Artículos de Opinión | Sara Rosenberg * | 25-08-2013 |
El lenguaje es siempre sorprendente. En estos días la prensa
occidental acuña la palabra “filtrador” para definir a Snowden. Filtrador,
sustantivo masculino, filtro-tamiz-colador, según el diccionario. Hay que
separar para esconder mejor, decía el descuartizador. Porque una vez que la
palabra se instala de esta manera esconde un hecho clave: Estados Unidos, -las
empresas monopólicas que gobiernan Estados Unidos-, espían incluso a sus
aliados. O será más justo decir a sus lacayos: los gobiernos de Europa que
están recibiendo las migajas del banquete necrófilo imperial (el adjetivo
necrófilo puede ser una tautología). Pero hay banquetes de vida como son los
inmensos avances sociales y hacia el socialismo en America Latina. Y el imperio
ha desatado una ofensiva brutal contra los pueblos soberanos.
No
me gustan los espías ni siento especial devoción por los conversos, pero el
caso de este joven espía y converso tiene un interés especial porque desnuda la
zona oscura del trabajo de control y manipulación tan caro al imperio. Ya
sabíamos que espían, pero este nuevo caso aporta más pruebas . Y también aporta
algo sobre la zona oscura de la conciencia del ciudadano medio europeo, del
ciudadano de eso que se llama “occidente” y a veces “civilizado”, es decir
supuestamente partícipe de la vida civil. Sin embargo, esa zona oscura, esa zona
creyente que no civilizada, es una estación repetidora de mensajes del amo. Es
y padece la enfermedad colonial. Decía el querido Fanon, que el colonizado
repite el mensaje colonial, está atravesado por esa ideología y ni siquiera es
conciente de que lo está . Y es lo que sucede hoy en Europa .
Millones
de muertos lo atestiguan. Muertos en las últimas y actuales guerras coloniales,
presentadas como cruzadas democráticas. Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia,
Siria y la eterna guerra contra Palestina. Guerras atroces en las que la
conciencia del “mundo civilizado” no hizo sino rizar el rizo de los no- pero-
si. Voces que se levantaron tardíamente, voces que no consiguieron detener la
maquinaria letal de la OTAN, votada en referéndum en España aquel día aciago en
que un pueblo decidió ingresar al círculo del crimen para garantizar su
pertenencia a la “Europa democrática”. Qué bochorno.
Hay
muchas pruebas acumuladas e inolvidables como son el bloqueo criminal e
ilegítimo a Cuba, el asesinato del presidente libio, el armamento para los
terroristas sirios, los diversos atentados en América Latina, los golpes
civico- militares, Guantánamo, etc. etc. La lista criminal es inmensa. Y las
pruebas del informático de la CIA, sólo evidencian una vez más el aparato
totalitario del sistema capitalista que necesita controlar a sus estaciones
repetidoras que son los ciudadanos de occidente en estado crítico. En posible
estado de hundimiento del sistema, pero sólo en la medida en que su voluntad
política despierte.
Y
es preocupante que después del atentado del imperio contra el presidente de
Bolivia, las estaciones repetidoras siguen en silencio. No sólo los grandes
medios del sistema, que evidentemente cumplen con su función de desinformar,
sino y lo que me importa resaltar es cómo la conciencia del ciudadano europeo
sigue entrampada en la conciencia colonial, silenciosa o abotargada.
Discutiendo detalles absurdos sobre la pureza o impureza de tal o cual proceso
de las democracias en tránsito al socialismo, pero no en la calle o en las
redes, o donde se pueda, reclamando y exigiendo justicia. Ejercitando su
derecho democrático contra la impunidad de sus gobiernos títeres. Reclamando
actos concretos contra la impunidad de los gangsters. El silencio es cómplice y
esa es la conciencia colonialista que necesita el imperio para seguir siendo
impune. Y ahora como nunca es necesario que los pueblos de Estados Unidos y
Europa despierten del sueño colonial y de las migajas cada día más escuetas que
el imperio lanza a los lacayos que han secuestrado a la democracia en nombre
del derecho financiero y militar. Sólo eso: migajas, no vida y menos aún
dignidad para vivirla.
No
es posible seguir mirando a estas dictaduras del capital como si fueran
democracias. Las dictaduras del capital cuentan con la complicidad de una masa
de esclavos, con una masa atemorizada por el miedo a perder la condición de
esclavos. Los que controlan, permanecen en la sombra para hacer mejores
negocios mientras invocan una serie de principios democráticos que nunca respetaron.
Las tecnologías contemporáneas sólo varían el modo de espiar, porque el imperio
siempre ha controlado, espiado y tergiversado, para garantizar la confusión
mental necesaria que sostiene su ilegítima y criminal existencia. Por eso la
palabra “filtrador” sólo supone reforzar la impunidad. Ni transparencia ni
democracia, saben y consienten ser espiados, y el enojo es sólo retórica,
porque la Unión Europea vuelve a tender la mano mendiga al amo, para firmar el
Tratado de Libre comercio Trasatlántico y recibir la paga de 119.000 millones
de euros por su silencio y complicidad. El caso del filtrador se puede entender
como un a paso previo, una prueba de sumisión y de hasta dónde son capaces de
llegar en su mafiocracia, antes del desembolso. Así funciona el colonialismo.
Así opera el imperio.
Y
no es casual que un empleado de Aznar, una figura de la ultraderecha, amiga de
la ultraderecha latinoamericana, visitante asiduo del partido golpista
venezolano Primero Justicia, miembro de la FAES y promotor de golpes antidemocráticos,
el embajador de España en Viena, Carnero, (valga su nombre como redundancia),
fuera el que intentó entrar a “requisar” el avión del presidente de Bolivia en
el aeropuerto de Viena, violando todos los códigos. El presidente Evo Morales
no lo dejó entrar al avión, por supuesto. Tampoco podrán entrar ni torcer el
rumbo de nuestra América soberana y antiimperialista.
*
Ojos para la Paz
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