52 AÑOS DEL ASESINATO DE PATRICIO LUMUMBA
Artículos de
Opinión | PSUV | 22-01-2013 |
El pasado 17
de enero se cumplían 52 años del brutal asesinato de Patricio Lumumba, jefe del
gobierno de la República del Congo, quien fue asesinado el 17 de enero de 1961
por una conspiración organizada por el gobierno de Bélgica, con la complicidad
de los Estados Unidos, de Gran Bretaña y de las Naciones Unidas. Su cadáver
condenó al Congo a la rapaz dictadura de Mobutu y una sucesión de sangrientas
guerras civiles. Durante más de cuarenta años se ha mantenido el silencio sobre
este crimen, en donde se rumora que su cadáver y el de otros colaboradores,
fueron disueltos en ácido sulfúrico para no dejar rastros.
Patricio
Lumunba fue un gran líder africano. Primer jefe de gobierno de la República
Democrática del Congo. Figura destacada en la lucha de liberación de los
pueblos africanos, propugnó que los gobiernos independientes del continente,
prestasen ayuda y apoyo a los países que no habían alcanzado su libertad. Buscó
la descolonización del Congo y destruir totalmente el poder colonialista
europeo presente en África, erradicar el ultraje y el expolio que durante
siglos había sufrido el continente.
El
pensamiento de Lumumba, constituyó un peligro para las potencias occidentales
explotadoras de los pueblos africanos, fue Ministro, líder, enemigo del
colonialismo y pionero por la unidad de los pueblos africanos y por su
liberación. Buscaba la descolonización del Congo y destruir totalmente el poder
colonialista europeo presente en África, erradicar el ultraje y el expolio que
durante siglos había sufrido el continente, una persona así para los
colonizadores, no merecía continuar viviendo y por eso, se fraguó su asesinado
a pocos meses de haber asumido el poder en la República del Congo.
A 51 años
del asesinato del líder africano Patricio Lumumba, en su patria, la República
Democrática del Congo, la guerra es un genocidio oculto que ha producido más de
5 millones de muertos en los últimos años; este genocidio puede ser detenido,
pero la comunidad internacional, las democracias del Norte, no quieren
detenerlo, convirtiendo al Congo en un pueblo activamente crucificado.
La ironía:
poseer grandes riquezas naturales como las que tiene la República Democrática
del Congo, se ha convertido en una tragedia.
En las
montañas orientales del Congo hay valiosos minerales como el coltán y niobio,
además de oro, diamantes, cobre y estaño. El coltán, abreviatura de
colombio-tantalio, está en suelos de una antigüedad de tres mil millones de
años. Se usa con el niobio para fabricar los condensadores para manejar el
flujo eléctrico de los teléfonos celulares. Cobalto y uranio son elementos
esenciales para las industrias nuclear, química, aeroespacial y de armas de
guerra. Alrededor del 80% de las reservas mundiales de coltán están en el
Congo.
Por el
control de estos minerales escasos hay una guerra tremenda. Los poderes
multinacionales quieren controlar la minería de la región. Conclusión: “el
motivo del genocidio son estos minerales que buscan las corporaciones” y además
están destruyendo la segunda área verde del planeta después del también
amenazado Amazona.
En una carta
escrita a su esposa e hijos pocos días antes de su muerte, Patricio Lumumba
expresaba: “Ninguna brutalidad maltrato o tortura me ha doblegado porque
prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda
confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios
sagrados. Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas,
París, Washington o la ONU, sino la de los países emancipados del colonialismo
y sus títeres”.
Cada enero,
aunque el poder mediático mundial hace lo posible por borrar de la memoria
histórica la existencia del genocidio en el continente africano, provocado por
las potencias occidentales en su afán de hacerse por las grandes riquezas de su
pueblos, los revolucionarios del mundo debemos recordar a este gran líder,
símbolo de las luchas emancipadoras del pueblo africano, víctima como su pueblo
de la crueldad y la arrogancia de quienes hoy se creen los amos del mundo.
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