La
cuestión catalana 80 años después
Los problemas no resueltos vuelven a golpear la puerta con
redoblada vitalidad. Han pasado 80 años, pero el capitalismo vuelve a sumirse
en otra crisis estructural de terribles consecuencias para los trabajadores/as,
como en la gran Depresión de los 30. Se tensa la lucha de clases. Los Estados
responden con más centralización y más represión. Esta necesidad de la
burguesía y su estado empuja al crecimiento de la extrema derecha.
En el 34 Hitler estaba en el poder en Alemania, en el Estado
español la CEDA Lerroux amenazaba un curso similar. La resistencia obrera se
combina con la de otros sectores sociales en defensa de los derechos
democráticos, como la autodeterminación nacional.
Ambos factores estaban sobre la mesa hace 80 años y lo
vuelven a estar ahora.
1934.
De la crisis económica...
El crack del 29 había hundido la economía capitalista
mundial en la Gran Depresión de la década de los 30, de la que no se saldría
más que con el estallido de la II Guerra Mundial y sus más de 60 millones de
muertos. A principios de los 30, al igual que el resto del Continente, la
economía española vivía una recesión, con caídas del 6’1% en el 31 y el 32,
aunque por tener una economía más cerrada y fuertemente condicionada por el
peso de la agricultura, no tuvo las dramáticas consecuencias de economías como
la norteamericana en la que el PIB disminuyó un 27 % o la alemana con un 23%.
La llegada de la crisis económica acabó de precipitar la
caída de la Monarquía en 1931, un régimen tocado de muerte tras el derrumbe de
la dictadura de Primo de Rivera. Pero la República, de la mano de los
socialistas y los republicanos, fue incapaz de dar salida a las aspiraciones de
las masas: tierra para los campesinos, mejoras para los obreros/as, libertades
democráticas individuales y colectivas, derecho de autodeterminación para las
naciones, fin de los privilegios de la iglesia, libertad para las colonias como
Marruecos...
Tras la frustración del primer gobierno, en las elecciones
de noviembre del 33 ganó la derecha, de la mano de la CEDA y los radicales de
Lerroux, en el llamado bienio negro.
Era una evolución similar a lo ocurrido en Italia
(Musolini), más tarde en Alemania (Hitler).
El fascismo se extendía por Europa para salvar al
capitalismo herido.
Ante el ascenso de la derecha, la mayor parte de las
organizaciones obreras deciden unir sus fuerzas en la Alianza Obrera (desde el
PSOE con Largo Caballero hasta la Izquierda Comunista de Nin). La CNT y el PCE
rechazan entrar. Tras el verano del 34 cae el Gobierno Samper y sube al Gobierno
Lerroux con la CEDA, la Alianza Obrera declara para el 5 de octubre la huelga
general revolucionaria. Tuvo en Asturias (con presencia de la CNT) su punto más
avanzado, llegando a proclamar la república socialista desde el balcón del
Ayuntamiento de Mieres. Aislada, la insurrección asturiana fue vencida por las
tropas comandadas por Franco, Goded y las fuerzas de la legión y regulares. Se
desencadenó una feroz represión.
1934..... a la proclamación del estado
catalán.
En Catalunya la reacción obrera de octubre se combina con el
choque entre las aspiraciones del pueblo catalán y el estado central. En marzo
del 34 el Parlament de Catalunya aprobaba la Ley de Contratos de Cultivo, que
los propietarios de tierras catalanes del Institut Agrari de Sant Isidre, con
el partido burgués la Lliga Catalana (antigua Lliga Regionalista de Cambó),
llevaron al Constitucional. Éste en junio rechazó la Ley del Parlament, pero de
nuevo el Parlament votó otra con el mismo texto.
En el País Vasco el Gobierno central había paralizado la
tramitación del Estatuto. A través de los municipios se convocaron elecciones
(sin la aprobación de las Cortes) para el 12 de agosto, para nombrar una
Comisión que defendiera el Concierto Económico.
Para impedirlo el Gobierno Central detuvo y procesó a más de
mil alcaldes y concejales y los sustituyó por comisiones gestoras. El 7 de
septiembre dimitieron en bloque los ayuntamientos vascos y el 10 de septiembre
fueron detenidos el alcalde y treinta y un concejales del Ayuntamiento de
Bilbo.
En Catalunya, donde nace la Alianza Obrera, se agrupan la
mayor parte de la izquierda política y sindical, pero no participan la CNT ni
el PCE. La Alianza Obrera llama a la huelga general revolucionaria del 5 de
octubre. Bajo la presión social, Companys proclama el 6 de octubre el «Estado
Catalán dentro de la República Federal Española».
Pero la no implicación de la poderosa CNT fue determinante
para la derrota de la huelga.
La posición de las burguesas Lliga Catalana (de Cambó)
apoyando la represión y de Unió
Democrática de Catalunya no apoyando a Companys, hicieron el
resto. La represión del
Gobierno central llevó al encarcelamiento de Companys y la
suspensión de la Autonomía.
Pero esta derrota no fue sino el preludio para el
enfrentamiento decisivo entre las clases que se iba a dirimir en 1936 entre
revolución y contrarrevolución.
80
años después
La crisis económica vuelve a sacudir Europa con especial
dureza. La tensión de la lucha de clases exacerba la polarización social.
Electoralmente se hunden las opciones de centro allí donde más golpea incide la
crisis como en Grecia, abriendo una fractura institucional. Crece la extrema
derecha pero también hay procesos de reorganización a izquierda. Resurge la
lucha de pueblos como en Escocia contra el Estado británico.
En el estado español la crisis golpea con especial
virulencia y hunde las condiciones de vida de los trabajadores/as bajo despidos
masivos, reformas laborales, retrocesos salariales. Los dos pilares políticos de
la Monarquía (PSOE y PP) que han cargado con estas políticas de ajuste perdían
en conjunto 5 millones de votos en las pasadas europeas. La Monarquía se
apresuraba a una rápida sucesión para maquillar el régimen y evitar que la
situación y los escándalos de corrupción de la familia real cuestionaran la
corona. Se producen las mayores manifestaciones espontáneas contra la Monarquía
desde la transición.
El Gobierno, con mayoría absoluta del PP (como ya ocurrió
con el segundo gobierno Aznar), se lanza a una recentralización del estado que
topa con los intereses no sólo de los pueblos sino también de sectores de la
burguesía catalana y vasca. Por esa grieta inter burguesa, agudizada por la
crisis, irrumpe la movilización de masas del pueblo catalán exigiendo el fin
del autonomismo y el derecho a la independencia. Un movimiento de masas que
empuja al partido de la burguesía catalana CiU mucho más lejos en su enfrentamiento
con el estado de lo que había previsto.
La burguesía catalana de UDC se vuelve a desmarcar contra la
independencia, sectores poderosos de la burguesía catalana como La Caixa o
Repsol tienen sus intereses estrechamente ligados al estado. Convergencia
vacila y evita un choque frontal con el
Estado, sin el que no va a haber derecho a decidir, pero el
movimiento no retrocede por ahora. El movimiento obrero, muy atrás respecto del
34, en cuanto a su movilización como clase, a su organización (Alianza Obrera),
ve a distancia el movimiento de masas catalán.
Las frases que llegan desde el Gobierno central y el Estado
son las del 34: no habrá autodeterminación, se puede suspender la autonomía y
procesar a quienes no acaten...
Los problemas de hace 80 años conservan toda su vitalidad.
No habrá autodeterminación con la «legalidad» de la Monarquía legada por Franco,
del mismo modo que no hay salida para que el capitalismo se reconstruya que no
pase por alguna forma de barbarie.
El futuro de los trabajadores/as y los pueblos pasa por
configurar un poderoso frente de lucha común por la libertad y contra toda
explotación: república para los pueblos y construir el socialismo.
Más allá de similitudes y diferencias entre el 34 el 2014 lo
importante del artículo de Trotsky «El conflicto catalán y las tareas del proletariado « (http://
luchainternacionalista.org/spip.php?article2367) es el método basado
en algunos cuestiones esenciales en la política marxista: 1) la defensa
consecuente del derecho de autodeterminación de los pueblos, 2) la lucha por
poner a la clase obrera al frente de la defensa de los derechos democráticos 3)
la dialéctica entre internacionalismo y el derecho de autodeterminación; 4) la
necesidad que haya una implicación de los trabajadores/ as del resto del estado
apoyando el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán. Si hoy se
debilita y derrota el estado en Catalunya, se abre la vía de la libertad a
todos los pueblos:
¡Abajo el estado de
la Monarquía!
Por una nueva
relación entre pueblos libres en una Federación de repúblicas socialistas.
24 de noviembre de 2014
Josep Lluis del Alcazar
Militante de Lucha Internacionalista
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