Combatió contra el bando sublevado en la Guerra Civil española y se unió a la resistencia en la II Guerra Mundial
George
Sossenko, en un reportaje del programa 'Crónicas' de TVE.
George
Sossenko nació en Rusia y además de ruso hablaba francés, inglés, español (con
acento argentino), alemán y un par de idiomas más. El recorrido vital de George
Sossenko, que nos acaba de dejar, es en gran parte la historia del compromiso
político por la libertad en el siglo XX.
George
Sossenko falleció, a los 94 años, el pasado 14 de marzo en Atlanta (Estados
Unidos). Hijo de una familia que emigró a París tras la Revolución de Octubre,
George solía decir que había sido un revolucionario desde que tenía uso de
razón. Al saber de la sublevación militar en España, con 17 años, y tras ser
rechazado por su edad en las oficinas de reclutamiento del partido comunista
francés en París, logró cruzar la frontera con otros compañeros anarquistas
para apoyar a las fuerzas de la República. Mantuvo en secreto que se iba, dejó
una nota en casa y solo un amigo se acercó a despedirle al camión con el que
salió rumbo a España cerca de la Gare du Nord. George combatió con la Centuria
Sebastian Fauré de la Columna Durruti en el frente de Aragón y con la XIV
Brigada Internacional. Al final del verano de 1937 su padre le localizó y fue a
Barcelona a buscarle. Logró convencerle de regresar a Francia amenazándole si
no con alistarse él también dejando a su hermana sola en París.
Con el
comienzo de la II Guerra Mundial George se unió a la resistencia, luchó con las
fuerzas francesas en el norte de África y combatió junto al Quinto Ejército
estadounidense en Italia y Francia. Ateo y anarquista, como le gustaba
definirse, vivió en Argentina y en Brasil antes de mudarse definitivamente a
Estados Unidos, donde trabajó para Michelin. Tampoco ahí abandonó su compromiso
político y hasta que las fuerzas comenzaron a flaquearle se manifestó en la
Colony Square de Atlanta todos los viernes contra la guerra de Irak. En 2004
publicó sus memorias en español, Aventurero idealista, y su último proyecto fue
financiar un ambulatorio en Ghana. “Quizá en mi lucha nunca conseguí nada, pero
así he sido feliz. Es como cuando quieres a alguien y esa persona te abandona,
pero todavía la amas. Es un sentimiento poderoso”.
Conocí a
George en el homenaje que se hizo a los Brigadistas Internacionales en el otoño
de 2006 en Madrid. Seis años después, en el marco de la investigación para un
documental sobre la felicidad, tuvimos la oportunidad de entrevistarle junto a
su mujer Bernice en Atlanta. “No creo que haya nadie más feliz que yo”, nos
dijo, “porque he vivido siempre convencido de que mis ideales eran tan
importantes como mi vida y he vivido fiel a ellos siempre”. Llevaba junto a
Bernice 38 años y se ayudaba con un andador. Los recuerdos comenzaban a
fallarle, pero su experiencia en España permanecía a salvo de los vaivenes de
la memoria. Barcelona, Caspe, Teruel eran todavía parte de una geografía familiar.
También los idiomas resistían, y rió con nosotros hablándonos en francés y en
español con aquel acento porteño que le acompañó hasta el final. Su compromiso
por la libertad no entendió de fronteras.
Víctor
Casanova Abós es
codirector del documental Route 2 Happiness.
Fuente: www.elpais.com
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