UN BAÑO DE REALIDAD
Artículos de
Opinión | Pedro Luna Antúnez | 13-09-2012 |
Foto: Huelga del transporte en Barcelona año 1951
Hay que
reconocer a CiU que son hábiles. Muy hábiles. En general, la burguesía catalana
ha demostrado históricamente gran capacidad de adaptación al medio y al
contexto político. Ya fuese en democracia o en plena dictadura. Aún así, ha
conservado cierta patina de derecha liberal y europea. Incluso entre la
izquierda. Fue la misma izquierda la que ensalzó a CiU como la “derecha
civilizada” en contraposición con la derecha española, más ruda y autoritaria.
Poco importó el pasado franquista de la derecha catalana. Hoy Francesc Cambó,
líder regionalista catalán durante los años veinte y treinta del siglo pasado y
posterior adulador del dictador Franco, merece una estatua en el centro de
Barcelona. Los fascistas siempre fueron otros.
La masiva
manifestación celebrada ayer en Barcelona es un nuevo logro de la burguesía
nacionalista. No es fácil sacar a la calle a millón y medio de personas cuando
por otro lado estás abocando a la pobreza a millones de ciudadanos y estás
destrozando a golpe de decreto los servicios públicos más esenciales. El
patriotismo y el soporte de los medios de comunicación obraron el milagro. Ayer
una inmensa bandera tapó los recortes sociales del gobierno de CiU. Ese
sentimiento gregario de pertenencia a la tribu del que se nutre todo
nacionalismo llenó las calles de Barcelona para reclamar la creación de un
nuevo Estado. Es decir, una vez más el debate sobre la cuestión nacional pasó
por encima del debate social y de clase. Digamos que lo sepultó. Todo ello ante
la satisfacción y la vanagloria de los Artur Mas y los Durán i Lleida.
La derecha
nacionalista sabe hacer muy bien sus deberes. Su mensaje excluyente cala en la
calle y ha relegado a la izquierda al papel de mera comparsa. La derecha ha
vapuleado a la izquierda en su propio terreno. Lo ha logrado en un concepto tan
gramsciano como el de la hegemonía cultural. La izquierda en Cataluña no es
sino un espejismo de lo que fue el histórico PSUC. La idea de una república
federal y el internacionalismo han caído en el olvido de una izquierda
pendiente únicamente de los sondeos electorales y de la opinión pública. Es una
izquierda estéril y adocenada que actúa a remolque de la derecha desoyendo e
ignorando a su propia base social. A la izquierda catalana no le vendría nada
mal bajar de nuevo al tajo. Le espera un baño de realidad.
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