Indalecio Prieto es un personaje clave en la historia del
socialismo español y la España contemporánea.
nuevatribuna.es | Historia | Eduardo
Montagut | 18 Febrero 2015 - 11:46 h.
Indalecio Prieto es un personaje clave en
la historia del socialismo español y de la España contemporánea. En este
artículo nos acercaremos a sus orígenes, entrada y protagonismo en el seno del
socialismo y su participación política hasta la Dictadura de Primo de Rivera.
Indalecio Prieto nació en Oviedo en abril
de 1883 en una familia humilde. Muy pronto, en 1891, pasó a residir en Bilbao
donde estudió en un centro religioso protestante. El joven Prieto se
caracterizó por un intenso tesón personal y venciendo dificultades se fue
formando mientras trabajaba y tomaba conciencia de la realidad social en la que
vivía. Siendo un adolescente conoció el Centro Obrero de Bilbao y allí entró en
contacto con el socialismo, ya en auge en la zona. En 1899 ingresó en la
Agrupación Socialista de Bilbao. Al año siguiente comenzó a trabajar de taquígrafo
en el diario “La Voz de Vizcaya”, y allí empezó a sentir también su vocación de
periodista. En 1901 pasó a trabajar como redactor en “El Liberal”, diario
republicano de Bilbao, perteneciente a la familia Echevarrieta. Con el tiempo
sería su director y hasta propietario. El periodismo siempre fue muy importante
en Prieto, el que le dio protagonismo y le permitió expresar sus ideas.
Siendo un adolescente conoció el Centro Obrero de Bilbao
y allí entró en contacto con el socialismo, ya en auge en la zona. En 1899
ingresó en la Agrupación Socialista de Bilbao
En 1903 participó en la creación de las
Juventudes Socialistas de Bilbao, creadas gracias al tesón de Tomás Meabe. En
esta época Indalecio se comprometió decididamente dentro del socialismo por la
relación con los republicanos que desembocaría en la Conjunción
republicano-socialista, entrando en el intenso debate y confrontación interna en
el seno del socialismo vizcaíno. Prieto había desplazado a Facundo Perezagua
como candidato en las elecciones provinciales de 1911, que le valieron a
nuestro protagonista ser elegido diputado provincial por Vizcaya. Pero, además,
si Prieto defendía la postura de colaboración con los republicanos, Perezagua
seguía fiel a una concepción obrerista del Partido. Pero esta posición quedaría
en minoría. Además, Perezagua fue acusado de querer fragmentar el partido, por
lo que fue expulsado en el Congreso de 1915, aunque luego reingresaría en 1919.
Indalecio Prieto fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Bilbao en 1915.
Indalecio Prieto se involucró en la huelga
general de 1917, pero consiguió huir a Francia antes de ser detenido. Regresó
al año siguiente cuando fue elegido diputado en las Cortes. Siempre consiguió
un acta de diputado por Bilbao en todas las elecciones generales que se dieron
en España entre 1918 y 1936, lo que demostraría su claro tirón electoral,
aunque no tuvo éxito anteriormente en las elecciones de 1914.
En la vida interna del PSOE Indalecio Prieto participó
activamente en los Congresos ordinarios y extraordinarios que se dieron entre
1912 y 1921
En la vida interna del PSOE Indalecio
Prieto participó activamente en los Congresos ordinarios y extraordinarios que
se dieron entre 1912 y 1921. En 1919 fue elegido vocal del Comité Nacional en
1919 representando a las provincias vascas. Fue vocal en la Comisión Ejecutiva
en el bienio 1918-1919. En 1921 volvió a entrar en la Comisión Ejecutiva aunque
dimitiría en 1924 por su postura contraria a la política de inhibición del PSOE
ante la Dictadura y hasta de cierta colaboración con la misma. También se opuso
a la entrada del partido en la III Internacional.
En las Cortes finales de Alfonso XIII tuvo
un especial protagonismo en su combate contra la Guerra de Marruecos y las
actuaciones del gobierno y del ejército en la misma, muy especialmente a raíz
del Desastre de Annual de 1921. Pronunció un sonado discurso, cuyo fragmento
incluimos para terminar este trabajo:
“Se perdió Igueriben, como no tenía más
remedio que perderse, dadas las condiciones de la posición y la calidad y
cantidad del enemigo; se perdió Igueriben, y son los testigos de la pérdida de
5.000 hombres concentrados en Annual, otra posición también indefendible, que
empieza por ser un puesto insignificante de policía y, por no sabemos qué
razones de arte bélica indemostrables ante el más rudimentario juicio que
examine esta cuestión, se convierte en un campo base de concentración de 5.000
hombres sin defensa posible. Annual es -ahí está también sangrando una frase
del general Silvestre-, un callejón sin salida.
Pero ya es tarde, ya no hay tiempo; los
5.000 hombres, de los cuales una porción considerabilísima han sido
incorporados a filas solamente con un mes de instrucción, cuando un reglamento
que está ahí para adornar las colecciones del "Diario Oficial"
establece que el primer período de instrucción de un recluta, antes de su
verdadera incorporación, son de tres meses; cuando un mes, si han de cumplir
las prescripciones sanitarias, también perfectamente decorativas en las
"Colecciones Legislativas" del Ministerio de la Guerra, se han de
invertir forzosamente en la vacuna; una porción considerable de soldados
bisoños, que llegan allí forzados por la mala suerte, con el recuerdo metido
muy dentro de la mente de catástrofes, de tragedias sangrientas, de barrancos
del Lobo, de gente muerta a palos y a pedradas por unos moros fieros; y
aquellos hombres recientemente incorporados a filas, que no saben disparar un
fusil, que no saben cargar., (...) 21 de noviembre de 1921.”
Fuente:
www.nuevatribuna.es
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