martes, 23 de diciembre de 2014

FRANCO Y JOSÉ ANTONIO, EN VENTA



Antonio Avendaño / 21 dic 2014
Figuras de José Antonio, Franco y Tejero en un escaparate de Madrid.
Las figuritas de Franco, José Antonio o el teniente coronel golpista Antonio Tejero se venden bien esta temporada. Bueno, ésta y la anterior y la anterior… Éstas de la fotografía se muestran bien visibles en el escaparate de una respetable tienda toledana de la madrileña plaza de Neptuno. Tal vez los dueños del establecimiento sean unos franquistas redomados, pero ni siquiera tal condición ideológica es imprescindible para comerciar sin mala conciencia con la estatuilla de un tipo como Franco a quien hasta la historiografía conservadora (anglosajona, por supuesto) no duda en calificar como sanguinario dictador.
No debe de haber muchos países donde no esté no ya perseguido penalmente, sino siquiera mal visto socialmente poner a la venta imágenes de héroes fascistas. Pocos países han blanqueado tan eficazmente como el nuestro la negrura de sus tiempos más oscuros. El franquismo estuvo mal visto en los primeros años de la Transición, pero la victoria del PP en el 96 marcó el comienzo de la Operación Blanqueo, intensificada a partir de la mayoría absoluta del año 2000.
¿Es posible poner fin a esta buena conciencia en relación a esa política del mal que fue la dictadura? ¿Es posible acabar de una vez con esta buena memoria histórica del franquismo? Dejémonos de perífrasis para dar una respuesta: no, no es posible. No es posible mientras que Partido Popular no quiera que sea posible, y es obvio que no lo quiere. Las políticas de memoria están fracasando por eso, aunque también por su obsesión de hacer pagar a la derecha del hoy las facturas de la derecha ayer.
España seguirá vendiendo figuritas de Franco, José Antonio y Tejero cuando ya pocos sepan quiénes fueron Franco, José Antonio o Tejero, pero entonces dará igual y el hecho no tendrá mayor importancia porque no será una victoria del país, sino que sería simplemente una victoria del tiempo, lo cual no tiene mucho mérito porque el tiempo, por definición, gana siempre. Aunque también es verdad que en unos sitios tarda bastante más que en otros.





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