Día 17 de marzo 2013
Uno de los mayores errores de la
izquierda a lo largo del último medio siglo, y especialmente a partir de la
instauración de la Monarquía post-franquista ha sido renunciar a la Patria. A
Patria como concepto de espacio de convivencia en paz entre iguales y libre de
explotación del hombre por el hombre, como aspiración de Patria
Internacionalista basada en la desaparición del antagonismo de las clases en el
interior de las naciones, de la desaparición de la explotación de un individuo
por otro, para la abolición definitiva de la explotación de una nación por
otra.
En su
momento (1978), la renuncia por parte de la Izquierda a la Patria del pueblo y
su rendición ante la Nación de reyes, fascistas y curas traería estos lodos. En
su momento, la traición de quienes sometieron nuestro ejército al de EEUU, de
quienes supeditaron nuestra economía a la de Alemania, de quienes saquearon la
riqueza del pueblo y la pusieron en manos de oligarcas de todo el mundo y de
quienes desarticularon la fuerza social, sindical
y política acumulada durante la dictadura nos conduciría a esta
situación.
El español
es ya un pueblo sin soberanía política ni económica, un pueblo
sometido a poderes antidemocráticos, que solo se han conformado como tal a
través de la imposición y la violencia.
Mientras
tanto, la gran burguesía, con sus medios de comunicación y los partidos
políticos de los que dispone, continúa el saqueo a través de las
privatizaciones y el recorte de derechos fundamentales hasta limites
desconocidos desde la época fascista. Todo ello desde una supuesta
defensa de España y desde un patrioterismo casposo y cañi, además de falso.
España no es
una bandera, ni un himno, mi una cruz, y ni siquiera una frontera. España es su
pueblo. España son sus trabajadores, sus parados, sus estudiantes, sus hombres
y mujeres, nacidos aqui o en cualquier otro lugar del mundo pero que defienden
con su trabajo o con sus luchas el patrimonio de este pais: la sanidad, la
educación, la cultura, la vivienda, la justicia… el futuro.
Patriotas no
son ser quienes ataquen o dejan sin derechos a un ciudadano que lucha por este
pueblo sea cual sera el color de su piel. Patriotas no son quienes cedan la
soberanía popular a los mercados, ni quienes más mencionen la palabra Patria o
España por muchas desteñidas banderitas rojigualdas que lleven en el pecho.
Patriotas no son los que imponen las cosas “por cojones”, con los tanques o con
las porras. Esos no son patriotas, a lo sumo Nacionalistas de la peor especie,
vendepatrias y enemigos del pueblo. Los obreros pueden ser patriotas e
internacionalistas, los burgueses nunca pueden pasar de Nacionalistas.
Por eso, si
aún queda algún complejo con esta cuestión más vale que vayamos deshaciéndonos
de él si no queremos que los fascistas confundan a los obreros y traten de
ofrecerles una Patria que no existe. Más vale que no olvidemos nunca que
tampoco ha habido a lo largo de la historia ninguna Revolución sin Patria, ni
en Cuba, ni en Venezuela, ni en Rusia, ni en China, ni en Francia…
Los grandes dirigentes
políticos e intelectuales que supieron comprender a España mejor que nadie no
dudaron en defender una España sin complejos, una Patria solidaria, culta y
luminosa. La historia nos exige esa altura de miras, la misma altura de miras y
ambición que tuvieron grandes hombres y mujeres hace 80 años.
Quizá más
pronto que tarde los grandes líderes de la izquierda, y así me gustaría que lo
hicieran los de mi Partido, el Partido Comunista de España, pudieran lanzar sin
complejos proclamas como las de Pepe Diaz, “¿Patriotas ellos? ¡No! ¡Patriotas
vosotros!”, como las de Dolores, “¡Pueblo de España en pie!”, y por qué no,
como las de Hugo Chávez: “¡El que quiera Patria, que venga conmigo!”
Javier Parra
Director del periódico: La República
Director del periódico: La República
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