Artículos de
Opinión | Juan Carlos Lorenzana Ordiz (Zana) | 17-03-2013 |
El pasado es
como la sombra, siempre va con uno, salvo que se le aplique la luz, (o la
oscuridad), adecuada.
Vamos a
empezar con un clásico de la sabiduría popular: Si fuiste martillo y no tuviste
clemencia, ahora que eres yunque, ten paciencia.
Se oye por
ahí que el abuso de la hipocresía suele terminar desbordando los pozos más
anchos y hondos de la paciencia. Y que un día, al hipócrita, se le acaba la
suerte del engaño y, entonces, una marea amorfa le zarandea. Ocurrió, dicen, en
una “mani” contra desahucios donde algunos fueron a hacerse la foto para
colgarla, exclusivamente, en twitter y quedar de molones.
Acepto que
zarandear a una “star system de la política” no es la mejor manera de que ésta
llegue a casa con el traje sin arrugas, y que soltar palabras malsonantes cerca de sus
delicados oídos no es, ni mucho menos, tan placentero como escuchar a Plácido
Domingo largándote el Nessun dorma. Pero no me negaréis que tiene más
importancia lo que refleja la cuarta ley del equilibrio. Esa que dice que no es
lo mismo zarandear o abuchear a una persona que obligarla (por acción u omisión
de ayuda) a suicidarse ante su desahucio inminente. No requiere mucha más
argumentación lo sucedido a la new star system del socioliberalismo.
Ciertamente solo los estúpidos necesitan muchas explicaciones, las personas
inteligentes se arreglan con poco, lo demás lo sacan de la memoria.
Y la memoria
nos dice que por decisión propia, los zarandeados, abandonaron el socialismo.
Si ha alguien quieren culpar de ello es a ellos mismos y a sus contradicciones.
Nosotros, sencillamente, aplicamos el socorrido: si me engañas una vez, la
culpa es tuya, si lo haces dos, la culpa es mía.
Suresnes les
llenó los bolsillos de marcos alemanes y se los vació de ideología. Desde entonces han hipotecado
nuestro futuro para pagar sus deudas del pasado. No, no son de izquierdas, y
no, no actúan como la izquierda. Así que, si no tiene el color de la leche, si
no sabe a leche y no huele a leche, lo mismo es que no es leche.
Hay
momentos, como estos que nos están tocando vivir, en los que no deberíamos
desatar una lucha, y su consiguiente desgaste, por el significado de las
palabras. Son los hechos, y solo estos, los incuestionables, lo demás,
como decía el sabio, solo es palabrería. La verdad no se impone más que con la
fuerza de la propia verdad. Sin embargo, una y otra vez, debemos malgastar
fuerzas y debates en explicar que el traidor, por muy simpático que sea, es un
traidor. Y no debemos cejar en el empeño de recordarlo, no en vano, y sin
detrimento de otros males, el mayor enemigo de la izquierda es el conformismo
Los
trabajadores, (aquellos que no vivimos de las rentas), tenemos un problema, un
serio problema con el PSOE. Ese problema es la capacidad de hipnotización que
tiene sobre personas que son de izquierdas o que no son de derechas. Personas,
que son o se consideran de izquierdas, y que verdaderamente les creen y les
votan. Da igual la traición que cometan, siempre flota en el aire la disculpa
amable, la compresión implícita, la cerrada explícita de ojos, boca y nariz. Y
esta conducta permisiva del Pueblo, hacia el engaño y el engañador, amplifica
exponencialmente el problema.
La lista de
mentiras y traiciones que el PSOE ha cometido, en estos treinta y pico años de
no dictadura, es tan larga y florida como el vademécum farmacológico. Ni
siquiera es discutible lo apuntado ahí atrás, como tampoco lo es que, aún así,
tienen la inmensa suerte de contar cíclicamente con el agua y la sal de los
votos.
Se les
perdona todo. Todo se les minimiza. Da igual que nos hayan metido en un
ejército imperialista y asesino, llamado OTAN, que actúa a las órdenes del
Fondo Monetario Internacional (FMI). No importa si han ayudado a asentar una
Corte Regia, inmovilista, soez y podrida por la corrupción. Lo mismo da si han
reafirmado los lazos que nos unen con una organización religiosa
ultraconservadora, acusada de secuestros de niños y pederastia. Tampoco les
tenemos en cuenta el “pequeño” desliz de haber abierto las puertas para la
privatización de la sanidad. Todo lo han camuflado bajo la premisa de la
inevitabilidad, que es la disculpa preferida del cobarde.
Miramos para
otro lado para evadir nuestra parte de culpa, (y aquí está el clic de la
cuestión: nosotros tenemos la culpa por creerles y votarles), y olvidamos que
prácticamente todos nuestros males actuales derivan de la inmensa traición que
fue meternos de cabeza en el Tratado de Maastricht. Ya sabéis, el Tratado
que salva a los bancos y mata a las personas. El mismo Tratado que les
inspiró a cogerse de la mano del PP, ¡¡¡ah, grandeza de los Pactos de
Estado!!!, y reformar la constitución garantizando, y perpetuando
“constitucionalmente”, que la pasta, nuestra pasta, primero vaya a los
banqueros y luego, si sobra, que ya hacen ellos para que no sobre, ya mejorarán
la sanidad o la educación pública, que eso, al lado de un puesto en el consejo
de administración de Gas Natural, es pecata minuta.
Repito, son
tantas y tan floridas sus traiciones, que uno donde realmente se extravía no es
en tragar el desparpajo que tienen para decir una cosa y hacer la contraria, en
realidad uno entiende que ese es el papel que el FMI les ha encomendado. Lo
doloroso, lo que nos impide verdaderamente avanzar, es que si se te ocurre
mencionar estos “pelillos a la mar”, gente, gente leída, te llaman sectario,
purista, izquierdista exquisito, o te acusan directamente ¡¡¡Ole, ole y ole!!!,
de favorecer al PP.
Así que,
rememorando la imprescindible escena de La vida de Brian, nos atrevemos
a decir: ¿Frente Popular de Judea? ¡¡Vete a la mierda!! Tú eres del Efe Eme I (FMI).

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