Autores de la talla
de Federico Mayor Zaragoza, Juan Torres, Baltasar Garzón, Rosa María Artal y
Luis García Montero, entre otros, reclaman en un manifiesto unir fuerzas contra
la “involución democrática”
02/07/2013
12:02 Actualizado: 02/07/2013 12:55
Las
personas que firmamos esta iniciativa no estamos dispuestas a resignarnos
ante todo lo que nos está pasando. Aspiramos a conseguir un Gobierno
dedicado al servicio del bien común, a vivir en una auténtica democracia y a
seguir disfrutando de los derechos sociales que hemos conquistado a lo largo de
decenios y con mucho esfuerzo.
Queremos
acabar con la corrupción porque no podemos seguir despertándonos cada mañana
con un nuevo escándalo político, un nuevo recorte, una nueva
arbitrariedad. No admitimos que quieran acostumbrarnos a convivir con la
indecencia política. No aceptamos que la normalidad sea el clientelismo, el
abuso y la mediocridad.
Queremos
involucrarnos con la verdad, la justicia, los derechos cívicos, la
defensa de las víctimas y la reparación que merecen y combatir la involución
democrática que se agranda cada día en España de la mano del Partido Popular, la
extrema derecha creciente y la jerarquía católica más reaccionaria.
Queremos
que no se pierdan los avances en derechos cívicos e igualdad de género
conseguidos por los movimientos sociales tras años de lucha.
Queremos
que España sea de la gente común y que nos gobiernen políticos identificados
con las personas honradas y bien preparadas que día a día, a base de
decencia y eficacia, sacan adelante nuestra sociedad, los centros educativos,
los hospitales, las empresas y la vida de millones de familias.
Queremos
vivir en un país en el que la justicia sea igual para todos y en el que
la ciudadanía intervenga de forma directa en el gobierno de los jueces, en
donde no queden impunes quienes más culpa tienen en la generación y
prolongación de la crisis. Queremos pedir responsabilidades a los que han
depredado los bienes y las esperanzas de millones de personas.
Estamos
ya hartos de que, con la excusa de Europa, España sufra un retroceso continuo
en el bienestar y pierda derechos que costó decenios conquistar. Los gastos
públicos y sociales de nuestro país han sido los más bajos de la Europa de
los 15. No aceptamos que pertenecer al euro sólo implique la entrega de
nuestras mejores riquezas, la destrucción de nuestra actividad productiva o el
abandono de nuestra soberanía política en manos de los grandes especuladores.
Buscamos una integración de fuerzas europeas que conviertan la Unión en
lo que siempre debió ser: un proyecto al servicio de los ciudadanos.
Queremos
acabar con la manipulación constante de los medios públicos y asegurar que
dejen de estar al servicio de los partidos o del Gobierno de turno porque esa
es una de las causas principales de la degradación democrática que estamos
sufriendo.
Hay otro camino
Tenemos
los conocimientos y preparación suficientes para afirmar con seguridad y
convicción que, en contra de lo que se empeñan en decirnos, hay otras
alternativas, cuya adopción permitiría superar la frustración ante el bloqueo
económico y la degeneración de nuestra vida política. Sabemos que podemos
enderezar el rumbo de nuestra economía. Ni nos resignamos ni estamos dispuestos
a padecer en silencio las secuelas de un mal gobierno que aplica sin cesar
medidas tan injustas como ineficaces contra la inmensa mayoría. Ya hemos
llegado demasiado lejos y es el momento de acabar con su incompetencia y
servidumbre.
Sabemos
que lo podemos hacer y queremos hacerlo juntos.
En
primer lugar, debemos acabar con los privilegios de los banqueros. Es necesario
garantizar la financiación, disponiendo de entidades públicas que concedan
créditos de bajo interés a las empresas.
Es
posible aumentar los ingresos privados y públicos para que se reactive la
economía, aunque eso obliga a repartir la riqueza de otro modo, frenando
su concentración en pocas manos, aumentando el salario mínimo, reduciendo la
factura hipotecaria de millones de familias y reformando el sistema fiscal para
combatir el fraude y la evasión fiscal.
Es
posible replantear el pago de nuestra deuda y hacer frente al fundamentalismo
que imponen en Europa los grandes financieros. Incluso, si hiciera falta,
podemos replantearnos los términos de nuestra pertenencia al euro y a las
instituciones europeas.
Sabemos
que se puede evitar el padecimiento diario de millones de personas y la
paralización de la vida económica, generando confianza en los inversores a la
hora de elegir España. Aunque para ello resulta imprescindible ofrecer una
seguridad jurídica consolidada, exigente en la persecución de la
especulación, los aprovechamientos ilícitos y las agresiones al medio ambiente
y la naturaleza.
Sabemos
que es posible mantener los servicios públicos de salud universal, educación,
pensiones o atención a la dependencia, garantizar el derecho a la vivienda o
disponer de un potente sistema de ciencia y tecnología siempre que no se busque
-como ahora- convertirlos en negocios privados. No sólo es posible, sino que
sabemos que sólo así se puede garantizar el desarrollo y la sostenibilidad de
nuestra economía para el bienestar social.
Sabemos
que se puede eliminar la corrupción si se adoptan para ello medidas drásticas,
un mecanismo ágil de investigación y sanción en el ámbito administrativo, con
participación ciudadana, y un mecanismo eficaz de investigación y
enjuiciamiento en el ámbito penal. Deben pedirse responsabilidades a
quienes han mentido y robado y a quienes tomaron a sabiendas decisiones
injustas que han arruinado a tantos españoles. Deben aprobarse leyes que garanticen
que la ciudadanía sea representada directa y fielmente en las instituciones
públicas (y no sólo a través de las cuotas de partidos), porque esa es la mejor
manera de acabar con el clientelismo que mueve con cada cambio de gobierno a
familias completas, amistades y patrocinados varios a cambio de sumisión.
Llamamiento al
compromiso ciudadano
Sabemos
que es posible actuar de otro modo y resolver los problemas económicos y
sociales que tenemos planteados. Pero es necesario que las respuestas elegidas
no estén, como hasta ahora, pensadas sólo en beneficio de grupos empresariales
y financieros muy minoritarios. Y para ello es imprescindible que todas las
personas de diversas ideologías y sensibilidades políticas o sociales nos
pongamos de acuerdo para forjar una amplia y eficaz mayoría que dé una
respuesta contundente, democrática y pacífica a la agresión que estamos
sufriendo. Para conseguirlo resulta necesario abrir un proceso de diálogo y
convergencia social, lo más amplio posible, asentado en medidas precisas que se
orienten a la regeneración política y la reactivación económica.
Por
eso hacemos este llamamiento solicitando a la ciudadanía que se comprometa de
forma responsable en la construcción de una alternativa política y social
basada en los principios de igualdad real, participación, diversidad,
pluralidad y defensa de los derechos humanos.
Convocamos
a todas las personas y organizaciones sociales y políticas -muy especialmente a
las que ya actúan con una importante representación ciudadana y resolviendo
problemas directos de los afectados-, para que se manifiesten en favor del
diálogo. Que abran en todas las esquinas y caminos de España, en las ciudades y
en el campo, en todos y cada uno de los sectores que integran la sociedad
democrática, un proceso de confluencia y unidad que, con el amparo de la máxima
movilización ciudadana, culmine en la alternativa que ponga fin al drama que
estamos viviendo.
*Federico
Mayor Zaragoza, Juan Torres, Baltasar Garzón, Rosa María Artal, Vicenç Navarro,
Carlos Jiménez Villarejo, José Antonio Martín Pallín, José Chamizo, Pilar
González, Carlos Berzosa, Julián Casanova, Juan Francisco Martín Seco, Ignacio
Ramonet, Pilar del Río, Rosa María Calaf, Manuel Rivas, Almudena Grandes, Luis
García Montero, Miguel Ríos, Juan José Téllez, Francisco Álvarez
Fuente:
www.publico.es
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