Carta de un jesuita al ministro del Interior sobre los sucesos de Écija
(SAT)
Artículos de
Opinión | José Ignacio González Faus* | 27-08-2012 |
Mí querido
señor ministro: Acabo de oír por radio sus declaraciones a propósito de los
sucesos en el supermercado de Écija. Reconoce Ud. que hay mucha gente que lo
está pasando mal, pero arguye con el clásico axioma moral: el fin no justifica
los medios.
Como el
ideario de su partido apela a “los principios del humanismo cristiano”, me
permito recordarle que según esos principios no hubo en aquella acción
ningún uso de medios moralmente ilegítimos (en su legalidad no entro
ahora).
Los
principios del humanismo cristiano proclaman que “en casos de extrema
necesidad todas las cosas son comunes” (in extrema necessitate omnia sunt
communia). Porque “la distribución y apropiación de las cosas que procede del
derecho humano no puede impedir que estas cosas remedien las necesidades de los
hombres. Por eso todo lo que uno tiene de más lo debe a los pobres para su
sustento. Y si la necesidad de alguien es tan grave y tan urgente que hay que
remediarla con lo primero que se tenga a mano…, entonces cualquiera puede
remediar su necesidad con los bienes de los demás, tanto si los quita de modo
público como secreto; y esta acción no reviste carácter de robo ni de hurto”.
Estas
palabras no son del alcalde de Marinaleda ni del innombrable Carlos Marx. Son
de Santo Tomás de Aquino, uno de los pilares de ese humanismo cristiano al
que Uds. dicen seguir. Y puede verlas en la Summa Theologica (2ª 2ªe, cuestión
76).
A ellas
añadirá el cardenal Cayetano, gran comentador de Tomás, que un juez puede
distribuir entre los necesitados el dinero sobrante de los ricos. Me pregunto,
pues, si no están Uds. en el atolladero de aplicar la ley contra unos
principios que dicen regular el ideario de su partido, quedando como embusteros
ante la ciudadanía.
Entiendo
además que si Ud. esgrime ese principio de que el fin no justifica los medios,
se volverá inmediatamente contra toda la política de este gobierno: para
un fin de suyo legítimo y necesario como es rebajar nuestra deuda, ha recurrido
el gobierno a medios inmorales (temo que quizás también
anticonstitucionales) como son privar a mucha gente de derechos
constitucionales, de los ingresos mínimos indispensables, abocarlos al hambre,
a la desesperación, a la falta de asistencia médica indispensable, a tener que
recurrir a unas Caritas ya desbordadas y a quedarse sin vivienda después de un
enorme esfuerzo y encima con una deuda impagable para la que ni siquiera vale
el principio lógico de la dación por pago.
La mayoría
de los medios que han aplicado Uds. para saldar la deuda española son inmorales
y no se justifican por ese fin tan legítimo. Hace poco habló el
presidente del Gobierno de posibles nuevos recortes en esa misma dirección,
para reunir 65.000 millones de euros imprescindibles. Su gobierno debe saber
que, en España, hay 16 personas que poseen ellas solitas unas fortunas
cercanas a los 60.000 millones. Sólo 16 personas entre más de cuarenta millones
de españoles. No creo pues que, a la luz del humanismo cristiano, pueda caber
duda de cuáles hubieran sido los medios legítimos.
Porque, por
otro lado, se repite ahora que todo el dinero que nos va a prestar
draconianamente la UE es “para tapar los agujeros de los Bancos”. Ya habíamos
oído mil veces que el problema de nuestra deuda era sobre todo de carácter
privado y no público; y ahora lo vemos confirmado al saber dónde van a ir esos
primeros 30.000 millones que esperamos recibir el mes que viene. Los
Bancos y sus agujeros han sido efectivamente los primeros causantes de nuestro desastre
actual (sin negar ahora otros factores exteriores a España). Y lo
fueron porque, para un fin de legitimidad muy discutible (como era el
enriquecerse más y más) pusieron en juego medios absolutamente ilegítimos,
otorgando préstamos que sabían que no podían ser devueltos pero de los que
esperaban resarcirse con expropiaciones forzosas mucho más pingües de lo que se
expropió en el supermercado de Écija.
¿Sabe Ud.
cuántas viviendas inútiles son hoy propiedad de los Bancos? Un ministro del
interior debe conocer ese detalle. Como sabrá también que a bastantes gentes
ancianas y no muy letradas que tenían en Bankia unos ahorros de seis
mil o diez mil euros que constituían toda su fortuna, se las engañó haciéndoles
firmar un papel que “iba a ser su solución”, y se les convirtieron los
depósitos en acciones, robusteciendo al Banco y debilitándolas a ellas al
impedirles disponer de su dinero ahora que lo necesitan.
Si Ud. está
decidido a no permitir que para fines en sí legítimos se usen medios
ilegítimos, no dudo de que, antes que al alcalde de Marinaleda y su grupo,
llevará Ud. a los tribunales a una serie de banqueros de cuyo nombre
prefiero no acordarme para esperar a que los investigue la justicia.
O
mejor: déjeme decirle que dudo mucho de que Ud. se atreva a hacer eso que
sería tan justo: porque son esos Bancos quienes financian buena parte de sus
campañas electorales que, tal como están, son otro medio ilegítimo que no queda
justificado por el fin de ganar unas elecciones. Y, por supuesto, esto último no
vale sólo para su partido sino también para otros del Estado.
Puedo
equivocarme como todo ser humano. Pero siempre he tenido la impresión de que,
en su partido, suelen argumentar apelando a grandes principios universales
indiscutibles, pero que no se aplican al caso concreto que se discute. Y que
además suelen exigir a los demás lo que no se exigen a Uds. mismos. Debo
confesar que las declaraciones suyas que acabo de oír por radio, me confirman
una vez más en esa impresión.
Gracias por
haberme leído. Quedo de Ud. Atentísimo
*sacerdote
jesuita
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