Artículos de Opinión | Macià Blázquez Salom * | 25-08-2013 |
La
defensa del territorio es un rasgo característico de la historia reciente de
nuestras islas. Los miembros del GIST y del GOB especulamos a menudo sobre los motivos de
esta singularidad respecto de nuestro entorno geográfico. Parece que nuestra
dependencia del turismo ha promovido alianzas en este sentido, como la de
hoteleros con ecologistas en favor de la protección de los espacios naturales.
Esta misma defensa del territorio ha recibido el apoyo de la población local,
que se ha manifestado a su favor más que por cualquier otra reivindicación.
Puestos a elegir un rasgo que compartimos como pueblo, la protección del
territorio ha sido especialmente importante.
Pero
la tensión con los intereses especulativos y urbanísticos es constante. El
capital especulativo aprovecha esta singularidad balear, que paradójicamente hace
más rentables sus inversiones. El atractivo de nuestra costa es uno
de los mejores ejemplos, por ser el entorno paisajístico y recreativo más
preciado de nuestro territorio. La costa balear ha sido protegida con numerosas
figuras legales. Fijémonos por ejemplo en la declaración de Paratge Pintoresc
de la Serra de Tramuntana en 1972, o la protección de las franjas vírgenes de
la costa con los Planes de Ordenación de la Oferta Turística, de 1995 para
Mallorca y de 1997 para Ibiza y Formentera. La legislación estatal también ha
defendido la orilla del mar con la Ley 22/1988 de Costas.
En
una muestra más del pulso entre la protección y la especulación territorial,
Miguel Arias Cañete, ministro de medio ambiente del gobierno presidido por
Mariano Rajoy, ha promovido la modificación de esta norma con la Ley 2/2013,
publicada este mes de mayo. La grosería de este ministro es célebre desde su
intento de aprobación de un Plan Hidrológico Nacional para trasvasar agua del
Ebro que acelerase la burbuja inmobiliaria en Valencia y Murcia. Entonces, el
año 2000, Arias Cañete era ministro de agricultura del gobierno presidido por
José María Aznar y anunciaba la aprobación de su PHN "por cojones" y
al son de una "marcha militar".
La
Ley 2/2013 desprotege buena parte de los sistemas dunares (totalmente en
Formentera) y todas las salinas, legaliza parcelaciones y la consolidación de
edificaciones costeras, y alarga y consolida las concesiones dentro del dominio
público marítimo-terrestre (por ejemplo, los puertos y de otras edificaciones;
todo el mundo conoce alguna piscina o chaletazo a orilla del mar ...). Se
permite que las actividades humanas avancen hacia el mar, sin tener en
consideración los riesgos del cambio climático, que ya sube el nivel del mar en
Palma 2 mm por año y previsiblemente subirá entre 30 centímetros y 1 metro
antes de 2050. Como no podía ser de otra manera tratándose de un personaje tan
falso como Arias la han titulada "ley de protección y uso sostenible del
litoral". Pero la lista de fechorías de esta modificación de la Ley de
Costas se extiende aún más. Amplía las autorizaciones de ocupación (por ejemplo
para bares, quioscos y tumbonas) de 1 a 4 años. Los tramos urbanos de playa
podrán ser transformados para garantizar su prestación de servicios. Autoriza
la ocupación y uso extraordinario de las playas urbanas para la
"celebración de eventos de interés general con repercusión
turística". Averigüe cada uno si será coincidencia o respuesta a demandas
empresariales, por ejemplo, de los Matutes en la playa den Bossa para extender
el Ushuaia con el Eivivegas, o de los Escarrer para hacer igual con el Calvià
Beach Resort en Magalluf.
Los
derechos públicos de acceso al mar, uso de las playas o, simplemente, disfrute
del paisaje libre de edificaciones no nos han llovido del cielo. A raíz de lo
que nos cuenta la historia, hay que advertir que los capitales especulativos
aprovechan la actual coyuntura de crisis y gobierno neoliberal para ganar
terreno y tomar derechos a la ciudadanía. Si la defensa del territorio aún nos
importa, la defensa del uso público de la costa, modestamente colectiva pero
perseverante, es más necesaria que nunca.
Publicado
originalmente en catalán en la Web del Ateneu Pere Mascaró el 5 de julio de 2013.
Traducción al castellano de Alba Sud.
*
GIST / Alba Sud
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