El parte de Emergencias 112 revela retraso en declarar la alerta 2
El camión de comunicaciones tardó 106 minutos
- ESPECIAL Tragedia ferroviaria en Santiago
- El maquinista esquiva a la policía
- DESCARGABLE Parte oficial de las llamadas al 112: “Hay gente muerta en Angrois”
Personal
de Emergencias y Cruz Roja atiende a los heridos en Angrois. / ÓSCAR CORRAL
según
se desprende de los partes oficiales del servicio de Emergencias 112 de la
Xunta, a los que ha tenido acceso este periódico. Se tardó más de dos horas en
decretar el nivel de alerta 2, el requerido para un siniestro así y durante una
hora y 46 minutos no llegó el camión de las comunicaciones desde donde se
debería dirigir el dispositivo. Durante 100 minutos, el hombre al frente del
operativo lo coordinó a través de teléfonos móviles. Los dos helicópteros
movilizados no llegaron a despegar y hubo dificultades para disponer de grupos
electrógenos para iluminar la zona. La solidaridad de los vecinos y el empeño
de todos los profesionales de emergencias desplazados suplieron los fallos del
operativo, según varios testigos que participaron en el rescate.
“Ya
en las imágenes de televisión se observaba a gente co n pantalón corto y
zapatillas deportivas ayudando en el rescate”, sostiene uno de los técnicos
consultados. “Eso, visto por un experto es todo un ejemplo de descoordinación.
Dos horas después, eso no puede suceder. Todo tiene que estar en manos de los
profesionales”.
Según
el informe confidencial en poder de EL PAÍS, la primera llamada al 112 se produce a
las 20.41 horas del día 24 de julio de 2013. Es una vecina que
alerta no solo de un accidente de tren. Ya en ese primer momento avisa de la
existencia de fallecidos. Esa llamada se tramita y se pone a la testigo en
contacto con el 061 (urgencias sanitarias) para que describa la situación.
Santiago es ese día una ciudad blindada por las fiestas del Apóstol, con 500
efectivos entre policía nacional, policía local y Protección Civil, según la
Delegación de Gobierno.
Tras
recibir esa primera llamada, el 112 moviliza a bomberos, ambulancias, policía
nacional y policía local y vuelve a poner en contacto a los bomberos con la
persona que lanza el aviso. Del análisis de las llamadas no se desprende qué
tipo de alerta se está aplicando. Según los expertos que han repasado el parte
oficial de esa fatídica noche, “se tardó mucho en declarar el nivel
—exactamente dos horas— que permite pedir recursos a otras provincias, pero,
además, la coordinación en los niveles previos al 2 brilla por su ausencia”. La Xunta alega que los medios se pidieron mucho antes de
decretar esa alerta. Según el plan de emergencias de Galicia, en el
nivel 0 la coordinación compete al alcalde; en el nivel 0E, al alcalde con
asesoramiento de la Xunta; en el nivel 1, el responsable es el delegado de la
Xunta en la provincia. Un portavoz de la vicepresidencia de la Xunta,
responsable de las emergencias, sostiene que “el mando lo ejerció el director
general de emergencias” y que la coordinación “se llevó a cabo en el 112 y se
desplazó un centro avanzado al lugar”. Los partes oficiales constatan que el
puesto de mando avanzado llegó a la curva de A Grandeira a las 22.27 horas, una
hora y tres cuartos después del accidente y cuando bomberos, policía y
Protección Civil ya llevaban mucho rato rescatando heridos y cubriendo los
cadáveres. La Xunta explica que no pudo entrar hasta que salieron camiones de
bomberos y ambulancias.
El
informe también destapa que el 061 solicitó el envío del primer helicóptero a
la zona de la catástrofe a las 20.51, diez minutos después del choque del
tren. Y 90 segundos más tarde, da la orden de despegar al segundo helicóptero.
Ninguna de las dos aeronaves llega a hacerlo. El primero alega dificultades por
la niebla y avisa de que los médicos esperan para ser trasladados en
ambulancia. Lo comunica al 112 a las 21.05 horas. A las 21.06, el segundo
helicóptero explica que también se queda en tierra “por una avería”.
Un profesional curtido en emergencias
durante más de 30 años asegura que “el 112 opera como un centro de
atención de llamadas, lo cual sí parece hacer durante el accidente. El problema
surge cuando no se activa un centro de coordinación y eso parece ocurrir, pues
si se hubiera activado, las peticiones de los miembros de la policía y bomberos
se habrían realizado a través de sus delegados en ese centro de coordinación”.
Un segundo técnico lanza esta pregunta: “A las 22.15 horas, el 061 pide al 112
que le ponga en contacto con la policía, ¿todavía no hay puesto de mando ni
fijo ni avanzado?”. El mando avanzado, según se desprende de las
conversaciones, llegó a la zona diez minutos más tarde (22.27).
Según
los partes del 112, la policía local de Santiago pidió generadores de energía
para alumbrar la zona cero a las 21.41. Los bomberos de Santiago insistieron en
esa demanda a las 22.14 horas. Y el 061 reclama lo mismo a las 22.33 horas. La
noche se estaba echando encima y empezaba a dificultar las tareas de rescate.
Otro de los datos que sorprenden a los técnicos de
emergencias consultados es que el 112 tiene que llamar a Adif a las
21.04 para solicitar el modelo de tren accidentado y que la empresa a esa hora
no esté en condiciones de responder. Es a las 21.09, cuando informa del tipo de
tren y, lo más relevante, de que en su interior hay 224 pasajeros. “Son
demasiados 30 minutos \[desde el accidente\] para dar esa información y además
se aprecia que Adif comunica información contradictoria sobre su ubicación”.
Otro
veterano bregado en la gestión de emergencias plantea dudas sobre si Adif
activó correctamente su plan director de seguridad y si Renfe hizo lo propio
con su plan de comunicación y plan de emergencia. Un portavoz de Adif sostiene
que su centro de control H24 “tuvo conocimiento del accidente por la
conversación que el maquinista mantuvo con el H24 justo después de producirse”.
En ese momento, Adif activó el protocolo de actuación en caso de
descarrilamiento y, conocedor de que era en un tren de pasajeros, avisó al 112
de posibles heridos. Cuando se recibieron más datos de las redes instaladas en
la zona y de los primeros técnicos que llegaron, Adif asegura que fue elevando
el grado de gravedad del accidente” y añade que activó sus dispositivos
“prácticamente en tiempo real y que en cinco minutos todo el mundo estaba
movilizado”.
Un
portavoz de Renfe explica que “el plan de emergencia y de comunicación se
activó desde el minuto cero ya que los protocolos de actuación están ya
establecidos y se han practicado simulacros de emergencia”. En
algunos planes de emergencia, Renfe establece el desplazamiento de
trenes hasta el accidente, con máquinas de tracción diésel para el transporte
de heridos. “Ese sistema se podría haber usado para llevar heridos menos graves
a otras ciudades y no colapsar Santiago”, señala un experto. Ni Renfe ni Adif
detallan las horas y niveles de emergencia decretados.
La
ausencia de un coordinador efectivo hasta casi dos horas después de que se
produjese el siniestro se aprecia en el funcionamiento del dispositivo. Como
ejemplo, el sistema sanitario. El detalle de las llamadas constata que a las
21.13 horas, la policía pide más ambulancias al 112. “¿No había llegado ningún
coordinador sanitario que pueda definir el tipo de recursos que se necesitan?”,
se pregunta un experto. Nueve minutos después, es la policía local de Santiago
la que hace la misma demanda. Y a las 21.46, una hora después del accidente,
061 está todavía preguntando cómo hacer llegar las ambulancias.
Sobre el trabajo de las policías, el sentir general es que fue encomiable.
El propio jefe superior felicitó a sus efectivos glosó dos días después su
rapidez de respuesta. Los expertos van más allá: “Se les ve rescatando gente en
lugar de llevar a cabo un control de acceso a la zona. No se solicitó
colaboración de la Guardia Civil de Tráfico, que debería haber colaborado en
esa regulación”.
Este
periódico ha recabado testimonios de bomberos que acudieron al accidente desde
distintos lugares de Galicia. Los de los parques comarcales están contratados
por empresas privadas a través de un consorcio provincial pero ni sus
comunicaciones ni sus medios están homologados a los que usan sus compañeros de
Santiago, que son funcionarios. Uno de ellos describe así su experiencia:
“Llegamos justo después de los bomberos de Santiago. En Galicia, cada parque tiene cascos de diferentes colores.
A simple vista es imposible distinguir a los mandos. Nos dirigimos a los
compañeros de Santiago. Estaban extinguiendo el incendio de la locomotora
trasera. Necesitaban agua. Acoplamos el camión al suyo. Se buscaba a personas
con vida. Me metí en el primer vagón y ahí perdí al resto de mi gente; buceamos
por los vagones y nos llegó el mensaje de que solo quedaba una persona con vida
atrapada bajo el tren. No encontramos a nadie, había fallecidos y esos son los
que menos prisa corren. Allí empezamos a extraer víctimas, pero no había
morgue. Había vecinos, gente dentro sin casco y sin guantes. Lo hacen con buena
voluntad pero habría que acordonar la zona y no se puede hacer correr esos
riesgos. Gente sin protección”.
“Con
los bomberos de Santiago no hablamos nunca por radio”, prosigue. “No sabemos
cómo funcionan sus equipos. No había una coordinación de gente descansando para
luego volver a entrar. Lo hablamos entre nosotros y fuimos organizando. Allí
resolvíamos los problemas tirando de solidaridad y voluntarismo. Se nos hizo de
noche y no se sabía dónde iban a poner los focos. Trabajamos al principio con
linternas. Aún hoy no sé qué nivel de alerta se decretó. No hubo un mando de
bomberos que asuma la intervención: hubo una coordinación espontánea, en
principio dirigida por el sargento de Santiago”.
Fuente:
www.publico.es
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