sábado, 28 de febrero de 2015

"LA APARICIÓN DE PODEMOS YA HA PUESTO EN SOLFA EL SISTEMA POLÍTICO BIPARTIDISTA"



El exsecretario general de Izquierda Unida y fundador de la organización espera que el nuevo discurso de Alberto Garzón llegue a tiempo para que IU pueda ofrecer una aportación importante a la articulación del proyecto alternativo en la izquierda.
nuevatribuna.es | José Luis López Bulla |  28 Febrero 2015 - 12:33 h.
Entrevista cedida por José Luis López Bulla y publicada en su blog ‘Metiendo bulla’.
Gerardo Iglesias ha accedido a mantener una entrevista—conversación en este blog. Le agradecemos vivamente esta deferencia. Gerardo no necesita presentación alguna. Como se decía antiguamente la fama le precede. La buena fama, añadimos nosotros.
No queremos dejar pasar la ocasión de recordar la faceta de escritor de nuestro hombre, tanto como articulista como de autor de un libro magnífico: Por qué estorba la memoria, editado por Madera Noruega Editores. Importa resaltar que Gerardo Iglesias, autodidacta, exhibe una prosa potente a la par que austera y elegante. Muy alejada del muermo de escritos políticos de la mayoría de los dirigentes de nuestro país.  
López Bulla | Te agradezco, querido Gerardo, que hayas querido compartir unas cuantas horas para conversar sobre asuntos de gran envergadura. Estoy seguro que muchos de los lectores de 'Metiendo bulla' tienen interés en conocer tus puntos de vista sobre una serie de cuestiones desde tu observatorio privilegiado de estar fuera del ring exasperado de la política. Permíteme la primera pregunta: ¿qué características nuevas observas en esta crisis que venimos padeciendo desde 2008 y qué relación ves entre ella y los acontecimientos políticos de estos últimos años?
La aparición de Podemos ya ha puesto en solfa el sistema político bipartidista diseñado en la Transición
Gerardo Iglesias | Si hablamos de la crisis económica, que convive con otros factores de crisis del sistema político democrático (en nuestro país, crisis de régimen), resulta evidente que fue causada por las políticas especulativas del capitalismo financiero, a falta de una regulación que  pusiera freno a su insaciable apetencia por amasar dinero, desentendiéndose de las actividades productivas y de cualquier compromiso como servicio público, y ahondando en las prácticas más corruptas, tal como la utilización de los paraísos fiscales.
Los costes de las crisis económicas siempre los pagaron las clases populares más desfavorecidas. Lo característico de esta crisis, refiriéndose sobre todo a los países del Sur de la Eurozona, es que no sólo  la están pagando los de siempre a un precio altísimo, con medidas tan escarnecedoras como la inyección masiva de dinero público a los bancos ladrones, sino que los causantes de la crisis se han adueñado del poder político y de la soberanía de los pueblos, siendo ellos mismos los que prescriben las recetas para “salir” de la crisis, unas recetas que les siguen aportando pingües beneficios, mientras las desigualdades crecen escandalosamente. Así como suena.  ¿Para quienes si no trabaja “la troika”?. El Banco Central Europeo, que no es un banco central, sino un lobby de los grandes poderes  económico-financieros, al amparo de la moneda única maniobra para que los países más afectados por la crisis se traguen la amarga medicina. Ejemplo más reciente, lo que hace con Grecia y el Gobierno de Syriza. Esos poderes, que no se someten al veredicto de las urnas, han llegado a imponer ministros de economía de su cuerda en varios países de la Unión, caso de Italia, Grecia ¡y España!, pregúntense de dónde viene si no y a quién representa el ministro Guindos.
La evidencia misma y la gran mayoría de los expertos confirman que las recetas impuestas por la “troika” son lo más contraproducente para salir de la crisis. ¿Por qué entonces persisten en ellas?. Porque aprovechando la crisis que provocaron ellos pretenden, y lo están consiguiendo, llevar a cabo el proyecto de desmantelamiento de lo que se dio en llamar “estado del bienestar”, que en su día inició la Thatcher. En nuestro país no hace falta poner ejemplos al respecto, todo el mundo conoce en qué se están quedando los servicios sociales. Es más, en España asistimos a una catarata de contra-reformas, promovidas por el PP, que afectan gravemente a las libertades y a la calidad de la democracia. Se trata de un proceso de involución en toda regla.
¿Qué relación existe entre la crisis económica y los acontecimientos políticos de los últimos años, me preguntas?. Supongo que te refieres a los cambios que se están produciendo en el mapa electoral en varios países de Europa. Es verdad que no en todos los casos los cambios son del mismo signo, aunque todos tienen alguna relación con la crisis, no toda. Lo más sobresaliente y esperanzador es lo ocurrido en Grecia con el triunfo de Syriza, y la profunda recomposición de fuerzas que ya ha comenzado en España, promovida  por la emergencia de nuevos y potentes movimientos sociales, que son la base de la espectacular irrupción de Podemos a la vida política. Por el momento, la aparición de Podemos ya ha puesto en solfa el sistema político bipartidista diseñado en la Transición, y ha roto en cierta medida la impunidad sobre la que se asentaba la gran corrupción, generalizada e institucionalizada.
Es evidente que existe relación entre la crisis económica, sus efectos, y la aparición de estos fenómenos. Pero nos quedaríamos en una visión muy superficial si creyéramos que la irrupción de estas fuerzas sólo viene determinada por el cabreo social existente a causa de la política de recortes. Estas fuerzas emergentes tienen raíces más profundas, si bien los recortes han acelerado su eclosión. Supongo que para explicar las raíces profundas de estas fuerzas habrá otras preguntas.
López Bulla | Supones bien, Gerardo. Hay una idea muy extendida que entiende que «la irrupción de esas fuerzas sólo viene determinada por el cabreo social existente a causa de la política de recortes». Tú, por el contrario, entiendes que ello «tiene raíces más profundas». Cosa que comparto plenamente. Pues bien, ¿entiendes que entre tales raíces se encuentra la inadecuación de los partidos, de izquierda y derecha, a la hora de representar a la ciudadanía?  ¿esta inadecuación –si es este el caso— está referido al cambio de paradigma: crisis definitiva del modelo de producción fordista, crisis del Estado nacional, crisis de la democracia?
Se acude a la criminalización de las protestas sociales pacíficas, a partir de reformas regresivas de la legislación penal 
Gerardo Iglesias | Las nuevas fuerzas emergentes son, en parte, una respuesta a los partidos tradicionales que  ya no cumplen la función de canalizar las demandas sociales a los ámbitos donde se toman las decisiones políticas que afectan a los ciudadanos. Paradójicamente, mientras los grandes avances tecnológicos y particularmente la informática facilitan una mayor participación democrática y una mayor calidad de la democracia, los partidos tradicionales se han ido convirtiendo cada vez más en aparatos de propaganda, recluidos en las instituciones, distanciándose  de las gentes a las que dicen representar. En vez de utilizar los nuevos medios para facilitar una mayor participación social en las decisiones políticas, son utilizados para todo lo contrario: lanzar campañas publicitarias tendentes a subvertir y cercenar lo que piensa y demanda la gente. Las encuestas se han convertido en un arma importantísima para la vieja política. De ellas toman información sobre los estados de opinión, pero no para dar una respuesta positiva a los mismos, sino para desactivarlos con contracampañas publicitarias. Creen que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad para la gente. Pero esa técnica ya no cuela en las nuevas generaciones, que están más formadas e informadas; a pesar de la manipulación de  los grandes medios de comunicación, cuentan con nuevas herramientas, internet, las redes sociales, viajan por un mundo más interconectado... Y detestan esa trapacería de la vieja política. Ya no pueden soportar que Rajoy diga que casi no conoce a Bárcenas o que los Pujol se presenten como unas víctimas que poco menos que viven de la caridad. Presentan programas a las elecciones sabiendo que no van a cumplirlos, y cuando se acerca la siguiente consulta electoral reiteran promesas que nunca cumplieron, ni van a cumplir. ¡Y la gran corrupción!, de la que supongo hablaremos en otro momento. Particularmente en España, actualmente, la farsa del bipartidismo es insoportable; en lo fundamental, tanto monta, monta tanto..., lo demás, puro teatro. 
Se ha dicho hasta fechas recientes que a la juventud no le interesaba la política. ¡Vaya si le interesa!. El problema es que los jóvenes no tienen cabida en los viejos partidos, porque piensan con su propia cabeza, son portadores de nuevas ideas, no fabrican una realidad que no existe, la conocen porque nacieron y crecieron con ella, y no están dispuestos a dejarse manejar por los aparatos de los partidos que deciden todo. Los jóvenes de hoy son hijos de los cambios espectaculares que se han producido en nuestras sociedades, principalmente con la introducción de las nuevas tecnologías, y pugnan por cambiar la vieja manera de entender la política, como ha ocurrido en otros momentos de la historia. El movimiento obrero organizado, que irrumpe al calor de la revolución industrial, cambiaba el modo de ejercer la política, hasta entonces en manos de una oligarquía (grandes propietarios, curas y militares). El mundo de hoy es mucho más complejo, y está por ver cómo evolucionan las nuevas fuerzas que irrumpen a la vida política, para cambiarla. Pero, si hablamos de España, su presencia es bien visible, y la decadencia de los partidos tradicionales también. 
Tú mismo lo dices en la segunda pregunta; la aparición de esas nuevas fuerzas responde a un cambio de paradigma, de crisis de un modelo de producción capitalista, de desbordamiento de los proyectos enmarcados en los Estados nacionales, con globalización de los mercados y no de los derechos sociales, al contrario, su enorme poder viene a triturar las conquistas sociales que sucedieron en Europa a la II Guerra mundial, dejando en poco menos que papel mojado la democracia liberal. Los mercados, o sea las grandes corporaciones capitalistas, han provocado la enorme crisis que golpea bárbaramente a amplios sectores de la población, y ellos mismos están imponiendo su propio modelo de salida de la crisis. ¿De qué modelo se trata?. De un modelo de bajos salarios, de contratos basura, de desprotección social, de altas tasas de desempleo estructural, de gran crecimiento de las desigualdades, cargándose a las clases medias y arrojando al hambre y a la miseria a amplios sectores sociales, de vaciamiento del poder sindical... Y, paralelamente, se acude a la criminalización de las protestas sociales pacíficas, a partir de reformas regresivas de la legislación penal y de la promulgación de otras normas como la "ley mordaza" del Partido Popular. Todo esto y más ya lo tenemos en España.
López Bulla | Que, en parte, ha tenido su expresión en el debte sobre el “estado de la nación”.
Solo se podrá revertir la situación a la que hemos llegado con un cambio del sistema político, que emane de un proceso constituyente
Gerardo Iglesias | Exacto, en el reciente debate sobre el "estado de la nación", el presidente del Gobierno, en un ejercicio de trapacería parlamentaria al peor estilo, y con un triunfalismo que produce bochorno, ha afirmado una y ora vez que España estaba saliendo de la crisis sobre bases muy sólidas,  queriendo hacer creer que volveremos a la situación de 2007, ocultando que todas sus políticas regresivas llegaron para quedarse; ocultando que no estamos ante una crisis coyuntural, como otras, sino sistémica, como se dice ahora. Y haciendo oídos sordos al hecho de que el sistema político nacido en la Transición vive una crisis que afecta a todas las instituciones del Estado, incluida la propia democracia.
Solo se podrá revertir la situación a la que hemos llegado con un cambio del sistema político, que emane de un proceso constituyente. Y así y todo las cosas se presentan complicadas, dado el poder de los mercados, de los medios de comunicación a su servicio, y si no se logran cambios en la Unión Europea que la sustraigan de la subordinación a la Troika y a la apisonadora alemana.
López Bulla | Salvando las distancias de época te pregunto a ti, que fuiste el inspirador principal de la emergencia que supuso en su día Izquierda Unida ¿qué diferencia el surgimiento de esa organización y la emergencia de las nuevas organizaciones como Podemos, Gaunyem y otras de nuevo estilo?
Gerardo Iglesias | La principal diferencia es que estas nuevas organizaciones emergen al calor de potentes movimientos sociales rupturistas, sin estar condicionadas por la cultura de los partidos tradicionales,  mientras que Izquierda Unida llegaba de la mano del PCE, y ese vínculo cultural se convertía en una rémora que no le permitió despegarse de la práctica política tradicional y ajustar el discurso a una nueva realidad que presentaba ya entonces imponentes novedades. Como ejemplo de lo que digo tenemos lo que está ocurriendo en Izquierda Unida-Madrid, casi treinta años después: la cultura tradicional se resiste a la renovación, incluso cuando el Partido como organización está a favor de ella. 
Es cierto que Izquierda Unida tuvo como impulsor un gran movimiento social que se oponía a la entrada de España en la OTAN, pero a diferencia de los movimientos recientes que cuestionan el sistema político, aquel movimiento cuestionaba básicamente una decisión del gobierno de Felipe González. En todo caso, Izquierda Unida no se nutría sustancialmente de los activistas sin vinculación política que fueron protagonistas del movimiento anti-OTAN; Izquierda Unida integraba algunos independientes, miembros procedentes del PSOE y a otros pequeños grupos políticos, pero en su conjunto no eran expresión de lo nuevo que estaba surgiendo. 
López Bulla | De todas formas, no pocas cosas que se están diciendo ahora por esas fuerzas emergentes tú las dejaste indicadas en la declaración de intenciones de Izquierda Unida y en tus discursos. Lo recuerdo perfectamente.  
Espero que el discurso de Alberto Garzón llegue a tiempo para que IU participe en la articulación del proyecto alternativo en la izquierda
Gerardo Iglesias | A pesar de que el nacimiento de Izquierda Unida se remonta casi treinta años atrás, en los análisis que fundamentaban su creación -y que pueden leerse, porque  están escritos-, se constataba el agotamiento de los partidos políticos tradicionales, y la emergencia de nuevas fuerzas determinadas por la revolución científico-técnica, llamadas a irrumpir en la vida política con sus nuevas ideas. Se subrayaba que en unas sociedades que se habían vuelto muy complejas, los partidos políticos ya no podían pretender totalizar la acción política, que había que compartirla con otros sujetos sociales, respetando su autonomía y no intentando instrumentalizarlos.  Se veía ya el importantísimo papel que estaban llamados a jugar los imparables avances de la informática en el ensanchamiento de la participación democrática y, por ende, en el mejoramiento de la calidad de la democracia. Naturalmente, se cuestionaba el sistema bipartidista. Se planteaba la necesidad de reformular un nuevo discurso político de la izquierda, acorde con las nuevas realidades, entre ellas, que las fronteras ideológicas ya no estaban tan delimitadas como en el pasado, debido a las transformaciones que se estaban produciendo en una base social potencialmente progresista y de izquierdas, por lo que la confrontación ideológica con las fuerzas conservadoras  y los intereses que representan, había que librarla tomando como arma principal las propuestas programáticas y la organización y movilización de la sociedad civil, y no respondiendo con verdades filosóficas supuestamente "imperecederas". De esa manera se facilitaría la "política de convergencia", a la que invitábamos, con  diversas fuerzas, como única vía para articular una alternativa de cambio. Planteábamos la imperiosa necesidad de no permanecer encerrados en las instituciones y volcar la mayor parte de nuestras energías al trabajo con la sociedad. 
Entiendo que estos planteamientos, a pesar del tiempo que pasó de aquello, no difieren sustancialmente de lo que ahora plantean las nuevas organizaciones que irrumpen a la vida política. La cuestión es que éstas los están llevando a la práctica de manera exitosa, con todas las contradicciones y ambigüedades que se quiera, pero, por el momento, con sorprendente éxito. Izquierda Unida no pudo tirar entonces de aquel proyecto por lo que he dicho, y por lo que digo ahora de otra manera: Lo que quiso ser un proyecto estratégico, los más lo entendieron como una fórmula instrumental para sacar al PCE de la crisis en la que estaba inmerso. Y si bien es cierto que Izquierda Unida despertó ilusiones y experimentó un ascenso, principalmente en el periodo en el que estuvo al frente Julio Anguita, la ilusión se apagaba y del ascenso se pasó al retroceso, seguramente porque los nuevos potenciales apoyos  percibieron que el proyecto renovador se había esfumado y que Izquierda Unida dejaba de ser atractiva para nuevas fuerzas y nuevas ideas.
Me gustaría mucho que el nuevo discurso de Alberto Garzón llegue a tiempo para que Izquierda Unida pueda ofrecer una aportación importante a la articulación del proyecto alternativo que se va perfilando en la izquierda.
López Bulla | Querido Gerardo, ha sido un placer conversar contigo. Te saludo, emocionado, desde Pineda de Marx donde tienes tu casa.



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