La Fiscalía abre una investigación a raíz de la
denuncia de la organización animalista Libera, que ha detectado más de un
centenar de casos
Fotografía facilitada por la Asociación Animalista
Libera, sobre el maltrato al ganado equino en Galicia.EFE
El maltrato
al ganado equino en Galicia, con más de un centenar de casos desde 2011 según
la Fundación Franz Weber y la asociación Libera, ha llevado a la Fiscalía a
abrir una investigación sobre una barbarie medieval, el empleo de cepos, para
inmovilizar a los caballos.
El maltrato
animal en España es un problema social grave y la organización animalista
Libera abrió hace tres años una línea veinticuatro horas, llamada Caballos con
cepos, en la que se han registrados 129 casos, el último del 24 de noviembre.
Pese a esta cifra, solamente hay una sentencia condenatoria en el año 2013. Los
cepos, pexas o trancas son una nueva amenaza para los caballos,
principalmente en la comunidad gallega, donde es habitual ver como esta
práctica de maltrato animal, que limita la movilidad de los equinos, se
extiende de manera exponencial desde que en el año 2006 se hallaran varios
casos de caballos con cepos calcinados durante la oleada de incendios que asoló
Galicia.
El cepo
disminuye la movilidad del caballo, afecta a su modo de andar, y provoca graves
infecciones
Los efectos
más destacables son la deformación en el andar del animal y las infecciones que
provoca el metro de cepo atado a la pata, que pueden llegar a causar, incluso,
la muerte. Estos artilugios no solo disminuyen su movilidad, sino que además
modifican
su forma de
desplazarse, ya que en lugar de ir al paso o trotando, tienen que dar saltos
con las dos patas delanteras juntas. Así, con este desplazamiento casi contra
natura, los caballos pierden la capacidad innata que tienen para salvar
obstáculos que en condiciones normales podrían sortear sin apenas dificultad y
es en esta tesitura cuando se ven inmiscuidos en accidentes de tráfico.
Se calcula
que unos 22.000 caballos en Galicia son salvajes y aproximadamente un
80% de ellos carecen del microchip obligatorio identificativo, según el
portavoz de Libera en Galicia, Rubén Pérez, lo que dificulta aún más su labor,
aunque ve una mayor conciencia social en el aumento de las denuncias, hechas
desde el anonimato.
Libera tiene
constancia de hechos similares en otros territorios del norte, como Cantabria y
el País Vasco, así como en la parte norte de Portugal. "El aparato de
madera solo lo vimos en Galicia, pero el uso de cuerdas o cadenas, en otras
partes. La crueldad de los ganaderos evolucionó, porque ahora añaden un trozo
de manguera al final, de color amarillo o verde, para confundir", añade
Pérez. Así, de lejos y con el animal quieto, ese nuevo elemento "camufla
el artilugio" y es imposible de apreciar.
Según Pérez,
las multas por delito animal oscilan entre los 100 y los 30.000 euros, tras la
reforma aprobada en el Parlamento gallego en el mes de septiembre, ya que con
anterioridad a esta modificación el baremo se situaba entre los 30 euros y los
15.000.
Desde el mes
de agosto, la Fiscalía investiga esta práctica tras una denuncia que la
organización animalista Libera formuló el día 20 de ese mes, cuando se localizó
un ejemplar en la zona de Chan de Arquiña, en Moaña, Pontevedra. En
declaraciones a Efe, el fiscal de Medio Ambiente Álvaro García Ortiz indica que
esta es una cuestión "muy amplia" y muy difícil de establecer, puesto
que el "encaje" no es sencillo, porque obliga a demostrar y a
acreditar que esta forma de maltrato produce secuelas. "La simple
utilización del aparato no significa que haya un delito, solo el inicio de una
investigación", apunta.
Sobre el
tipo de infracción, García señala que no existe un delito contra la seguridad
viaria, ya que la colocación de obstáculos imprevisibles debe ser intencionada,
y en este caso, "nadie coloca un animal con una pexa
intencionadamente en una carretera". La multa, continúa, se establece por
días y es proporcional, además de ir en correlación con la capacidad económica
del acusado, un hecho que establece el propio Código Penal.
En Galicia,
más de 65% de los caballos en libertad están identificados
Por otra
parte, la directora de Producción Agropecuaria de la Xunta, Patricia Ulloa,
afirma que en Galicia existe una peculiaridad que es la "libertad o
semi-libertad" de este ganado, un hecho que forma parte de la cultura y
que abogan por proteger. No obstante, observa que la mayor parte de los casos
se producen en animales "no identificados", aunque subraya que en los
últimos años se ha avanzado mucho en este aspecto y cifra la identificación en
torno al 65% o el 70%. Muchos casos no les son notificados, pero de los que sí
hay registros son 5 en 2010, 9 en 2011, 18 en 2012 y 14 en 2013, a expensas de
cerrar el actual ejercicio.
Por
provincias, se detecta un mayor número de casos en Lugo y en Pontevedra,
según el Ejecutivo gallego, y las multas para este tipo de prácticas pueden
llegar a los 100.000 euros, según su gravedad.
Ulloa
manifiesta que tras la liberación del animal, el primer paso, es la
identificación del propietario, un hecho imposible en la mayoría de las veces,
por lo que el caballo pasa a ser propiedad del Ayuntamiento y es éste el que
decide si se sacrifica, solo en casos de extrema gravedad; si se subasta a otro
propietario o se envía a un lugar de acogida.
Miles de
caballos se mueven por caminos forestales, carreteras, laderas, senderos o
merenderos a la espera de que alguien denuncie su situación para que
puedan ser liberados de esos grilletes tortuosos que los aprisionan y que
constituyen una forma de maltrato animal que no es un juego y sí un delito.
Fuente: www.publico.es
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