"Las palabras pueden servir
para oscurecer la realidad"
Lunes, 6 de abril de 2015
Por TEODORO SANTANA / CANARIAS-SEMANAL.ORG.- Las palabras pueden servir
para aclarar la realidad o para oscurecerla. Cuando los burgueses
revolucionarios franceses apelaban a los "ciudadanos",
ocultaban el hecho de que esa ciudadanía no era toda igual, y que estaba
dividida en clases con intereses dispares y hasta contradictorios. Para
los burgueses, todos los "ciudadanos" tenemos
los mismos intereses generales, que vienen a ser -¡oh, casualidad!- los
intereses de la burguesía. Una limpiadora de habitaciones es tan "ciudadana"
como el más rico banquero. Todos somos iguales aunque, claro,
unos más iguales que otros.
Cuando un político burgués se refiere al pueblo, siempre utiliza el término
"ciudadanos", como si todavía estuviéramos en la época de
la revolución francesa, hace más de dos siglos. Esconde, de esta manera,
que ni todos tenemos la misma situación social, ni los mismos derechos, ni los
mismos intereses. Y por eso pueden presentar a los representantes de la
oligarquía capitalista como si fueran representantes de todos los
"ciudadanos", de todo el pueblo. Lógico, ya que lo que trata es
de evitar un cambio sustancial en el statu quo. ¿Cuántas obreras, cuántos
trabajadores hay en el parlamento español? ¿Y en los autonómicos?
¿Y en las listas electorales?
"Quien
quiera cambiar el estado de cosas, debe discernir la realidad con
precisión. Debe entender la división social en clases, debe apostar por
la clase con más capacidad para producir los cambios. Y debe emplear el
lenguaje con precisión científica"
Pero aquel que quiera cambiar el estado de cosas, debe discernir la realidad
con precisión. Debe entender la división social en clases, debe apostar
por la clase con más capacidad para producir los cambios. Y debe emplear
el lenguaje con precisión científica. No sólo para ser pedagógico, sino
para entender él mismo la realidad en la que opera. Por eso mismo,
Marx, que llamaba no sólo a interpretar la realidad sino a transformarla,
empleaba el término proletarios para referirse a los asalariados modernos, a quienes
nos vemos obligados a vender nuestro trabajo y hasta nuestra salud para poder
sobrevivir.
Y también por eso, a los politicastros burgueses, representen directamente a la
oligarquía capitalista o formen parte de la más modesta burguesía burocrática,
términos como proletariado o clase obrera no les hacen maldita gracia.
Son muy "revolucionarios", muy crudos. E
impiden seguir pintando el mundo de color rosa. Prefieren
"ciudadanos", "clase media"
y eufemismos similares, como si viviéramos doscientos años atrás en la
Historia.
Basta con escucharlos un poco para reconocerles el cloquío. O sea.
Fuente: http://canarias-semanal.org/
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