COM EL ‘ERE’ DE PICARA
Artículos de
Opinión | Joaquin Sagaseta * | 27-08-2012 |
La “reforma
laboral” del gobierno del PP golpeó en el centro vital del estado social y de
derecho.
No por ser
continuidad de una línea por donde cursaba decidida la política de la social
democracia de derecha, la brutalidad sin precedentes de esa reforma desautoriza
al gobierno del PP y de la gran patronal en su pretensión de compartir
responsabilidades.
Los
resultados son de una elocuencia social terrorífica, se baten estremecedores
récords en la cifra de parados y se degradan en extremo todas las condiciones
de trabajo y existencia de la población asalariada. Al tiempo se desmantelan,
se amputan o recortan drásticamente los instrumentos y prestaciones de salario
indirecto y redistribución de la riqueza: la generalidad de los servicios
sociales, la protección de la seguridad social y de la dependencia, los
servicios sanitarios y educativos públicos, la fiscalidad progresiva…
En estos
días ha salido a la superficie el balance de la reforma en lo que concierne a
los ERE -Expedientes de Regulación de Empleo y despidos colectivos-.
Como se sabe
la “autorización administrativa” para los despidos por medio del ERE, que
requería la legislación derogada, incomodaba a la patronal como diente de ajo a
vampiro. Se exponían a que los inspectores responsables y limpios, que eran y
son muchos, les obligaran a sacar de los armarios los cadáveres mejor
guardados: ¡las cuentas reales!. Justamente por eso los trabajadores contaban
con un margen no despreciable de resistencia. A la “autorización” la patronal
se la tenía jurada.
Aquel
requisito traía su fundamento directamente de las obligaciones que impone a la
administración el orden constitucional y las normas donde se expresa el estado
social: el trabajo como derecho (Art. 35 CE), políticas orientadas al pleno
empleo (Art. 40 CE), función social de la propiedad (Art. 33 CE)…
La
liquidación de la autorización previa para los despidos colectivos, vieja
reivindicación de la patronal, es una de las “perlas” de la “reforma”. Con ello
se debilitó sobremanera la posición de los trabajadores, de sus representantes
y de los sindicatos en toda la fase de negociación. Ha sido por esto y por las
máximas facilidades para despedir a destajo, sin causa real que lo justifique,
por lo que desde la entrada en vigor de la “reforma laboral” el ERE ha caído en
las manos de la patronal como picana destripadora del derecho al trabajo y a la
estabilidad en el empleo.
Los ERE se
han multiplicado exponencialmente, de forma muy particular los ERE sin acuerdo,
o lo que es lo mismo, los despidos en masa de trabajadores indefensos: en
febrero el 10% del total de ERE -254- se llevaron a efecto sin acuerdo, en
marzo ya fueron el 29% -900-, en abril el 56% -1543- y en mayo la cifra
ascendió al 68% -2047-.
Si algo es
irrenunciable para el campo de la democracia real en general, y para el
movimiento obrero en particular, es la derogación de la llamada “reforma
laboral”. En ella se relame la sádica “moral” del gran capital, la burguesía
decadente y la derecha ultrareaccionaria-“que se jodan”-, no en vano representa
la mayor regresión en el conjunto de los derechos de los trabajadores en los
últimos 40 años y el más feroz ataque al estado social y democrático de
derecho.
* Joaquin
Sagaseta. Abogado laboralista.
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