LUCÍA
MÉNDEZ
Actualizado: 03/04/2015 17:56
horas
"¿DÓNDE
está el PP?". La pregunta de José María Aznar en la
última Convención sigue flotando en el aire. Como padre de la criatura, Aznar
apuntó directamente al corazón porque dos meses después, derrota andaluza
mediante, el PP sigue buscándose a sí mismo. ¿Dónde está el PP? Desde fuera, se
le aprecia traspasado por un cúmulo de estados de ánimo de los que informan
siempre fuentes consultadas. Atrapado en una estructura de poder antigua e
inoperante en la que todas las decisiones las toma una persona.
Encelado
en un debate frívolo y absurdo sobre la comunicación que sólo conduce a la
melancolía. Como si cambiando a Carlos Florianopor alguien parecido
a George Clooney pudiera encontrarse el PP a sí mismo y
recuperar a sus votantes. Prisionero de una mayoría absoluta que ha utilizado
sin complejos y sin pararse a pensar en lo que estaba haciendo. Arrepentido de
su falta de sensibilidad a la hora de reparar el dolor de las víctimas de la
crisis. Paralizado por una disciplina casi religiosa que le ha impedido abrir
las ventanas para que entrara el aire. Espantado por llevar en la frente la
marca de la corrupción de Bárcenas. Encerrado en sus antiguas
glorias, el PP tiene miedo de perder porque lleva demasiado tiempo acostumbrado
a ganar.
El
PP tiene miedo de perder porque lleva demasiado tiempo acostumbrado a ganar
En
todos esos lugares anímicos se encuentra el PP. Aunque si alguien quiere
encontrar su cuerpo físico que lo busque en Doñana. Por allí pasea entre los
brotes de la primavera Mariano Rajoy. Y allí está el PP. En la cabeza del
hombre tranquilo cuyo manejo genial de los tiempos ha sido ensalzado hasta el
misticismo por todos los que buscan al PP en el lugar equivocado. Hace mucho
tiempo que las fuentes consultadas ahora quejosas ante lo que se puede avecinar
pusieron al PP en las exclusivas manos de Rajoy, un presidente que confunde el
PIB con el bienestar de los ciudadanos y que cree que gestión administrativa y
acción política son sinónimos.
Es
muy entretenido -y muy cómodo- echarle la culpa al empedrado toledano de Maria
Dolores de Cospedal. Siendo discutible su gestión -o su no gestión- quien
la ratificó en 2012 cuando ya era presidenta de Castilla-La Mancha, desoyendo
todas las voces que le aconsejaron no hacerlo, fue Mariano Rajoy. Vamos a
dejarnos de disimulos. Mariano Rajoy es el presidente del Gobierno, el
presidente del PP, el secretario general del PP, el vicesecretario general del
PP, el portavoz parlamentario del PP, el jefe de campaña del PP, el estratega
del PP y el jefe de comunicación del PP. Si alguien cree que está perdido, que
vayan y se lo digan. A la cara. No creo que coma a nadie.
Fuente:
www.elmundo.es
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