A Carromero, se le han quitado las ganas de jugar al agente secreto
Artículos de
Opinión | RAFAEL CALERO PALMA | 31-12-2012 |
Ya sabíamos
que todos los españoles somos iguales ante la ley, pero, como ocurría en la
fábula orwelliana, unos españoles son mucho más iguales que otros. Los del
Partido Popular pertenecen al segundo grupo.
Imaginemos
por un instante esta escena. Un dirigente de primer orden de las Juventudes
Revolucionarias Bolivarianas, acompañado por otro dirigente, pongamos por caso,
de las Juventudes Comunistas Cubanas, viaja a España y ambos dirigentes se
reúnen con otros dirigentes, pongamos por caso, de la izquierda abertxale, con
la clara intención de conspirar contra el estado español y contra el gobierno
del Partido Popular. En el transcurso de esas reuniones, se produce un hecho
delictivo, tipificado de esta manera por las leyes españolas, en el que mueren
dos personas. Supongamos, por un momento, que el dirigente cubano es expulsado
del país; el dirigente venezolano, sin embargo, es encarcelado y condenado a
cinco años de cárcel.
¿Qué
ocurriría con él? ¿Sería trasladado a su país un par de meses después de haber
sido condenado y cinco meses después de que hubiesen tenido lugar los
acontecimientos? Respuesta categórica: NO. Con toda seguridad, cumpliría toda
su condena en España. Además, la prensa española, el Telediario, el Informe
Semanal, etc., etc., se habrían encargado de hacer ver a la opinión pública lo
malvado que sería un individuo de esa calaña, lo aviesas que serían sus
intenciones, y sobre todo, habrían dejado bien claro ante el mundo que el
satánico Hugo Chávez y sus servicios secretos estarían detrás de una maniobra
de desestabilización del sistema político español.
Ahora
cambiemos algunos nombres. Nuestro personaje principal se llama Ángel Carromero
y es (o era, ignoro si sigue siéndolo) dirigente de las Nuevas Generaciones del
Partido Popular. El tal Carromero se va a Cuba a conspirar contra el gobierno
de la isla, proporcionando dinero a un grupo cristiano de disidentes, con tan
mala suerte para él que en un accidente de tráfico se carga a dos personas. Le
caen cinco años de cárcel pero, por obra y gracia del Ministerio de Asuntos
Exteriores, no cumple ni cinco meses.
Y es que
desde el pasado 29 de diciembre, Carromero ya está de vuelta en España, donde
supuestamente cumplirá su condena, en la cárcel de Segovia. No me cabe ninguna
duda de que, si en vez de ser un peso pesado de las juventudes del PP,
Carromero hubiese sido cualquier otra persona, el Ministerio no se hubiese
tomado ni una décima parte de las molestias que se ha tomado en conseguir su
extradición. Hasta el mismísimo Ministro García Margallo ha intervenido en las
negociaciones con su homólogo cubano para conseguir la extradición de
Carromero.
Según
informa El País, “La decisión sobre el futuro de Carromero depende ahora de la
sala de lo penal de la Audiencia Nacional, que, una vez informada del ingreso
en prisión, deberá determinar la pena pendiente.” Pero no nos engañemos. Lo más
probable es que este individuo disfrute del tercer grado en unas semanas, eso
si el Gobierno de Rajoy no lo indulta a las primeras de cambio, algo que, tarde
o temprano, también acabará ocurriendo.
Ya sabíamos
que todos los españoles somos iguales ante la ley, pero, como ocurría en la
fábula orwelliana, unos españoles son mucho más iguales que otros. Los del
Partido Popular pertenecen al segundo grupo. Si eres un dirigente del PP puedes
cometer en el extranjero los delitos que te vengan en gana, porque el
Ministerio de Asuntos Exteriores hará lo imposible para que, en primer lugar,
tu condena sea la mínima, y para que una vez condenado, te extraditen con
absoluta rapidez. Luego, ellos aquí en España ya se encargarán de ponerte en
libertad.
De lo que no
me cabe tampoco ninguna duda es que a este conspirador antimarxista, capillita
beato y meapilas, aprendiz de Mortadelo y Filemón, delincuente condenado a
cinco añitos de cárcel, se le habrán quitado las ganas de ir a jugar a los
agentes secretos a otros países durante algún tiempo.
Fuente: /
KAOSENLARED –
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