martes, 5 de marzo de 2013

GARZÓN, VÍCTIMA DE UNA CONSPIRACIÓN MAQUIAVÉLICA DE LA DERECHA, DE PLENA ACTUALIDAD



Las encuestas demuestran que ya ni siquiera los votantes del PP se creen las mentiras sobre el caso Bárcenas
04/03/2013
El pasado domingo el diario El País publicaba los resultados de una encuesta en la que se confirmaba que ni siquiera los votantes del PP se creen las mentiras sobre el caso Bárcenas, y más de un 80% consideran que el extesorero tiene pruebas que pueden comprometer al partido y a alguno de sus dirigentes, lo que confirma el descrédito absoluto de nuestros gobernantes. Pero destaca el hecho de que la mayoría de los ciudadanos valoren como  injusta la sentencia dictada por el T.S. que apartó a Garzón de la carrera judicial, al considerarla basada en motivos políticos y no jurídicos; y un 83%  entiendan que aquella sentencia era parte de una maniobra para apartarlo del caso Gürtel e intentar ralentizarlo, lo que es tanto como mantener muy serias dudas sobre la imparcialidad de quienes le juzgaron.

No es entendible, ni nadie ha dado una mínima explicación al respecto, por qué se centró exclusivamente la acusación de prevaricación sobre el juez Garzón, cuando el fiscal apoyó la intervención de las comunicaciones de los detenidos,  e incluso el juez Pedreira la prorrogó, ante el peligro de que desde la prisión aquellos diesen las órdenes precisas para poner a buen recaudo el dinero obtenido ilícitamente. Como no lo fue que se abriesen  tres causas penales contra Baltasar Garzón prácticamente al mismo tiempo, instruidas con una celeridad a la que no estamos acostumbrados, y perfectamente coordinadas para hacer el mayor daño posible al magistrado.
Lo ocurrido no es casual, y tenía una explicación y un objetivo ya conseguido: apartar al Juez Garzón de la instrucción del caso Gürtel y extender una sospecha de falta de honorabilidad sobre su persona, como medio de justificar ante la sociedad su confabulación. Y para ello la derecha política, la judicial, y los medios de comunicación afines, orquestaron  una maquiavélica conspiración, que la historia la juzgará como uno de los hechos más turbios de nuestra joven democracia.
Pero la verdad es muy tozuda, y poco a poco ya vamos sabiendo que, lo hasta ahora conocido del caso Gürtel, no es más que la punta del iceberg de un escándalo de corrupción de considerables magnitudes, que dejará muy tocado al partido en el gobierno y puede acabar con la carrera política de muchos de sus dirigentes históricos, los mismos que en las últimas décadas nos han querido dar a todos lecciones de moralidad, y ahora, ya sabemos, han tenido un comportamiento muy poco decente.
Bárcenas parece saberlo todo, aunque desconocemos si está o no dispuesto a contarlo; todo dependerá del resultado de las presiones a las que está sometido y de los pactos ocultos a los que pueda llegar con el PP. Pero los ciudadanos ya han hablado, y les han condenado por haberse lucrado con nuestro dinero para provecho propio o de su partido.
La condena a Baltasar Garzón no es historia, sino pura actualidad, por ser el único condenado en el caso Gürtel después de más de cuatro años de investigación, lo que resulta verdaderamente escandaloso y es un desprestigio para nuestro Estado de Derecho. Han querido matar al mensajero, pero les ha salido un impresentable respondón; y es que Bárcenas, aquel senador por el que Rajoy ponía la mano en el fuego, ha sido siempre un sinvergüenza, y ahora les toca sufrirlo a los mismos que lo encumbraron.
Garzón, un juez honrado y justiciero, que ha conseguido tener enemigos en todas partes, ya no está con nosotros. Pero su atrevimiento en investigar a fondo la corrupción de nuestra derecha ha dejado huella, y no ha sido olvidado por los ciudadanos. Quizás sería un revulsivo y un buen fichaje para IU; está por ver, pero que nadie lo descarte. Que bonita escena sería verle interpelando y sacando los colores en el Congreso de los Diputados a los mismos que quisieron acabar con él. Tiempo al tiempo.

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