Por Lucas León Simón.
Blog del
autor: http://lucasleonsimon.wordpress.com
Leo dos noticias en la prensa nacional. Una. “El
presidente de La Caixa gana 2,6 millones al año tras cobrar una ‘jubilación’ de
24,5 millones”. Otra. “Javier Arenas ha ganado en política 2.574.713
euros desde 1990. Los datos aportados al juez por la Agencia Tributaria sitúan
al político andaluz como uno de los políticos mejor pagados de la historia de
la democracia.”
El presidente de La Caixa es Isidre Fainé, también
presidente de la CECA, Confederación Española de Cajas de Ahorro, y un alto
cargo en la dirección de la patronal española CEOE.
Si, la CEOE es esa cosa cuyo anterior presidente, Díaz
Ferrán, está encarcelado en Soto del Real y cuyo vicepresidente, Arturo
Fernández, está acusado de “pagar en negro” a sus empleados y servir menú a los
diputados, en su congreso, al módico precio de 6,2 euros.
Y la CEOE es la misma mierda o cosa que hace unos días
pedía que “se pudiera contratar por debajo del salario mínimo”.
Es decir que ellos cobran, aun estando jubilados e
indemnizados, 440 millones de las antiguas pesetas al año, y quieren reducir
las pensiones y pagar por debajo del salario mínimo.
Javier Arenas, eterno candidato a la presidencia de la
Junta de Andalucía, y más aún , eterno perdedor, lleva ganados desde un
cargo público en los últimos 23 años, 429 millones de pesetas, a un promedio de
43 millones por año.
Pero no queda ahí la cosa, según publicaba la
prensa de ayer, este señorito andaluz “vivía como un marajá con largas
estancias a gastos pagados en el Palace de Madrid y comidas en restaurantes de
lujo, por un importe de hasta 770.000 pesetas al año”.
¿Dónde está el límite entre y hacía la más absoluta
desvergüenza. Arenas lleva 23 años ganando 43 millones al año y
pidiéndonos austeridad y recortes a los andaluces. ¿Tiene un solo gramo de
legitimidad moral para tan siquiera abrir la boca?
Nuestra realidad se cimenta en el cinismo y la
hipocresía. Personajes como Fainé o Arenas son peor que cualquier rescate, son
un simulacro de personas, son, pura y simplemente, una escoria humana. Su
ética es la de la saturación por la mentira. Su identidad la codicia. Su
pila bautismal la insolidaridad extrema.
Nadie como Fainé, Arenas o Díaz Ferrán nos puede pedir
nada a los españoles. Son genuinos representantes del vertedero moral que
gobierna este país. Pero habitan en el desparpajo y, uno, después de
“jubilarse” ganando 24,5 millones de indemnización quieren que la masa, la plebe,
cobre por debajo del salario mínimo. Y otro se hace pagar hacer tres comilonas
de lujo al día.
Leo, también, que un ministro japonés ha dimitido al
demostrarse que ha cobrado una subvención ilegal de 400 euros. De aplicarse la
escala, en España no quedaba ni el del botijo.
Tras tres mil años de “cultura” occidental y más de
quinientos de “unidad nacional”, al final de la andadura, nos quedan, sólo,
un alacena llena de chorizos.
Y a la alacena le llaman “Patria”.
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