Martes, 26
de febrero de 2013
Los bancos,
instaurados en el corazón de la vida social, estuvieron durante mucho tiempo
vinculados a un territorio al que contribuían a organizar. Creado en Cantabria
en el siglo XIX, el español Santander se lanza al asalto de América Latina
en los años 1990. Los nuevos conquistadores han cambiado el arcabuz por el tipo
de interés. Cuando el semanario El País semanal redactaba “El
retrato del poder” en España, el 31 de octubre de 2010, era su rostro el que
aparecía en portada. Emilio Botín, patronímico de acertado significado
para el caso. Segunda fortuna española con un patrimonio de 1.500 millones
de dólares, Botín sería, según el diario Le Monde, “el actor
financiero más poderoso de Europa”. Hijo y nieto de banqueros, dirige
un mastodonte: el banco Santander.
“El Santander”, primer grupo español, principal sociedad financiera de
América Latina, trigésimo séptima transnacional del planeta , forma parte
de los tres mayores bancos mundiales en términos de ingresos. En 2010,
contaba con más de 178.000 trabajadores (de los cuales 54.000 estaban
en Europa occidental y cerca de 90.000 en América Latina),
gestionaba 1,2 billones de euros de activos y generaba unos ingresos brutos de
42.000 millones de euros. Mientras la crisis financiera amenazaba a la mayoría
de las instituciones financieras ibéricas, los beneficios del Santander
superaban los 8.000 millones de euros, por cuarto año consecutivo. “¿En
crisis? ¿Quién está en crisis?”, preguntaba el presidente Botín al anunciar
la adquisición del banco británico Alliance & Leicester, en 2008
En 1986, Emilio Botín sucedió a su padre, Emilio Botín, quien a su vez había sustituido a su propio padre, Emilio Botín, en la presidencia del grupo Santander. Nacido hace cincuenta años, se encuentra en ese periodo en pleno desarrollo. Hasta el momento, el sector bancario español había mostrado un aspecto de fortaleza: protegidas del mundo exterior, siete entidades se repartían el mercado (4). Tan próximo al jefe del Gobierno socialista Felipe González -entonces en el poder- como lo sería más tarde de su sucesor liberal José María Aznar, el presidente del Santander identifica el golpe de suerte que representa la desregulación financiera.
Al sur de los Pirineos, dos glotones bancarios devoran rápidamente todo lo que les rodea: por una parte, el BBVA, surgido de la fusión del Banco de Bilbao y del Banco Vizcaya así como de las Cajas de Ahorro Argentaría; por la otra, el Banco Santander Central Hispano (BSCH), que emerge de la unión del Banco Central, Banco Hispano-Americano y Banco Santander, y posteriormente de la adquisición del Banco Español de Crédito (Banesto).
En 1986, Emilio Botín sucedió a su padre, Emilio Botín, quien a su vez había sustituido a su propio padre, Emilio Botín, en la presidencia del grupo Santander. Nacido hace cincuenta años, se encuentra en ese periodo en pleno desarrollo. Hasta el momento, el sector bancario español había mostrado un aspecto de fortaleza: protegidas del mundo exterior, siete entidades se repartían el mercado (4). Tan próximo al jefe del Gobierno socialista Felipe González -entonces en el poder- como lo sería más tarde de su sucesor liberal José María Aznar, el presidente del Santander identifica el golpe de suerte que representa la desregulación financiera.
Al sur de los Pirineos, dos glotones bancarios devoran rápidamente todo lo que les rodea: por una parte, el BBVA, surgido de la fusión del Banco de Bilbao y del Banco Vizcaya así como de las Cajas de Ahorro Argentaría; por la otra, el Banco Santander Central Hispano (BSCH), que emerge de la unión del Banco Central, Banco Hispano-Americano y Banco Santander, y posteriormente de la adquisición del Banco Español de Crédito (Banesto).
FORTALECIDO
AL AMPARO DE LAS CORRIENTES NEOLIBERALES LATINOAMERICANAS
En 2007, el grupo recupera el nombre del municipio de Cantabria donde fue fundado: Santander. A finales de los años 1990, los dos grandes bancos españoles se benefician del proceso de “apertura” y de privatización de las economías latinoamericanas: entre 1997 y 2002, el BBVA invierte 7.800 millones de dólares en la adquisición de treinta y cuatro bancos de la región; en el mismo periodo, el Santander desembolsa 12.300 millones para atribuirse veintisiete entidades.
A imagen y semejanza de otras grandes sociedades españolas tales como Repsol (petróleo), Telefónica (telecomunicaciones) o Endesa (electricidad), los dos bancos ascienden al rango de sociedades transnacionales en el transcurso de un proceso de reconquista de América Latina por parte del capital español. Pero las adquisiciones del Santander no se limitan a esta parte del globo. En 2004, también se apodera del británico Abbey, por 13.400 millones de euros; en 2007, retoma las actividades del neerlandés ABN Amro en Brasil e Italia, por 19.900 millones de euros; y en 2009, penetra en el mercado norteamericano, con la adquisición del Sovereign, por 1.600 millones de dólares.
UNA ESTRATEGIA OFENSIVA-DEFENSIVA
Esta estrategia de expansión pretende a la vez ser ofensiva (conquistar sectores de mercado) y defensiva (protegerse de eventuales adquisiciones hostiles por parte de los competidores). Para Botín, se trata del abecé de los negocios: “Para defender a los accionistas, no basta con garantizar un crecimiento importante cada mes - explicaba en 2006 -. Si un banco se contenta con tal objetivo, termina por tener carencias de carburante”.
En 2007, el grupo recupera el nombre del municipio de Cantabria donde fue fundado: Santander. A finales de los años 1990, los dos grandes bancos españoles se benefician del proceso de “apertura” y de privatización de las economías latinoamericanas: entre 1997 y 2002, el BBVA invierte 7.800 millones de dólares en la adquisición de treinta y cuatro bancos de la región; en el mismo periodo, el Santander desembolsa 12.300 millones para atribuirse veintisiete entidades.
A imagen y semejanza de otras grandes sociedades españolas tales como Repsol (petróleo), Telefónica (telecomunicaciones) o Endesa (electricidad), los dos bancos ascienden al rango de sociedades transnacionales en el transcurso de un proceso de reconquista de América Latina por parte del capital español. Pero las adquisiciones del Santander no se limitan a esta parte del globo. En 2004, también se apodera del británico Abbey, por 13.400 millones de euros; en 2007, retoma las actividades del neerlandés ABN Amro en Brasil e Italia, por 19.900 millones de euros; y en 2009, penetra en el mercado norteamericano, con la adquisición del Sovereign, por 1.600 millones de dólares.
UNA ESTRATEGIA OFENSIVA-DEFENSIVA
Esta estrategia de expansión pretende a la vez ser ofensiva (conquistar sectores de mercado) y defensiva (protegerse de eventuales adquisiciones hostiles por parte de los competidores). Para Botín, se trata del abecé de los negocios: “Para defender a los accionistas, no basta con garantizar un crecimiento importante cada mes - explicaba en 2006 -. Si un banco se contenta con tal objetivo, termina por tener carencias de carburante”.
Ese no es el caso del Santander: de 2004 a 2007, sus beneficios se triplican.
En 1999, los beneficios del BBVA superan a los del Santander en 171 millones de
euros; en 2009, el segundo hace público un resultado dos veces superior al del
primero. Principalmente gracias a sus operaciones en América Latina, una región
dopada por el crecimiento de una China ávida de sus recursos naturales. Entre
2003 y 2006, el volumen de negocios de la división latinoamericana se dispara
de los 85.000 a los 174.000 millones de dólares. En 2010, mientras España
apenas puede salir de su recesión, la región representa un 43% de los ingresos
del banco (de los cuales un 85% se generan gracias a las actividades en el
extranjero): “Hace ya veinte años que estamos presentes en América Latina -resumía
el director del banco para la región, en 2010-. Ha llegado el momento de
recoger los frutos de ese trabajo”.
Para las poblaciones latinoamericanas, la cosecha se revela más decepcionante. La llegada del Santander a la región se ha saldado sobre todo con la pérdida de empleos en el seno de instituciones antiguamente en poder del Estado, y posteriormente en las filiales. Mientras que en 1997 el Santander Colombia daba empleo a 4.400 personas, no eran más de 950 en 2004, sin que se haya producido una notable modificación de su perímetro de actividad. Presente en el capital de treinta y tres sociedades domiciliadas en paraísos fiscales, el banco es accionista o financia varias empresas de armamento. Por otra parte, concede sus créditos (directa o indirectamente) a proyectos con un fuerte impacto socio-medioambiental en una región donde en la mayoría de los casos la extracción minera se lleva a cabo sin tener la menor consideración por las poblaciones locales (7).
LA "ETICA EMPRESARIAL" DEL SANTANDER
Para las poblaciones latinoamericanas, la cosecha se revela más decepcionante. La llegada del Santander a la región se ha saldado sobre todo con la pérdida de empleos en el seno de instituciones antiguamente en poder del Estado, y posteriormente en las filiales. Mientras que en 1997 el Santander Colombia daba empleo a 4.400 personas, no eran más de 950 en 2004, sin que se haya producido una notable modificación de su perímetro de actividad. Presente en el capital de treinta y tres sociedades domiciliadas en paraísos fiscales, el banco es accionista o financia varias empresas de armamento. Por otra parte, concede sus créditos (directa o indirectamente) a proyectos con un fuerte impacto socio-medioambiental en una región donde en la mayoría de los casos la extracción minera se lleva a cabo sin tener la menor consideración por las poblaciones locales (7).
LA "ETICA EMPRESARIAL" DEL SANTANDER
Frente a las críticas, el Banco Santander desarrolla el discurso de la “responsabilidad
social corporativa”. Esta “ética empresarial” ha dado forma a nuevos
“servicios inclusivos” destinados a las poblaciones “desfavorecidas”.
El objetivo es contribuir a la emergencia de una “ciudadanía corporativa”
.
Después de todo, “una América Latina donde un número mayor de ciudadanos
pueda disfrutar del derecho a abrir una cuenta corriente, obtener fondos o solicitar
una hipoteca será una América Latina más igualitaria que la que conocemos,
donde los derechos financieros [sic] son exclusividad de una minoría”,
analizaba un alto dirigente del banco en 2010 . El Santander lanza, por
consiguiente, programas de micro-créditos en Brasil, Chile, Argentina y
el Salvador; distribuye las tarjetas de crédito y desarrolla las
posibilidades de préstamo, dentro de la óptica de trabajar por el desarrollo de
la región. Pero se trata asimismo de “no apostar únicamente por las clases
superiores”. Puesto que “interesarse por las clases medias actuales y futuras”
constituye, según el banco, “una opción segura y rentable” .
En la carta a los administradores del grupo que inicia el informe anual de
2010, Botín se felicitaba por los éxitos “que permitieron distribuir 19.000
millones de euros entre nuestros accionistas en el transcurso de los últimos
cuatro años”, es decir, una cifra superior al conjunto del programa de
austeridad del Gobierno español para el año 2010-2011. Un programa de
austeridad considerado bastante tímido: en marzo de 2011, Botín se rodeaba de
cuarenta líderes de las principales empresas españolas para invitar al
presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, “a dar muestra de firmeza”
. Salió de esta entrevista tranquilizado: el 2011 “será un año excelente”,
proclamaba
Dos meses más tarde, miles de manifestantes ocupaban las grandes plazas del
país para denunciar una crisis en gran parte debida a la exuberancia de un
sector inmobiliario sacudido por la generosidad de los préstamos concedidos por
los bancos españoles. “No somos mercancía en manos de políticos y
banqueros” , proclamaban. Un análisis que ciertos resumían con el
eslogan “Tu Botín, mi crisis”.
Fuente: http://canarias-semanal.org/
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