro de
Berlín, pero a Vargas
Llosa y compañía le hemos aguado la fiesta.
(*) Pedro de la Hoz es un escritor cubano.
Fuente: http://canarias-semanal.org/
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