Dos meses de andadura
Artículos de
Opinión | Julio Anguita | 29-08-2012 |
Estimad@s
conciudadan@s:
El motivo de
estas líneas es doble: someter a reflexión una serie de ideas, comentarios y
propuestas y dar cuenta del estado y desarrollo del Frente Cívico. La intención
no es otra que incentivar el análisis y el debate sobre la realidad económica,
social y política en nuestra incipiente organización; una realidad que sólo
puede ser cambiada por la mayoría que la sufre. Por otra parte informaremos
sobre los pasos, todavía incipientes e inseguros, que vamos dando para
configurarnos a lo largo y ancho de la geografía hispana.
Desde hace
mucho tiempo la sufriente y mayoritaria ciudadanía española, es convocada cada
quince días, aproximadamente, a un espectáculo mediático que a fuer de
repetitivo es ya cansino: el fin de los problemas e incertidumbres sobre la
deuda, la economía, el euro o la UE como consecuencia de las decisiones de la
troika comunitaria o de algunos de sus miembros. A las pocas horas del
“acontecimiento” que se suponía trascendental, la realidad vuelve a emerger: no
hay solución desde la perspectiva de los DDHH, el Derecho, la Razón o la
Justicia. Los intereses de la minoría financiera y sus políticos adiestrados
siguen siendo no sólo prioritarios sino exclusivos.
Cuando se
escriben estas líneas (2 de Agosto) la reunión del BCE ha concluido con la
decisión de que si los países con dificultades por la prima de riesgo o la
presión de los “mercados” quieren una salida que les garantice la colocación de
su deuda soberana deben pedir el rescate y con él las condiciones y recortes que
se les impongan. El sueño, o mejor la quimera, de Rajoy y Monti se ha venido
abajo. Y es que el problema, más allá de la tipología política del gobernante
de turno, estriba en el fracaso, a la luz de la Justicia Social, de este
proyecto de UE con una moneda única hija de un acuerdo suicida para muchos de
los países que en su momento lo firmaron. La evidencia de los hechos conduce a
una conclusión: por ese camino no hay solución.
Pero el
espectáculo todavía consigue arrastrar a determinados espectadores que en su
ingenuidad siguen creyendo que por ahí vendrán las soluciones y que, en
consecuencia, debemos esperar, como ciudadanos y como españoles, a que las
instancias pertinentes decidan sobre nuestras vidas, haciendas y futuro como
país. Comento dos informaciones extraídas de lo cotidiano que explicitan mejor
que yo el disparate en el que nos han metido.
En un
trabajo de José Luis Rodríguez de ATTAC de Sevilla y ex asesor de varias
Consejerías de la Junta de Andalucía, publicado en Rebelión, encontramos los
siguientes datos:
AÑO DEUDA
2000 373.506
millones de euros
2005 391.083
millones de euros
2009 561.319
millones de euros
2010 641.
802 millones de euros
2011 734.961
millones de euros
Según mis
cálculos, la deuda en el año 2011 ha sido de 15.000 euros por habitante.
Pero no me
resisto a transcribir otros datos e informaciones:
AÑO CAPITAL
+ INTERESES ANUALES
2000 72.000
millones de euros
2005 85.000
millones de euros
2009 125.000
millones de euros
2010 169.000
millones de euros
A estos
datos quiero añadir una consideración que también reproduzco del citado
trabajo: los gastos de Sanidad y Educación en el 2011 dieron una cifra conjunta
de 117.254 millones de euros; comparemos esa cantidad con la suma de capital e
intereses del año anterior y tendremos ante nuestros ojos una evidencia
numérica de superior capacidad explicativa que cientos de discursos.
Hace unos
días el Presidente de la Junta de Andalucía ha criticado con vehemencia la
decisión del Ministerio de Hacienda de recortar en 2.735 la capacidad de endeudamiento
de la Administración Autonómica Andaluza. El Sr. Griñan ha explicado que ello
puede suponer “ el cierre de 19 hospitales o el de 2.000 centros de enseñanza o
el despido de uno de cada cuatro funcionarios hasta 60.000” .Esto es muy grave;
y lo es más aún que una administración tenga que recurrir de manera permanente
al crédito para sufragar el gasto corriente. Pero además hay una gravedad
añadida consistente en endeudarse de manera permanente en vez de recurrir a una
reforma fiscal que haga pagar a los que evaden, ocultan, falsean o incumplen
sus obligaciones fiscales. En 90.000 millones de euros cifraba el profesor
Navarro el importe del fraude fiscal en España y ello sin hablar de evasión de
capitales, exenciones y bonificaciones a determinadas rentas o simplemente
prebendas a determinados grupos, situaciones o intereses. La espiral de la
deuda, en su mayor parte ilegítima por ser contraída para tapar agujeros,
fracasos y operaciones irregulares de intereses privados (la banca), conduce a
España a su dilución como país independiente y a su permanente ninguneo como
voluntad democrática manifestada como pueblo soberano y supuestamente acatada
como fuente de legalidad y legitimidad; la inseguridad jurídica y legal que a
ello ha conducido sólo es comparable con los períodos más oscuros y tristes de
nuestra historia de de los siglos XIX y XX. Y todo ello sin hacer mención del
paro juvenil y del otro, la ausencia de política económica digna de tal nombre
y, sobre todo, la carencia de proyecto de ningún tipo. Todo se reduce a esperar
un milagro que así nunca va a producirse.
Todavía,
desde determinadas instancias políticas y mediáticas, se lanza un doble
mensaje: la formación de un Gobierno de Unidad Nacional para afrontar la
situación o en su caso, nuevas elecciones para intentar así que la otra cara
del bipartidismo gobierne. Olvidan o quieren hacernos olvidar que el problema
reside en el proyecto de Unión Monetaria que aprobado en Maastricht hace 20
años ha conducido al euro. Sin cambiar el proyecto, los relevos políticos y las
alternancias no solucionan nada No me resisto a exponer un ejemplo que explica
mejor que los grandes discursos cuál es la esencia del problema.
El Tratado
de la Unión Europea, anteriormente referenciado, prohibió a los gobiernos que
acudiesen a sus bancos centrales para endeudarse. Así una fuente de
financiación barata (con intereses cercanos a 0) fue prohibida y en su lugar
fue la banca privada la que quedó como prestataria única de los gobiernos. Pues
bien, la diferencia entre lo que España ha tenido que pagar en el 2011 por
intereses a la banca y los que hubiera debido pagar al Banco de España si este
hubiera sido el prestamista, ha sido de 21.000 millones de euros. Ni el Banco
Central Europeo, ni el Fondo Monetario Internacional ni tampoco la Unión
Europea (la famosa troika) están concebidos para una economía productiva,
generadora de puestos de trabajo y regida por la Justicia Social. Por eso
apelar a que cambien únicamente los actores políticos es continuar con la misma
obra. No puede ir por ahí el camino. En esta hora de España, Europa y el Mundo
no podemos engañarnos y seguir esperando a que alguien nos solucione el
problema; el cambio sólo puede venir de la mayoría, por plural, varia e incluso
abigarrada, que ésta sea. Un cambio que se sustenta en una meta y en dos
afirmaciones rotundas.
No hay
proyecto ni futuro para la mayoría sin que cuatro conceptos y sus contenidos
correspondientes, se constituyan en el horizonte de la acción de los pueblos y
sus mayorías: los DDHH. La Democracia en su acepción más completa y profunda,
el Derecho y la Justicia Social. Y ello no será posible mientras la acción de
la ciudadanía no tenga claro que:
1. La
economía es ciencia de medios y no de fines; es decir que es la voluntad
democrática de la sociedad quien decide qué tipo de economía hay que
desarrollar para conseguir los fines y las metas anteriormente expuestos.
2. El
desarrollo de la actividad económica debe ser compatible con el equilibrio
medioambiental y en consecuencia debe también supeditarse a ese mandato y al
respeto que debemos a las generaciones futuras.
¿Hay señales
de que las cosas pueden ir en esa dirección?
La cultura
de la prisa, la inmediatez y la irreflexión nos ha conducido a querer ver
resultados, cambios y novedades al instante, en breve tiempo, en secuencias
cortas. Por otra parte las personas que sufrimos las consecuencias de la actual
situación somos proclives, por la angustia vivida, a creer que acciones súbitas
y marcadas por la rabia y el dolor, más que justificados, pueden mudar la
situación. Sin embargo una reflexión sobre lo que está pasando a nuestro
alrededor nos indica que las cosas se mueven y positivamente.
Sólo hace
dos años que el 15 M conmocionó a la opinión pública española y a parte de la
mundial. Aquello supuso y supone que en colectivos y grupos sociales
importantes cualitativa y cuantitativamente considerados, había prendido la
voluntad de ser protagonistas de su destino y en consecuencia la capacidad de
autoorganizarse.
Aquel
acontecimiento no puede borrar de nuestra memoria una ingente cantidad de
asociaciones y organizaciones que desde antes del 15M ya venían manteniendo
posiciones basadas en programas alternativos y en esquemas de organización
social fuertemente democráticos. Pero fue este movimiento el que tuvo la
capacidad de un “hacer caer en la cuenta” más generalizado.
En menos de
un año han ido apareciendo o renaciendo movimientos, proyectos y propuestas de
radical factura democrática que bajo la forma de foros, convocatorias,
llamamientos a la rebeldía democrática, etc. están marcando el inicio de una
nueva época.
En menos de
un año se han puesto de actualidad conceptos y palabras como Proceso
Constituyente, Asamblea Constituyente, Empoderamiento, etc. que, o bien no se
habían escuchado antes o bien se habían olvidado.
En ese río
de opinión pública, en esa corriente de renovación democrática profunda y de
Justicia Social se inserta nuestro proyecto de Frente Cívico. No pretendemos
ser distintos a nadie ni tampoco considerarnos portadores exclusivos de ese
ímpetu de cambio profundo. La característica que mejor nos defina y singularice
quizás sea la de la transversalidad; es decir la especial atención que ponemos
en buscar un denominador común en esa mayoría tan varia y plural y hacerlo con
el método de elaboración colectiva de programas, propuestas y acciones
pertinentes para implantarlos y llevarlos a cabo.
Y en eso
estamos; somos conscientes de nuestras limitaciones estructurales y
organizativas pero también somos conscientes de que la realidad y los deseos de
cambiar soplan con fuerza nuestras velas.
¿En que
situación nos encontramos?
Al día de
hoy se han adherido 4.050 personas de las cuales 2738 ya han recibido la
confirmación para que se puedan conocer y dirigirse a otras de la misma localidad.
Se han
terminado con los datos recibidos entre los días 17 y 23 de Julio. En breve se
comenzará a introducir otras 1000 adhesiones. En Alicante, A Coruña, Asturias,
Cádiz, Madrid y Sevilla ya se han constituido asambleas y elegido
provisionalmente a sus coordinadores. De la misma manera nos consta
fehacientemente que en Barcelona capital y en Vilanova y la Geltrú también se
han constituido asambleas. A través de otras informaciones sabemos que en
Madrid y varias capitales más se ha empezado el proceso asambleario pertinente.
Queda por constituir los grupos de Palencia, Segovia, Soria , Ceuta y Melilla.
En cuanto a
Córdoba se procederá a constituir la asamblea en el mes de Septiembre.
Como ya
advertíamos en el Somos Mayoría I disponemos de escasísimas infraestructuras y
todo el trabajo está recayendo sobre un puñado de personas. Os rogamos
paciencia. Con serenidad y método iremos construyendo el proyecto. Esperamos
que a final de año lo tengamos constituido con una estructura extendida a lo
largo y ancho de la geografía española.
Os rogamos
que pongáis el mayor esfuerzo y el mayor énfasis en la elaboración de
propuestas programáticas que vayan enriqueciéndose desde la base hasta la
futura estructura estatal.
Mientras
tanto y en aquellos lugares en los que ya estéis constituidos con el acta
correspondiente podéis, si así lo creéis conveniente, tomar o secundar
iniciativas que no colisionen con los principios o metodología del Frente
Cívico.
Estamos
estudiando hacer una gran comparecencia pública en el mes de Septiembre.
Paciencia, tesón y ánimo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario