Ante las intrigas, corrupciones,
impedimentos, soledades, complots, divisiones, ambiciones de poder, y la
impotencia para tomar decisiones, el Papa decidió renunciar al Pontificado
dejando a la Iglesia en una encrucijada de la que no se sabe si hay salida
RAFAEL PLAZA
VEIGA Madrid 24/02/2013 08:21 Actualizado: 24/02/2013 08:21
El cardenal Bertone y el Papa, durante la misa del
Miércoles de Ceniza.GABRIEL BOUYS / AFP
No hace
muchos días el mismísimo diario oficial de la Iglesia, L´Osservatore
Romano, describía al Papa como "un pastor rodeado de
lobos". El casi seguro detonante de su "renuncia" (o dimisión
forzada) al Papado fue la publicación, hace casi un año (mayo de 2012), de
"Su Santidad. Las cartas secretas de Benedicto XVI", del
periodista experto en asuntos vaticanos Gianluigi Nuzzi. En este libro se
destapaban unos 25 informes vaticanos secretos que el mayordomo del
Papa, Paolo Gabriele, que los venía fotocopiando desde el año 2006, habría
facilitado al polémico y famoso periodista, aún no se sabe muy bien por qué.
Pero se
puede adivinar. Según cuenta el propio Nuzzi, Gabriele le habría
confesado que al papa Ratzinger "nadie le informaba de lo que pasa en la
Curia"; que "el Santo Padre estaba cansado de lo que veía"; que "Su
Santidad se sentía incapaz de afrontar las intrigas vaticanas"; y que
"ya no le quedaban fuerzas para echar a los mercaderes del
templo"...
Casi un año
después de estas confesiones, que el propio Nuzzi acaba de
revelar, Benedicto XVI se convierte en el séptimo Pontífice -o el
quinto, según otras fuentes- que "renuncia" al Papado, tras hacerlo
San Ponciano (año 235), San Silverio (537), Martin I (1044), Benedicto IX
(1045), Celestino V (1294) y Gregorio XII (1415). (Pío VII (1800) firmó su
"abdicación" en 1803, pero enseguida se arrepintió y derogó su
renuncia, gobernando la Iglesia hasta 1823). La historia de estas dimisiones,
así como la historia de los papas, está plagada de turbulencias, intrigas,
nepotismos e incluso crímenes.
Sólo entre
los siglos IX y XI (del año 882 al 984) unos nueve papas desaparecieron por la
fuerza de la Silla de Pedro, envenenados unos, estrangulados o
acuchillados otros, y el resto obligados al destierro. Del siglo XIX
conocemos alguna de las tretas papales y napoleónicas para controlar el orden
civil y el religioso desde el inmenso poder de la Iglesia.
El Vaticano
es una institución a la deriva de intrigas palaciegas, luchas por el
poder y corruptelas
A lo largo
de las próximas semanas, mientras llega el día de la renuncia efectiva del papa
Ratzinger (28 de febrero), y especialmente las semanas anteriores al Cónclave
del que saldrá el nombre del nuevo Papa (entre el 15 y el 20 de marzo),
podremos conocer y presenciar no pocos de los asuntos internos de un Vaticano
en plena encrucijada, de una institución a la deriva, en la que las
intrigas palaciegas, casi medievales, las luchas por el poder, las corruptelas
en sus finanzas, la turbulenta vida sexual de algunos de los altos
dignatarios de la Iglesia y la división del Colegio Cardenalicio respecto
al horizonte hacia donde debe caminar la Iglesia, dejarán estupefactos a una
buena mayoría de los fieles cristianos, ajenos a estas turbulencias de aquellos
que deciden día tras día su "camino de salvación eterna". De otros
escándalos -como la pederastia de una parte del clero y los dineros sucios
manejados por los banqueros de Dios- ya están los cristianos (que
conforman la séptima parte de la población mundial) bastante enterados...
El pasado
jueves, el diario La Repubblica comenzó a publicar una serie de
artículos en los que habla del devastador informe que le procuraron al Papa
tres cardenales, Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi, encargados
por el propio Ratzinger de investigar la fuga de noticias conocida como
Vatileaks. En las 300 páginas del documento, según el diario, quedan
perfectamente plasmados todos los males de la Curia. "Todo gira en
torno al incumplimiento del sexto y el séptimo mandamientos", asegura
uno de los personajes citados en el texto. Es decir, en torno a "no
robarás" y "no cometerás actos impuros".
Citas sexuales de religiosos en establecimientos de
Roma
Sobre esto
último, el periódico habla de una red de intercambio de favores sexuales
entre seminaristas, laicos y prelados que se citaban en los lugares más
insospechados de Roma (una sauna, un centro de estética, una residencia de
estudiantes) poniendo en peligro de manera definitiva la reputación de la
Iglesia. Sobre el primero, el "no robarás", los focos apuntan directamente
al Instituto para las Obras de la Religión (IOR), conocido como "Banca
Vaticana".
La
Repubblica recuerda
que desde el 1 de enero, el Banco de Italia decidió suspender las operaciones
en cajeros en el Vaticano por no respetar las normas internacionales contra el lavado
de dinero. Habla de las trabas del secretario de Estado, Tarsicio Bertone, para
ampliar la transparencia de la entidad. Como su nombre indica, en el IOR sólo
podrían abrir cuentas organismos, asociaciones o instituciones relacionadas con
la Iglesia; las sospechas crecen cuando esos entes ponen como testaferros a
hombres ligados a la mafia, a la venta de armamento, a políticos corruptos, a
terroristas, etc. Hace tiempo que se viene hablando de que el IOR ha
ayudado a lavar dinero a este tipo de personajes y según La Repubblica,
Bertone habría sido el máximo responsable. Y estas intrigas monetarias habrían
empujado a Ratzinger a la decisión definitva: renunciar para dejar paso a un
Papa más joven que pueda lidiar con el problema.
Pronto
sabremos las causas o motivos reales (además de los que él mismo ya ha
desvelado) de la renuncia de Benedicto XVI. De momento contamos con datos muy
fiables que ilustran, a quien esté dispuesto a ello, sobre la encrucijada por
la que pasa la Iglesia Católica Romana.
Un caballero de la Orden de Malta al frente de las
finanzas vaticanas
¿Por qué
dimitió no hace mucho tiempo Ettore Gotti Tedeschi de la presidencia
del IOR? ¿Por qué Benedicto XVI, que ya tenía decidida su renuncia, tras
comprobar que Tedeschi no logró la transparencia en las finanzas vaticanas,
nombra poco tiempo después para dirigir los dineros de la Iglesia a un abogado
alemán llamado Erns von Freyberg, un "caballero de la Orden de
Malta" que se dedica, entre otras cosas, al negocio de la fabricación
de buques de guerra?
¿Qué ha
podido suceder en el corazón de Joseph Ratzinger para que Bertone, que es el
Decano del Colegio Cardenalicio y será quien lleve, como Camarlengo, las
riendas del inmediato Cónclave, haya pasado a ser, a juzgar por las
declaraciones del mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, y del periodista Nuzzi,
de "hombre de confianza de Benedicto XVI" a posible intrigante y
muñidor de complots contra el Papa entre los diversos despachos vaticanos?
¿Qué
informaciones tiene el alcalde de Milán, Giuliano Pisapia (un
"abogado ateo de izquierdas", según Nuzzi), para afirmar que "Benedicto
XVI tiene miedo"? Miedo, según el mayordomo Gabriele, "a la
gestión de la Curia Vaticana, a los intereses oscuros de los más altos
cardenales, a los opositores a las necesarias reformas en la Iglesia, a este
pequeño Estado en el que una locura -como la matanza de varios guardias suizos
en 1998, gobernando Juan Pablo II- puede quedar impune".
El
secretario de Estado, Bertone, urdía complots contra el cardenal Viganó, número
dos del gobierno del Vaticano
El Papa
Ratzinger dejó caer, al día siguiente de anunciar -en latín- su renuncia, que
la Iglesia está "sumida en las rivalidades". Y rezó por ella.
Su secretario de Estado, Bertone, no parece tener muy buenas relaciones con el
cardenal arzobispo de Milán, simpatizante de Comunión y Liberación y uno de los
papables, Angelo Scola, al que hizo cardenal Benedicto XVI.
Tampoco parece simpatizar con el número dos del gobierno vaticano, cardenal
Carlo María Viganó, que habla mucho con el Papa, al que ha informado sobre
posibles casos de corrupción, gastos injustificados e inflados, y cuentas
"poco claras", según el periodista Gianluigi Nuzzi, quien revela que
Bertone urdió complots contra este cardenal; que Viganó informaba al Papa a este
respecto; y que el Papa, hundido por la pena, se iba acto seguido a rezar a su
capilla privada...
La soledad
papal debe ser tan profunda que uno se explica ahora mejor la confesión que
hizo a Nuzzi el cardenal Velasio de Paolis, nombrado por Ratzinger delegado
pontificio para investigar a los Legionarios de Cristo tras el escándalo
mundial de su fundador, Marcial Maciel: "Se me hace impensable
que el Papa mande al cardenal Bertone a su casa".
Vistas, en
fin, estas intrigas, corrupciones, impedimentos, soledades, complots,
divisiones, ambiciones de poder, y la impotencia para tomar decisiones, en su
-es, al menos, imaginable- espantosa soledad, el Papa Benedicto XVI decide
renunciar al Pontificado. Él debe saber perfectamente lo que ha hecho. Él, que
no es un populista como su antecesor Juan Pablo II, que no es un hombre de
pueblo como Juan XXIII, que no es un decidido reformador social y abierto
al diálogo con las otras grandes religiones, como Pablo VI, se ha topado a
lo largo de casi ocho años con los entresijos del Vaticano... ¡Pero no ha
podido con ellos!
Un Vaticano
tenebroso, oscuro, y sospechosamente corrupto, que está llevando a la Iglesia a
una encrucijada, no se sabe aún muy bien si sin salida. El tiempo y el nuevo
Papa lo dirán.
Fuente: www.publico.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario