Catedrático de
Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra
Vicenç Navarro
04
de Abril de 2015(17:02 h.)
Este
artículo denuncia el comportamiento de la Troika y del Banco Central Europeo,
claramente hostil hacia el gobierno Syriza, comportamiento que se reproduce en
los mayores medios de comunicación en España.
El
ataque, liderado por la Troika (y muy en particular por el BCE), ha sido
despiadado y con mala leche (no hay otra manera de definirlo), extralimitándose
en la brutalidad de sus intervenciones, mostrando que su intención era destruir
al que consideran su enemigo: el gobierno Syriza y sus políticas
antineoliberales
Lo
que estamos viendo en Grecia es un ataque frontal por parte de la Troika -el
Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional-
y de los gobiernos conservadores, liberales y socialdemócratas –comprometidos
con las políticas de austeridad- al gobierno Syriza, forzándolo a renunciar a
sus políticas anti-austeridad en base a las cuales fue elegido en las últimas
elecciones. Ni que decir tiene que hay diferencias en cómo los distintos
gobiernos y los componentes de la Troika han intentado presionar al gobierno Syriza
para que abandone su programa electoral, diferencias que he analizado en un
artículo anterior (“Lo
que se desconoce de las negociaciones con Syriza”, Público,
19.03.15). Pero, a pesar de las diferencias, el ataque, liderado por la Troika
(y muy en particular por el BCE), ha sido despiadado y con mala leche (no hay
otra manera de definirlo), extralimitándose en la brutalidad de sus
intervenciones, mostrando que su intención era destruir al que consideran su
enemigo: el gobierno Syriza y sus políticas antineoliberales, opuestas y
alternativas a las desarrolladas por tales gobiernos, todos ellos de
sensibilidad neoliberal.
El
primer acto de “guerra” (y es la manera de definirlo) se produjo ya diez días
después de las elecciones, cuando el BCE cortó de pronto y a rajatabla su
liquidez a los bancos griegos, en las condiciones que antes había recibido el
gobierno anterior. Fue una decisión cruel, de enorme hostilidad y totalmente
innecesaria, pues el acuerdo aceptado por el anterior gobierno griego permitía
la continuación de dicha liquidez hasta más de tres semanas más tarde. La
intención de tal decisión del BCE era provocar la huida de capitales de Grecia,
desestabilizando la economía y generando un colapso financiero. Este era el
objetivo de una decisión tomada, repito, solo diez días (ha leído bien, diez
días) después de que el gobierno Syriza fuera elegido. El BCE quería la rendición
rápida del gobierno griego.
Dicho
gobierno tuvo que ceder en algunos puntos importantes, como renunciar a la
reestructuración de la deuda. Pero (y es un importante pero) no abandonó ni
renunció a la mayoría de sus medidas anti-austeridad, hecho ocultado en los
mayores medios de información y persuasión españoles (incluyendo los
catalanes). Es más, en febrero de este mismo año, el gobierno Syriza, contando
entonces con el apoyo del 80% de la población griega, forzó un aplazamiento de
cuatro meses en el vencimiento del mal llamado “rescate” que había firmado la
Troika con el gobierno griego anterior. Pongo “rescate” entre comillas, porque
tal dinero no rescató a la población griega, sino a los bancos alemanes y
franceses entre otros (cuando la Troika y los gobiernos europeos, incluyendo el
gobierno Rajoy, les compraron la deuda pública griega que tenían a fin de que
no tuvieran grandes pérdidas), anteponiendo, una vez más, el rescate de los
bancos a la ayuda a las personas, en este caso, a las clases populares griegas.
Ahora
bien, la Troika y los gobiernos del Eurogrupo exigieron al gobierno griego que
señalara los cambios que haría para asegurarles que recibirían tal dinero,
dándole de tiempo para presentar las medidas hasta finales de abril de este
año, prometiendo que se prestarían entonces al gobierno griego 7.200 millones
de euros, como parte del rescate. Pero mientras se hacía esta propuesta, el BCE
añadió otra medida que dañó todavía más la economía griega: se negó a permitir
que los bancos griegos tuvieran acceso al crédito en las condiciones acordadas
con el gobierno anterior, creando un enorme problema para el gobierno griego y
para el país. El intento era ahogar a la economía griega.
La
cobertura de este ataque por los medios de información españoles
Hoy, un
pueblo, el griego, está siendo atacado por el propio gobierno español, y los
medios están apoyando este comportamiento, con un sentido de militancia digno
de una mejor causa. Por favor, proteste
Esto
es lo que está ocurriendo en Grecia. Es importante resaltar que las cantidades
que se están manejando son extraordinariamente pequeñas para el BCE. Pero lo
que el BCE quiere es escarmentar y castigar al gobierno griego y, ni más ni
menos, destruirlo con la ayuda del gobierno Rajoy (y, por desgracia, también de
voces importantes del PSOE y economistas y columnistas próximos a él, que ven
al Podemos griego, Syriza, como su enemigo). Léanse el artículo del
peripatético economista José Carlos Díez, asesor de Zapatero (“Frenazo
brusco en Grecia”, El País, 27.03.15), donde cita lo que él llama el
colapso del crédito y de la economía griega, sin citar en ninguna parte las
medidas hostiles y negativas del BCE y de la Troika, atribuyendo el parón a la
supuesta incompetencia del gobierno griego. Otro ejemplo es el artículo de José
Ignacio Torreblanca (“El error de Tsipras”, El País, 27.03.15), que
llega a escribir que el gobierno Rajoy estaba dispuesto a ayudar al gobierno
griego a fin de derrotar “los dogmas con los que Alemania asfixia el
crecimiento económico”, entre los cuales destacan las políticas de austeridad.
Tengo que reconocer que tuve que leer este párrafo dos veces, pues el grado de
ignorancia de la postura que el gobierno Rajoy ha adoptado en las negociaciones
con Grecia es enorme. Como han documentado varios participantes en las
negociaciones entre el Eurogrupo y Syriza, el gobierno Rajoy fue el máximo
defensor de aquellas políticas de austeridad lideradas por el gobierno alemán,
oponiéndose con gran dureza al gobierno Syriza. ¿Cómo puede la ignorancia o la
manipulación alcanzar tales niveles?
Una
última observación sobre la cobertura de la situación en Grecia por parte de
los medios españoles. Han aparecido muchísimos artículos críticos con el
gobierno griego, algunos escritos con una gran hostilidad. Pero he leído muy
pocos, repito, muy pocos (dos), en los mayores medios de información escritos y
en papel que intentaran entender o presentar una versión distinta, en su
defensa. Invito al lector a reflexionar sobre este hecho, pues debería preguntarse:
¿existe libertad de prensa en este país? Hemos estado viendo y leyendo una
avalancha mediática en contra del sistema político existente en Venezuela,
siendo presentado por los dos partidos mayoritarios del país como una
dictadura. Y, sin embargo, en aquel país hay medios, tanto escritos como
televisivos, de todos los colores, siendo la mayoría de derechas. Cualquier
lector puede comprobarlo. Comparen luego con España. Solo dos artículos
favorables al gobierno Syriza en los cinco mayores rotativos del país. De ahí
que invito al lector a que se pregunte: ¿qué tipo de democracia tenemos en
España? ¿No cree que la respuesta es que se trata una democracia enormemente
limitada e insuficiente? Le sugiero que se movilice protestando y enviando
denuncias de esta situación a los medios. Hoy, un pueblo, el griego, está
siendo atacado por el propio gobierno español, y los medios están apoyando este
comportamiento, con un sentido de militancia digno de una mejor causa. Por
favor, proteste.
Fuente:
www.nuevatribuna.es
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