domingo, 31 de marzo de 2013

“DE EMPRESARIOS MALOS Y EMPRESARIOS BUENOS”


29 de Marzo 2013
Salva Artacho

Los empresarios suelen ser individuos que tienen o poseen capacidad económica (pasta gansa) para iniciar un negocio, y contratan a otros individuos que no disponen de la misma, que de lo único que disponen es de su fuerza de trabajo. Permutan estos la misma por un salario, no por el valor que producen.
Los empresarios, tras pagar salarios menguantes y amortizar gastos de inversión obtienen un plusvalía exagerada que les enriquece más todavía. Ese es el juego capitalista, juego que se inició en siglos pasados y que todavía perdura, si bien adoptando formas cada vez más sibilinas para mantener esa explotación, esa ganancia que les supone la plusvalía.
La gran mayoría de la clase empresarial española, además de quedarse esa riqueza producida, suelen comportarse de forma prepotente y desconsiderada con sus asalariados, pagando unos salarios raquíticos que apenas cubren las necesidades básicas del trabajador por cuenta ajena y de su familia. En eso consiste el salario: una compra de mano de obra que garantiza un mínimo vital que asegura en el mercado la presencia de fuerza del trabajo en venta.
En nuestro país los empresarios son vistos por la gran mayoría de los trabajadores como auténticos piratas, bucaneros sin escrúpulos que disponen de los trabajadores en función de su interés; por eso a la menor reivindicación o cuando sus ganancias sufren una variación a menos de lo que esperaban no dudan en dejar en la calle a los que con su sudor y esfuerzo les enriquecieron más que antes de iniciar “sus” empresas.
Entonces ¿por qué perduran?, ¿por qué los trabajadores no se rebelan y colectivizan la producción para luego repartir entre ellos esas ganancias que se queda el patrón?
Sencillamente porque a los patrones y a los banqueros (patrones de patrones) el estado burgués les reserva el uso de la “fuerza pública” para mantener su injusto status. Por ello cuando hay una huelga los agentes de la “autoridad” no van contra el bucanero sino contra los obreros. A esto hay que añadir la manipulación de los ideólogos del sistema, la iglesia con sus prédicas, los miedos naturales, la conciencia comprada o adormilada de muchos, la falta de cultura, el flojo papel sindical en las reivindicaciones... y sobre todo el estado al servicio de la clase dominante.
No cabe establecer la distinción artificial de hay empresarios buenos y empresarios malos: ¡todos se quedan con los beneficios que rinde la fuerza del trabajo!.
Estos días ha salido la noticia  de que los BARDEM van a cerrar su negocio de restaurante, y su entorno nos pretende vender la idea que son de los buenos y para ello argumentan que no se acogen a la reforma laboral del PP en el cierre que han decidido y que van a dejar a los trabajadores en la cola del INEM. Van a "compensar" económicamente a "sus" trabajadores por encima de lo establecido en la reforma laboral del PP. Pero esto no les hace  buenos, y menos de izquierdas, aunque ellos o su entorno así lo vendan. Un empleador de izquierdas que no pueda atender esa actividad antes de cerrar y dejar en la calle a un número determinado de trabajadores, les ofrece a los mismos fórmulas de autogestión, cooperativas, sociedades anónimas laborales, economía social... Desde luego ¡despedir siempre es despedir!, no es de izquierdas por mucho que sean 20 días, 33, 45 ó el doble. Lo siento por ellos... pero me decepcionan, aunque me imagino que a los trabajadores mucho más.

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