¿Fue masón Antonio
Machado?
Por Memoria Pública
22 agosto 2012
Félix Población
Escritor y periodista
Escritor y periodista
Muchos adolescentes de finales de los sesenta se
iniciaron en la poesía con los versos de Antonio Machado y la voz de Joan
Manuel Serrat, que puso música a sus poemas. Es posible que quienes
dispensábamos entonces a don Antonio un trato preferencial y hasta reverente no
reparásemos demasiado en las referencias masónicas que aparecen en sus versos.
Es el caso de alguna de sus Nuevas Canciones, publicadas en 1914, o de
un largo poema del cancionero apócrifo de Abel Martín incluido en Los
Complementarios. En ambos aparece la palabra masón referida a sí mismo.
También, cuando Machado dedica a Francisco Giner de los Ríos, director de la
Institución Libre de Enseñanza en la que el poeta cursó estudios, el magnífico
poema con motivo de su muerte, aparecen menciones expresas a símbolos y
términos masónicos como yunques, luz, fraternidad y talleres: Y hacia otra
luz más pura/ partió el hermano de la luz del alba,/ del sol de
los talleres,/ el viejo alegre de la vida santa.
No hay total certidumbre acerca de la pertenencia de
Machado a la masonería, organización en la que ingresaron renombrados políticos
e intelectuales de su tiempo y a la que también pertenecieron el abuelo y el
padre del poeta, según documenta Ian Gibson en su biografía de don Antonio.
Sostiene José A. García-Diego que Machado se inició en la Logia Mantua de
Madrid en 1930, perteneciente a la Gran Logia Española. Se basa para ello en el
testimonio del historiador Emilio González López, profesor en la City
University de Nueva York, que en 1957 publicó un artículo bajo el título de El
sol de la fraternidad en el que da por cierta esa adscripción. Según
González López, “Machado no perdió su fe en la fraternidad ni en los momentos
más dolorosos de la Guerra Civil, sino que, por el contrario (…) avivó en él
esa fe, pues vio que la Guerra Civil era en gran parte el producto del odio
acumulado en el alma de un pueblo y sembrado por quienes se titulaban
patriotas”. Sería luego el profesor Joaquín Casalduero quien abundaría en esa
información con un opúsculo publicado en Puerto Rico en 1964 que por su
epígrafe no deja lugar a dudas: Machado, poeta, institucionista y masón.
Cincuenta años después de la muerte de Antonio Machado
en el desolador invierno de su exilio en Colliure en 1939, se celebró en la
Casa de Velázquez de Madrid un importante coloquio internacional organizado por
la fundación que lleva el nombre del poeta y al que asistieron los más
reputados especialistas en la vida y obra de don Antonio. Figuraba entre ellos
Paul Aubert, que dictó una ponencia titulada Gotas de sangre jacobina:
Antonio Machado republicano, en la que asegura, después de haber verificado
una minuciosa consulta en la base de datos del Centro de Estudios de Historia
de la Masonería Española (CEHME) de la Universidad Carlos III, que no hay
constancia alguna de que el autor de Campos de Castilla fuera masón.
Lo único que pudo encontrar Aubert con referencia a
esa cuestión es una carta suscrita por el director general de los Servicios
Documentales de Salamanca, remitida el 18 de diciembre de 1957 a sus
superiores, en la que se desestima la pertenencia de Antonio Machado a
cualquier organización masónica. Dicha entidad, que centralizó la actividad
represora durante los años que siguieron al término de la Guerra Civil, derivó
después en Archivo General de la Guerra Civil y es en la actualidad Centro
Documental de la Memoria Histórica, entre cuyos fondos se encuentran los miles
de expedientes abiertos por el Tribunal Especial de Represión de la Masonería y
el Comunismo (TERMC). El titular de dicho centro en los años cincuenta fue
totalmente rotundo en la redacción de su misiva: “Consecuente a su atento
escrito del Negociado Segundo y Antecedentes nº. 15857, de fecha 11 del actual,
relativo a ANTONIO MACHADO RUIZ, tengo el honor de participar a V.E. que, hasta
la fecha, no han aparecido antecedentes masónicos del citado individuo”.
Curiosamente
sí existe un expediente del TERMC, el 18650, en el que consta el nombre de
Antonio Machado –si bien no figura el segundo apellido–, que no se corresponde
con los datos aportados por González López y Casalduero, pues el tal Machado
pertenecía a la logia La Sagesse, radicada en Barcelona, entre cuyas
actas aparece tal nombre en 1934 y 1936 con los cargos de hospitalario y
limosnero dentro del cuadro de dignidades. Hay también otra referencia en la
que se da cuenta, el 18 de junio de 1937, de que “como consecuencia de los
actuales acontecimientos, se retiraron regularmente al abandonar España los
siguientes socios: entre los que se citan figura Antonio Machado”. No existen
más detalles acerca de la filiación y personalidad del mencionado, pero por los
cronológicos parece desprenderse que ese Machado no es el poeta, residente
primero en Segovia –donde aseguran los citados autores que fue donde ingresó en
la masonería– y luego en la capital de España, Valencia y Barcelona (1938).
De lo dicho se desprende que la tesis de Paul
Aubert es hasta ahora la más verosímil y que
la adscripción de Antonio Machado a la masonería resulta
en la actualidad difícilmente demostrable, a pesar de aquella canción
escrita por el poeta durante su estancia en Soria, de la que este año se cumple
un siglo –conmemorado con un film de Antonio Hernández de inminente rodaje–,
junto a su joven y llorada esposa Leonor: En Santo Domingo, / la misa
mayor./ Aunque me decían/ hereje y masón,/ rezando contigo,/
¡cuanta devoción!
Fuente: www.publico.es
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