Se habla mucho del bipartidismo como el enemigo a quebrar.
Pero el enfoque que supone ese propósito puede que traiga más problemas de los
que pretende resolver.
En primer lugar, dirigiendo el foco de atención de la praxis
política y de la interpretación del acontecimiento políticos en esa dirección
se está cayendo en una simplificación tan cómoda como peligrosa. No se ve
porqué el bipartidismo es menos perjudicial que el multipartidismo salvo en que
éste puede “dar voz” a minorías y a alternativas que de otra manera quedaban
acalladas. Pero el multipartidismo seguirá sin resolver el problema de que la
política continúa consintiendo en “dar voz” y no dar gobierno. La “voz” seguirá
siendo, esencialmente, una delegación de la soberanía popular en otros. Seguirá
funcionando el mecanismo de que el pueblo no gobierna sino que elige a los que
hayan de gobernarle, cosa muy distinta. Multipartidismo o pluripartidismo,
sobre ambos sigue pesando el defecto de la democracia (¿democracia? ),
representativa: la renuncia al ejercicio de la soberanía por el ejercicio de la
actividad de los “ mejores”, los “ elegidos” que actúan en nombre de todos,
autorizados y confirmados en su “ superioridad “ del resto del vulgo por el
hecho de haber sido “ elegidos”. (como una reactualización y nueva versión del
discurso roussoniano de “ el pueblo ingles cree ser libre cuando vota, etc,…
por el de “ el pueblo español cree ser libre cuando borra el bipartidismo ,etc
etc, ).
Es muy expresivo el término mismo de representar, como el
acto de presentar algo o alguien ante otro u otros. En el acto de representar
siempre hay otro que se supone que es quien debe decidir o resolver pues en
caso contrario ¿ porque habría que presentársele nada?. De cualquier manera
implica que para la realización del acto o su legitimación debe de ser
presentado ante otra instancia que transciende al autor del acto sin cuya
presentación no alcanza realidad o eficacia. El acto de representar es por lo
tanto , ya en origen, una alienación de la decisión.
Quizás incluso el multipartidismo agrave el abismo entre
representatividad y democracia concebida como gobierno del pueblo (, gobierno
delos pobres y muchos en que todos gobiernan y son gobernados por turno y en
que todos ejercen las magistraturas por turno sin exclusión de, riqueza,
cultura o competencia tecnica) . Esto se producirá por el mecanismo de que el
multipartidismo , dada la mayor dificultad de gobernabilidad que entraña .,está
forzosamente abocado al pacto y al acuerdo político, es decir abocado a un
mayor margen de discrecionalidad al arbitrio de los representantes elegidos y
mayor alejamiento del elector. (Recordemos el discurso a los electores de Bristol
de Burke). Nada obliga a que los partidos emergentes.- una vez roto el
bipartidismo- haya de estar forzosamente más a la escucha de sus electores que
los que componían el bipartidismo. Y aun así, aunque lo estuvieran- cosa que
como digo nada garantiza- seguiría funcionando el sistema de “voz y voto” pero
no autogobierno.
Otro de los efectos colaterales de multipartidismo por su
naturaleza de abocado al pacto es la inclinación inevitable que habrán de tener
hacia la “realpoilitik”.( Ciertos síntomas del asomo de esa realpolitik se
vislumbran en algunas declaraciones de pretensión critica , recientes del líder
de algún partido emergente del género “ se está muy cómodo quedándose en los
principios”).
No deja de ser sospechoso que los medios mayoritarios- o sea
la voz de las oligarquías- insistan y celebren tanto en que el nuevo fenómeno
político en el país es el adiós al bipartidismo. ¿Porque no pueden evitar
mostrar que les guste tanto?¿ Quizás porque esa ruptura no es ninguna amenaza a
la oliogarquia dominante sino todo lo contrario ?¿ Quizás porque el relevo del
bipartidismo por el multipartidismo da una aparente mayor legitimidad
ideológica de urgencia a la desprestigiada democracia representativa? Algo
huele mal. Esta mañana he oído decir al multipartidismo susurrándome: “Si tanto
me elogian,¿ qué habré hecho de malo?”
Miguel Angel Domenech
Fuente: La Cabaña de Babeuf
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