domingo, 26 de mayo de 2013

FALLECE EL GUDARI REPUBLICANO "JOSETXIKI".



La Mancha nos dio un Gudari
Día 25/05/20122
Luis Egea


José María Horcajada Martínez "Josetxiki" había nacido en Huelves, un pueblecito de la provincia de Cuenca. Su familia, por necesidades de la vida tras pasar por Madrid emigró a Aretxabaleta en 1924, cuando sólo tenía 4 años de edad. Su integración en el nuevo destino es total, hasta tal punto que aprende euskara.

Fue testigo directo de la ocupación fascista el 24 de 1936, teniendo que huir a Durango. Allí se alistó voluntario como gudari en una Compañía de Zapadores perteneciente al Regimiento de Ingenieros nº 4 de Loyola, a la edad de 16 años. Tragó la derrota y comenzó un periplo de años privado de libertad, su paso por cárceles como Casa Zarraoa (Aretxabaleta) y Zapatari (Añorga) fueron complementados con los Campos de Concentración de Miranda de Ebro (Burgos), Miguel de Unamuno (Madrid) y Reus (Tarragona). 

La redención de penas aplicada por el régimen franquista a los rojos separatistas se vio incrementada por su paso por los Batallones de Trabajadores, en concreto por el Batallón de Penados nº 95 de Jubera (Soria) y del Batallón Disciplinario de Trabajadores nº 34 de Garrapinillos (Zaragoza).

"Josetxiki", era un tipo genial con una memoria prodigiosa, fue primer alcalde de Iruña de Oca tras la llegada de la democracia, luchador incanable, logró que el Ayuntamiento de Aretxabaleta (Guipúzcoa) editara sus memorias bajo el título "La Mancha nos dio un gudari". Horcajada, de 92 años, escribió una apasionante biografía que narraba desde su nacimiento en Cuenca, a vivir en Madrid y Aretxabaleta, sufrir como soldado republicano la derrota sin pegar un tiro, enrolado en un batallón de fortificaciones dedicado a hacer trincheras con pico y pala, y acabar en cárceles y campos de concentración, como el de Miranda de Ebro, hasta 1945. «He sufrido mucho y no me podía morir sin contarlo. La guerra, luego los campos de trabajo, y finalmente las catacumbas: vivir tantos años sin poder hablar con miedo. La gente debe saber todo lo que ocurrió. El sufrimiento en un campo de concentración es difícil de explicar. Siempre mojados, ateridos de frío, hambrientos, humillados. Me preguntaba cómo pude salir vivo de ahí», relataba con pasión.

Hijo de un ferroviario del VascoNavarro que también fue encarcelado junto a su mujer, contaba que «se arrimaba siempre a los que me podían enseñar algo». Su origen manchego, no le impidió identificarse con la cultura y la identidad vascas. Hasta el punto de sentirse «abertzale» y encabezar las listas del PNV en Iruña de Oca como independiente durante las primeras elecciones democráticas. Posteriormente se afiliaría a EA.

En 1945, ya en Vitoria, reinició su vida con muchos oficios. Trabajó con Juan Arregui, al que le unió una gran amistad, y fue secretario de varios ayuntamientos. En el libro cuenta su labor en el castigado municipio de Iruña de Oca, sus logros en infraestructuras y carreteras, la modernización del pueblo, el cambio de nombres franquistas y un aspecto interesante que pone negro sobre blanco de la reciente historia alavesa: ajusta cuentas con personajes del pueblo y políticos de la provincia, que frustraron proyectos tan importantes como una residencia de ancianos. No son memorias diplomáticas en las que intenta quedar bien. «No he sido bien tratado. Ni como víctima del franquismo, ni como político de pueblo», afirmaba con espíritu rebelde aún.

Sus memorias: 'La mancha nos dio un gudari'.
En el prólogo del libro, realizado por Arantza Berezibar Galdos, Aitor Antxia Leturia y José Ramón Intxauspe López, se hace un boceto de José María Horcajada. Se señala que «hace más de quince años tuvimos la primera noticia de José María Horcajada Martínez; de vez en cuando llamaba al Ayuntamiento preguntando sobre la existencia de documentación referente a un grupo de mujeres y hombres encarcelados en Casa Zarraoa, entre ellos él. Su interés era el de acreditar bajo algún tipo de documento su prisión durante 7 meses en Aretxabaleta».

Casa prisión
Recogen datos del libro de su historia «aunque habíamos oído muchas historias de la guerra civil y consultado el archivo histórico municipal, no sabíamos nada sobre esa casa-prisión, menos aún de los nombres de las presas y presos que había albergado».
Y continúan señalando que «años más tarde oímos en Radio Euskadi, en el programa 'Más que palabras', la intervención de un tal Horcajada que narraba sus vivencias y recuerdos durante la guerra civil en la localidad de Aretxabaleta. Deseábamos contactar con esta persona, más si cabe cuando en la primavera de 2006, nos embarcamos en la elaboración de un libro sobre la guerra civil en nuestro pueblo. Empezamos nuestras investigaciones y al poco tiempo recibimos el aviso de Paco Etxeberria, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, diciéndonos que acababan de entrevistar a José Mª Horcajada en Trespuentes (Álava). Conocedor de nuestras investigaciones nos facilitó la dirección y teléfono para que nos pusiéramos en contacto. ''¡Ir sin falta!, ¡tiene muy buena memoria y recuerda muchas cosas de Aretxabaleta!'', fueron sus recomendaciones».

Memoria prodigiosa
El 15 de abril de 2006 se dirigieron a Trespuentes a entrevistarse con José María, y se encontraron «con una persona de memoria prodigiosa, animosa, con deseos de contar mil y una historias sobre su infancia, el horror de la guerra, la triste posguerra; su vida en general. Según iba avanzando la entrevista nuestro asombro iba en aumento, sus relatos se ajustaban a la perfección a nuestros datos, incluso nos perfilaba la vida cotidiana y los personajes de aquellos años. Como anécdota, en una segunda visita fuimos con un padrón de habitantes del año 1935 para orientarnos mejor en nuestras conversaciones. ¡Cuál fue nuestra sorpresa! Era capaz de recordar todos y cada una de las familias y en muchos casos a todas las personas, con sólo decirle la calle y el número de la casa».

La mili en Estella
«Tiempos de sufrimiento, vejaciones, maltratos, enfermedades, hambre y miseria que tuvo que soportar con resignación y entereza. No acabó ahí su pago con la justicia de Franco, ahora tenía que redimir su condena con el Ejército y prestar el servicio militar. Pasó a una Compañía de Zapadores del Regimiento de Fortificación número 1 en Estela, que a base de pico y pala le convirtió de soldado penado a soldado trabajador, teniendo que realizar trabajos en el monte Aguija en las inmediaciones de Resaca. Más tarde le destinaron a la isla de Menorca, a la población de Villacarlos cercana a Mahón, donde cumplió su ciclo represivo en el cuartel del Grupo Mixto de Zapadores. En todos estos fatídicos destinos compartió sus penalidades con camaradas vascos, que ante la ausencia y separación de sus familias, supieron hacer piña ante tantas calamidades».

«Su regreso a la vida civil (en 1945) tampoco iba a ser fácil. La alegría de estar toda la familia nuevamente unida se tornaría en preocupación al tener que buscar un trabajo en tiempos tan duros. La familia se había instalado en Vitoria-Gasteiz, y tuvo que probar suerte en innumerables oficios tratando de asegurarse un futuro. Al fin, tuvo la gran suerte de juntarse con Juan Arregui y sus hermanos, del caserío Malkorre, providencial encuentro que cambiaría el sino de su vida».

«Persona con inquietudes le llevó a tomar contacto con la Administración y la política, pasando a ser secretario de una agrupación de municipios alaveses (Iruña de Oca, Mendoza y los Huetos), posteriormente de Zalduondo y finalmente ocupando la Alcaldía y concejalía de Iruña de Oca».

Legado testimonial 
Terminan señalando los prologistas atxabaltarras que «desde el primer día que le conocimos nos mostró su interés de que alguien le escribiera sus memorias, necesitaba dejarlo escrito y ponerlo en conocimiento de los demás; sin ánimo de protagonismo, simplemente legar un testimonio y calmar esos fantasmas del pasado».

Miranda de Ebro
En el año 2009, la Asociación por la Memoria Histórica de Miranda de Ebro, tuvo el honor de poder realizar una entrevistar a José María Horcajada, aunque gravemente enfermo, nos dio una lección de carácter, ofreciéndonos con una gran lucidez, el testimonio de su reclusión el campo de Concentración de Miranda de Ebro. Todo ello quedaría finalmente reflejado en el Documental "Ecos de la Memoria", un documental imprescindible para conocer la represión franquista en Miranda de Ebro y la historia de su Campo de Concentración. (Enlace para ver parte de la entrevista).

La Mancha nos dio un Gudari
Mis memorias
Egilea: José María Horcajada Martínez (Josetxiki)
Argitaratzailea: Aretxabaletako Udala
Orrialde kopurua: 240
ISBN: 978-84-606-4674-7

Ezaugarriak: Josetxiki es nacido en Huelves un pueblecito de la provincia de Cuenca. Su familia, por necesidades de la vida, tras pasar por Madrid emigra a Aretxabaleta en 1924 cuando sólo tenía 4 años de edad. Su integración en el nuevo destino es total, hasta tal punto que aprende euskara, idioma que no ha olvidado.

Fue testigo directo de la ocupación fascista el 24 de 1936, teniendo que huir a Durango. Allí se alistó voluntario como gudari en una Compañía de Zapadores perteneciente al Regimiento de Ingenieros nº 4 de Loyola, a la edad de 16 años. Tragó la derrota y comenzó un periplo de años privado de libertad, su paso por cárceles como Casa Zarraoa (Aretxabaleta) y Zapatari (Añorga) fueron complementados con los Campos de Concentración de Miranda de Ebro (Burgos), Miguel de Unamuno (Madrid) y Reus (Tarragona). La redención de penas aplicada por el régimen franquista a los
rojos separatistas se vio incrementada por su paso por los Batallones de Trabajadores, en concreto por el Batallón de Penados nº 95 de Jubera (Soria) y del Batallón Disciplinario de Trabajadores nº 34 de Garrapinillos (Zaragoza).

Tiempos de sufrimiento, vejaciones, maltratos, enfermedades, hambre y miseria que tuvo que soportar con resignación y entereza.

De su puño y letra os presentamos esta obra
La Mancha nos dio un gudari las memorias de José Mª Horcajada Josetxiki.

(Aitor Antxia, Arantza Berezibar, José Ramón Intxauspe)

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