sábado, 25 de mayo de 2013

EL ‘CASO COUSO’ ES LA ÚNICA CAUSA ABIERTA EN EL MUNDO CONTRA MILITARES DE ESTADOS UNIDOS



Artículos de Opinión | Victoria Permuy* | 24-05-2013 |
La mayor parte de los diarios españoles y cadenas de televisión se hacían eco el pasado mes de abril del X Aniversario del asesinato en el Hotel Palestina en Bagdad del reportero José Couso Permuy, mientras daba cobertura a la guerra de Irak. Digo bien, asesinato, ya que hoy por hoy, el Derecho avala tal afirmación. José Couso era, además, primo mío y por entonces trabajaba para la cadena Telecinco.

Aquel 8 de abril de 2003, fecha que nos quedará indefectiblemente impresa en la memoria, se encontraba grabando con su cámara la entrada de las tropas estadounidenses en Bagdad, desde su habitación en la planta quince del hotel Palestina. Este era el alojamiento de la prensa independiente internacional -civiles- y sus coordenadas eran conocidas por el ejército. No obstante, el disparo de un proyectil de alto explosivo de 120 mm desde un carro de combate estadounidense M1 Abrams segó su vida.
Este ataque no fue un “daño colateral”, como pretendían hacernos creer las versiones oficiales, sino más bien una acción deliberada para disuadir a la prensa independiente. Es decir, el objetivo era amedrentar a los reporteros que trataban de ofrecernos un relato de la guerra distinto y riguroso, lo cual constituía una amenaza para el control de la información que pretendía monopolizar la prensa empotrada a las tropas estadounidenses.
Otra serie de hechos acontecidos durante aquellos días avalan esta hipótesis, como los disparos efectuados sobre las cadenas árabes Al-Yazeera y Abu-Dhabi y el hecho de que fuese la misma unidad la que atacase todas las sedes periodísticas.
Conviene recordar que ese mismo día, además de José Couso, fueron asesinados otros dos periodistas: el ucraniano Taras Prostyuk y el jordanoTarek Ayub.
Desde ese momento y durante estos diez largos años, la búsqueda de la verdad detrás del ataque al hotel Palestina y la lucha por la justicia ha sido ardua y, en gran medida, equiparable a la lucha de David contra Goliath. Se ha tenido que recorrer un camino plagado de vicisitudes, criticismos, intentos de entorpecer el proceso judicial y presiones desde la diplomacia estadounidense.
A través de los ya famosos cables de Wikileaks filtrados en 2010, pudimos constatar con estupefacción cómo el entonces Fiscal General del Estado, la Vicepresidenta, Ministros de Exteriores y Justicia y algunos jueces -y cito textualmente a mi padre, Rafael Permuy- “se dedicaron a torpedear cualquier acción conducente al logro de la justicia para José”. Sin embargo, la Justicia española también cuenta con loables abogados y jueces como el letrado de la familia, Enrique Santiago, y el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, entre otros. Este último fue quien reabrió el caso y se desplazó en 2011 a Irak para realizar una inspección ocular en el hotel Palestina.
Esta lucha ha ido logrando sus victorias, a pesar de todas las piedras encontradas en el camino: el caso de José Couso es la única causa abierta en el mundo contra tres militares estadounidenses, sobre quienes pesa una orden internacional de busca y captura


No hay comentarios:

Publicar un comentario