Custodiados, entregamos la nota en Casa Rosada
Buenos
Aires, 31 de agosto de 2012
El
jueves 30 de agosto convocamos a que nos acompañen en la presentación de un
pedido de audiencia con Cristina Fernández para tratar dos temas: la causa
Qom de La Primavera y la reforma del Código Civil.
Estuvimos
allí, junto a las Madres dando la vuelta eterna a la pirámide, testigo de la
historia de nuestro país, en la Plaza de Mayo. Esa Plaza que las refugió en
los años más oscuros, en la que tuvieron que comenzar a moverse y girar
constantemente, porque la Junta Militar no permitía reuniones en la vía pública.
Una Plaza que es de todo el pueblo argentino que lucha por justicia, memoria,
verdad y el cumplimiento de los Derechos Humanos.
Esa
Plaza aún hoy cobija los reclamos de aquellos que padecen la vulneración de
sus derechos. Y frente a la Plaza, está la Casa Rosada. Pero antes de la Casa
Rosada, ubicada en Barlcarce 50, hay una valla.
Y
llegamos a lo que hoy queremos denunciar, con bronca y tristeza. Luego de la
ronda de las Madres, nos acercamos como habíamos anunciado públicamente a
entregar la nota a la Casa Rosada, esperando ser recibidos en mesa de entrada
sin ningún problema, como cualquier ciudadano que quiere dejar un mensaje a
la Presidenta, para irnos con una copia sellada y esperar una respuesta.
Mientras
nos acercamos, las vallas se cerraron aún más, el cordón policial creció
repentinamente. Tres pañuelos blancos encabezaban el grupo de personas que
entregarían la nota. Pero en la valla los policías, y la negativa a dejarnos
pasar. Las vallas están cada vez más lejos de la Casa Rosada, los actos cada
vez más retirados, el lugar, cada vez más inaccesible. Los pañuelos blancos
comunicaron nuestra intención, entregar una nota e irnos. Pero no. Media hora
estuvimos para que finalmente nos abran la valla, “que pasen las Madres y 20
personas, no más”. Pasamos; militantes y prensa. Lo asombroso es que fuimos
custodiados por la infantería. De pronto, escudos y bastones acompañaban
nuestro paso por la vereda de la Plaza, hasta que llegamos a la reja de
entrada. Y ahí de nuevo. Pretendían recibir la nota desde las rejas, y que
nos vayamos. La indignación, la historia de los militantes, de las Madres que
tuvieron que ir a ese mismo lugar a preguntar dónde estaban sus hijos durante
la dictadura, la indignación, decíamos, de ser tratados con temor, como desconocidos,
o como simples terroristas.
Finalmente
entraron al hall de Casa Rosada las tres Madres, una representante de los
Pueblos Originarios, y el presidente de APDH Nacional. Incluso gente que
firmaba el pedido de audiencia no pudo entrar a entregarlo como corresponde.
Suplicar
a las personas de seguridad para entregar una nota destinada a la Presidenta
es triste y vergonzoso. Vergüenza por quienes están del otro lado de las
vallas, impidiendo el paso a Organismos de Derechos Humanos, Madres de Plaza
de Mayo, a los Pueblos Originarios, o a cualquier ciudadano argentino.
Nora
Cortiñas - Mirta Baravalle
Madres
de Plaza de Mayo Línea Fundadora
Aldo
Etchegoyen
APDH Nacional
Pablo
Pimentel
APDH
La Matanza
Miriam
Liempe
Área
de relación con los Pueblos Originarios
CTA
SE AGRADECE DIFUSIÓN
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