Francisco Martínez Leira, Pancho, fue asesinado por la Guardia Civil en Pontedeume (A Coruña) el
31 diciembre de 1954. Un ciclo de actos conmemora el sexagésimo
aniversario.
Historiadores y artistas homenajean a una de las
persoas que mantuvo activa la acción de la guerrilla antifranquista en Galicia
durante más tiempo.
22/01/2015
- 18:09h
Los
cantantes Mini e Mero, en el homenaje a 'Pancho'
“ Francisco Martínez Leira, Pancho, era el último superviviente de las partidas
guerrilleras que operaban en Galicia (...) Con este excepcional servicio de la
Guardia Civil se pone fin a unas actividades subversivas de las que desde hace
unos años era el único superviviente. Con su muerte queda completamente
pacificada la región”. Así lo destacaba la nota del Gobierno civil de A
Coruña, de obligada inserción en los periódicos gallegos, publicada días
después del asesinato de Francisco Martínez Leira, Pancho, el 31 de diciembre
de 1954. Hace unas semanas, Pancho fue homenajeado con una ofrenda floral en el
cementerio de Meá, en Mugardos, justo en la fecha en la que se cumplían los 60
años de su muerte. Esta ofrenda fue el inicio de una serie de actos,
organizados por el Ateneo Eumés y el Colectivo Terra, que a lo largo de este
mes de enero están sirviendo para profundizar en el conocimiento de su figura,
a la que se le dedica una
web con una gran cantidad de información.
"Ese
fue el final de Pancho, pero no lo fue" –destaca el historiador Bernardo
Máiz–. "Todos los que somos de esta comarca crecimos escuchando hablar de
Pancho por aquí y de Pancho por allá, igual que en otras zonas de Galicia se
hablaba de Foucellas o de Curuxás". Algunos realizaron sus últimas
acciones en 1950 o 1951, otros se escondieron y murieron unos años más tarde,
alguno incluso escapó, pero Pancho fue el último guerrillero en activo,
realizando numerosas acciones aún en sus últimos dos años de vida: reparto de
propaganda, asaltos a derechistas y enfrentamientos armados en los que murió un
guardia y otros dos quedaron heridos.
El
pasado viernes 16, en el local social del colectivo Terra, en Pontedeume, Máiz
dirigió una tertulia con el título "Pancho, el último guerrillero",
que fue acompañada por un concierto de Mini y Mero. Este viernes 23, las
actividades se trasladarán al propio Ayuntamiento de Mugardos, cuyo salón de
plenos acogerá una nueva conferencia del historiador, titulada en esta ocasión
"Pancho en primera persona". Se reunirrán familiares, amigos y
testigos vivos para hablar sobre Pancho y rendir homenaje al heroico
combatiente. El siguiente acto del ciclo tendrá lugar el viernes 13 de febrero
en el local del Colectivo Terra con una conferencia de Carlos Méixome titulada
"Represión y resistencia en Galicia" y la proyección del documental A
cidade da selva (“La ciudad de la selva”). Finalmente, el viernes 6 de marzo,
de nuevo la Casa del Ayuntamiento de Mugardos acogerá la proyección del
documental As silenciadas, de Pablo Ces Marco, y una tertulia con Aurora Marco.
La
comisión pro 60 aniversario de Francisco Martínez Leira destaca que la figura
de Pancho es "portadora de valores ejemplares en cualquier sociedad
democrática. Fue solidario con la gente más débil y más necesitada. Defendió la
democracia, incluso con las armas en la mano, intentando reponer la legalidad
republicana". Y recuerda que "solidaridad, democracia y antifascismo
son valores ciudadanos en los que se asientan los países más avanzados de
nuestro entorno europeo y por eso mismo son promocionados desde los centros de
enseñanza y los medios de comunicación".
El
último guerrillero
A
pesar de su ideología izquierdista, Francisco Martínez Leira tuvo que ir al
frente en el bando nacional, aunque numerosas fuentes destacan que en esos
mismos años colaboraba ya con los huidos y republicanos escondidos. Finalizada
la guerra, se aproxima a las clandestinas ANFD y Unión Nacional y al Partido
Comunista, y comienza a ejercer de enlace para la guerrilla, a la que se
incorpora en 1948. Fueron los años de mayor intensidad de las acciones de la
guerrilla en Galicia, tras la llegada de José Gómez Gayoso y Antonio Seoane
Sánchez y hasta la caída de la dirección gallega del PC y de la guerrilla.
Entre 1947 y 1949 murieron en enfrentamientos en Galicia 78 franquistas y 93
resistentes antifranquistas y fue la época en la que se construyeron una serie
de bases subterráneas en el área de Ferrol, Mugardos, As Pontes, Betanzos y A
Coruña.
Cuando
a partir de 1950 el Partido Comunista decidió modificar la estrategia de lucha,
descartando la opción de la guerrilla, Pancho rechazó marchar a Francia y
permaneció en los montes de la comarca, realizando acciones. Según Máiz, las
razones de su negativa a marchar pueden estar en la desconfianza que tenía en
alguna de las personas de las que dependía para este exilio. Otros dicen,
simplemente, que Pancho llegó a preguntarse "¿qué voy a hacer en
Francia?". Además de los asaltos, destacó hasta 1954 por el reparto de
propaganda coincidiendo con fechas señaladas, como el aniversario de la
Revolución Rusa o el de la proclamación de la República, cuando se dedicaba a
pegar docenas de carteles con la bandera tricolor pintada a acuarela.
A
la altura del año 1952, pocos son ya los forajidos que siguen combatiendo al
régimen. La mayoría cae en combate y los que consiguen salvar la vida purgan
sus penas en la cárcel o, en algún caso, en el exilio. Pancho continuó. Era un
hombre resuelto, inteligente y precavido, características que tal vez expliquen
qué siguió vivo hasta 1954, a pesar de su soledad en los últimos años y del
cerco establecido por la Guardia Civil. De hecho –destaca Bernardo Máiz–, uno
de los contactos del PC que alrededor del año 1950 había llegado a Galicia para
hablar con él cuenta que en esa ocasión Pancho pasó de largo evitando el
encuentro; cuando un tiempo después le preguntó por qué lo había hecho, el
guerrillero le confesó que había desconfiado porque “olía a tabaco rubio”.
Otros testigos recuerdan que Pancho rara vez opinaba en las discusiones
políticas, sino que estaba continuamente pendiente de su pistola y de armarla y
desarmarla para mantenerla limpia.
Sin
embargo, poco a poco se fue cerrando el cerco a su alrededor, y tras ser herido
en el otoño de 1954, tomó la decisión de exiliarse. Para localizarlo y darle
muerte hubo durante semanas un gran despliegue policial entre Narón, Neda,
Fene, Mugardos, Cabanas y Pontedeume. Pancho confió en un familiar, que lo
traicionó, citándolo el 31 de diciembre de 1954 en Ombre, Pontedeume, donde lo
esperaban dos guardias civiles que, disfrazados, le dieron muerte. Destaca
Bernardo Máiz que los guardias fueron premiados con ascensos e incluso uno de
ellos, años después, fue colocado en una empresa.
En
el acto que este viernes acogerá la Casa del Ayuntamiento de Mugardos, el
Ateneo Eumés y el Colectivo Terra quieren acercarse al perfil humano de Pancho
y profundizar en la dureza de la represión franquista contra su familia.
Algunos de estos testimonios serán escalofriantes, como por ejemplo el del hijo
de Pancho, Manuel, que en una entrevista publicada hace unos años explicaba la
situación familiar tras el asesinato de su padre: “A mi madre la mandaron
desterrada a Valladolid, a mi hermana al País Vasco, y a nosotros los dos a un
hospicio que estaba en el Pazo de Mariñán.Lo recuerdo todo perfectamente:
estábamos más de cien niños, algunos inválidos, y nos daban leña a todos. Nos
lavaban a todos en la misma agua y nos metían la cabeza bajo el agua sucia, realmente
no sé para qué. Yo quedé traumatizado, sí, tiempo después me di cuenta de que
mi carácter viene de aquellos años". De igual manera, en abril de 1955 su
hermana, María Martínez Leira, y su sobrino, Manuel Pena, sufrieron un Consejo
de Guerra. Como responsable de un ”delito de auxilio a componentes de partidas
armadas dedicadas al bandidaje”, María fue condenada a un año de prisión menor,
mientras que Manuel fue absuelto al no probarse que hubiera tenido intervención
en los hechos.
'Peleamos,
peleamos'
Como
destaca Lupe Martínez en un artículo publicado en el número 15 de la Revista
Eumesa de Estudos Cátedra, ese 31 de diciembre de 1954, al cadáver de Francisco
Martínez Leira se le incautó un arma, municiones, una cartera con 22
pesetas y algunas fotografías, 150 gramos de turrón y una hoja de papel con un
poema de Pedro Garfias titulado "Peleamos", que decía así:
"
Por los hijos que lloran nuestra ausencia,
por la esposa que espera nuestro abrazo,
por los hijos que esperan nuestra vuelta
Peleamos, peleamos.
por la esposa que espera nuestro abrazo,
por los hijos que esperan nuestra vuelta
Peleamos, peleamos.
Por
el limpio sudor de nuestra frente,
por la paz, la justicia y el trabajo,
por la libre República del pueblo
Peleamos peleamos."
por la paz, la justicia y el trabajo,
por la libre República del pueblo
Peleamos peleamos."
Fuente: www.eldiario.es
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