Una de las comisiones rogatorias
remitidas a Suiza por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, en
febrero de 2010, puede poner al descubierto un gran escándalo en torno a
la cuenta Soleado de Arturo Fasana en Ginebra. El depósito
bancario, vinculado a la cuenta del contable de Francisco Correa, habría
sido abierto con un DNI reservado de los que el Ministerio del Interior
facilita a las Fuerzas de la Seguridad del Estado para sus operaciones
encubiertas. La diferencia estriba en que ese tipo de actuaciones
siempre cuenta con una cobertura legal.
Desde esa cuenta, que no tiene
ninguna relación con la trama Gürtel, se habrían realizado
transferencias a otros bancos y pagos por diversos servicios.
La sociedad de Fasana, Rhone Gestion, pagaba el alquiler de los aviones privados que la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein contrataba para sus viajes de negocios y ocio por Europa.
Los DNI reservados son una fórmula muy restrictiva, articulada desde la Secretaría de Estado del Ministerio del Interior, para proporcionar a los agentes encubiertos una doble o triple personalidad. De esa manera, se les facilita su infiltración en redes delictivas internacionales, vinculadas al narcotráfico, el terrorismo o el tráfico de armas. Pero esas falsas identidades nunca pueden ser utilizadas para operaciones privadas o ajenas a la Seguridad del Estado. El uso de los documentos reservados es muy similar al del dinero de los fondos reservados para combatir el crimen organizado. No suelen dejan rastro y, si esto sucede, las identidades son inexistentes.
Según fuentes del Ministerio del Interior, uno de esos documentos de identidad reservado, que
figura en la lista de los entregados a los agentes de los servicios
secretos del CNI, habría sido utilizado para abrir ese depósito bancario
en Ginebra, vinculado a la cuenta nodriza Soleado. El Confidencial
publicó hace unos días la arisca reacción del bróker Arturo Fasana
cuando los policías españoles, que cumplimentaban una de las comisiones
rogatorias en su despacho de Ginebra, intentaron acceder al contenido de
un archivador: “Si le enseño esta carpeta hunden a España”.
Fuentes de Interior señalaron a El Confidencial cómo se produjo en el último año el reparto de DNI en blanco
para las operaciones especiales. Los agentes secretos del CNI habrían
obtenido entre 50 y 60 cartulinas del documento nacional de identidad,
la Guardia Civil unas 30 y el Cuerpo Superior de Policía, el que menos,
una decena. La Dirección del CNI dispondría de tres DNI reservados.
El departamento de la Secretaría
de Estado del Ministerio del Interior, que desde hace unos años controla
su expedición, está bajo el mando de un capitán de la Guardia Civil,
adscrito al Gabinete de Coordinación y Estudios. El director de este
departamento es el teniente coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de
los Cobos Orihuel, hermano del recién nombrado presidente del Tribunal
Constitucional.
Se da la circunstancia de que
Pérez de los Cobos es uno de los pocos directivos del Ministerio del
Interior que fue designado por el anterior Gobierno de Rodríguez
Zapatero y permaneció en su cargo tras la llegada de Mariano Rajoy a la
Moncloa. Su nombramiento fue publicado en el BOE el 1 de agosto de 2011,
diecinueve días después del nombramiento de Antonio Camacho como
ministro del Interior, en sustitución de Alfredo Pérez Rubalcaba.
La comisión rogatoria cursada a
Berna por la justicia española podría destapar una escabrosa operación
de los servicios secretos y provocar otro escándalo de dimensiones
impredecibles.
La Fiscalía Anticorrupción
española no pudo predecir tales consecuencias cuando, el 28 de diciembre
de 2009, en medio de las investigaciones de la Gürtel, solicitó al
magistrado Antonio Pedreira que cursara a Suiza una comisión rogatoria
para acceder a la información bancaria de la cuenta Soleado. El
escrito de los fiscales señalaba que el grupo de Correa, entre el 10 de
junio y el 21 de julio de 2005, había transferido a una cuenta del
Credit Suisse nueve millones de euros. En la cartulina de dicha cuenta
figuraba el concepto: “Soleado”. En el sumario de la Gürtel existe
abundante documentación sobre la identidad de los titulares de las
diferentes cuentas suizas. En todas, aparece una copia del DNI y un
formulario cumplimentado por los clientes.
El ministerio público en su
solicitud de asistencia judicial alegaba, además, que en ese mismo
banco, Credit Suisse, existía otra cuenta con el número
0251-776-929-abierta con el mismo concepto, “Soleado”, a nombre de: “Sr
Soleado-Arturo Fasana”.
El 1 de febrero, el juez Pedreira, dentro de la pieza
separada de comisiones rogatorias internacionales, reclamó a las
autoridades de Berna la información bancaria sobre tan enigmática
cuenta. El magistrado del Tribunal Superior de Madrid -después la causa
regresó a la Audiencia Nacional- reclamaba a los helvéticos el contrato
de apertura, el extracto de movimientos y el soporte documental de los
mismos, el domicilio de envío de la documentación bancaria y el bloqueo
de los saldos.
El juez apremiaba urgencia “en la
práctica de las diligencias de investigación interesadas” porque, en
aquellas fechas, permanecían tres encausados en prisión y el sumario
continuaba secreto.
Tres años después, los afectados siguen sin tener acceso al resultado de la comisión rogatoria sobre Soleado, según ha manifestado a este diario uno de los imputados.
Fuentes próximas a la Fiscalía helvética aseguraron a El Confidencial que
la comisión rogatoria solicitada por Pedreira fue contestada en su día,
“en plazo y forma”, como sucedió con muchas otras. Sin embargo, cuatro
abogados personados en la causa Gürtel afirman que desconocen el
paradero actual de la contestación helvética. Uno de ellos se pronunció
con total claridad: “He revisado el sumario de arriba a abajo y no
aparece por ningún sitio. Es extraño, porque en estos momentos no existe
ninguna pieza secreta. Además, no hay manera de encontrar algunos de
los tomos de esas fechas”. Las mismas fuentes mantienen que la comisión
rogatoria sobre “Sr. Soleado-Arturo Fasana” trasciende al caso Gürtel,
así como los responsables de la apertura de la cuenta en Ginebra.
La revista Interviú
publicó en marzo de 2013 que los servicios secretos españoles habían
abierto otras dos cuentas en el Bank of Scotland de Zúrich y el Private
Bank de Ginebra a nombre de “identidades operativas”, como también se
conoce en el argot policial los documentos reservados.
No es la primera vez que los servicios secretos se han
servido de documentación secreta para realizar operaciones
inconfesables. En la época del antiguo CESID, el predecesor del CNI, los
espías españoles se sirvieron de documentos de identidad reservados
para comprar viviendas, abrir cuentas en el extranjero, constituir
sociedades, adquirir vehículos o comprar a testigos. Esas actividades
estarían dentro de la normalidad de cualquier servicio de información
occidental pero, en aquellos casos, respondían a razones espurias, como
se pudo demostrar. Eran años en los que los agentes cruzaban la línea de
la legalidad.
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