Ahora usa lentes, pero su lectura aguda
sigue tan viva como cuando, hace 55 años, el Pombo llegó hasta la Sierra
Maestra para ser parte del ejército revolucionario que dirigía Fidel Castro y
le diera la libertad a Cuba.
Internacional
| ANDES | 12-10-2012 |
El general
Harry Villegas, de 62 años, viene al Ecuador a presentar la reedición de su
libro Pombo, un hombre de la guerrilla del Che, un diario que recoge su
experiencia en la militancia revolucionaria y sus anécdotas junto al
guerrillero heroico en el Oriente cubano.
Pese a que
tenía una invitación a La Higuera (Bolivia) para recordar el 45 aniversario de
la muerte del Che, decidió venir a Ecuador. Su visita al país coincidió con la
de los príncipes españoles, Felipe y Letizia, la prensa se volcó sobre ellos,
mientras el guerrillero está en la casa del embajador cubano, sentado con un
pantalón jean que alguna vez fue negro pero ahora es gris.
En la
residencia diplomática, el Pombo lee la prensa nacional y la de su país. Cuando
nos ve llegar, su rostro no se inmuta, apenas un ligero movimiento de sus cejas
delata que se dio cuenta que llegamos. Deja a un lado los periódicos y estira
su mano –negra, firme, recia- y habla con el inconfundible acento de la isla de
José Martí.
Entrados en
la charla, nada en su análisis escapa a una lectura espacio temporal, dialéctica.
El hombre recuerda que cuando se alzaron en armas en Cuba, no había otra
alternativa. A Batista, Fidel Castro le dio varias opciones pero el dictador no
aceptó. Fue entonces cuando los revolucionarios cubanos decidieron ir por la
vía armada.
Los años han
pasado y Pombo afirma que las condiciones son distintas, que el camino es
distinto, pero el objetivo es el mismo. Comulga con el pensamiento de la nueva
izquierda latinoamericana, con el pensamiento de Hugo Chávez, Evo Morales y
Rafael Correa. Con su boina gris, una chompa parda de al menos una talla más
grande a su medida, zapatos negros de cuero que no alcanzan a disimular unas
raídas medias grises, Pombo también tiene críticas mordaces.
Cuando habla
de Ecuador dice que prefiere no meterse en sus asuntos internos pero que la
extracción de clase del presidente Correa puede darle algunas limitaciones a
este proceso. Afirma, sin embargo, que la trasformación no se puede detener y
que la gente –si desea que continúe el cambio y el progreso- debe votar otra
vez por el actual mandatario.
En su
discurso no faltan las referencias teóricas hacia el marxismo-leninismo, sus
críticas a Francis Fukuyama y la teoría del fin de la historia, la recurrencia
hacia las ideas martianas. Hombre lúcido que ha viajado por muchos lugares del
mundo, en todos pidiendo posada porque no lleva dinero consigo, Pombo gesticula
y hasta estira su mano para tocar al entrevistador y hacerle notar la
importancia de lo que está diciendo.
El
guerrillero asegura que el conflicto en Colombia debe terminar, que los
combatientes llevan cerca de 50 años en la selva y que no se ha resuelto nada.
¡Eso debe terminar ya!, dice enfático aunque tiene claro que los guerrilleros
de las FARC-EP no deben entrar a este proceso apretados por el cuello sino en
igualdad de condiciones.
La charla
con este hombre pudiera ser interminable, habla con soltura y claridad de todo
lo que se plantee. Es la segunda vez que visita Ecuador y conoce sobre los
incas, sobre el la Colonia y el proceso independentista de Antonio José de
Sucre y Simón Bolívar, sobre los lugares históricos de la capital y sobre las
formas del ser ecuatoriano, de la Revolución Ciudadana. Aún falta, asegura: a
este proceso hay que ponerle la “r”, aún es evolución, y sonríe.
Pronto
volverá a Cuba, a continuar hablando del Che, de la Revolución, de sus viajes
por el Congo junto a Guevara, a reflexionar con Fidel

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