martes, 3 de febrero de 2015

'PANCHO', EL ÚLTIMO GUERRILLERO EN ACTIVO



Francisco Martínez Leira, Pancho, fue asesinado por la Guardia Civil en Pontedeume (A Coruña) el 31 diciembre de 1954. Un ciclo de actos conmemora el sexagésimo aniversario.
Historiadores y artistas homenajean a una de las persoas que mantuvo activa la acción de la guerrilla antifranquista en Galicia durante más tiempo.

22/01/2015 - 18:09h
Los cantantes Mini e Mero, en el homenaje a 'Pancho'
  “ Francisco Martínez Leira, Pancho, era el último superviviente de las partidas guerrilleras que operaban en Galicia (...) Con este excepcional servicio de la Guardia Civil se pone fin a unas actividades subversivas de las que desde hace unos años era el único superviviente. Con su muerte queda completamente pacificada la región”. Así lo destacaba la nota del Gobierno civil de A Coruña, de obligada inserción en los periódicos gallegos, publicada días después del asesinato de Francisco Martínez Leira, Pancho, el 31 de diciembre de 1954. Hace unas semanas, Pancho fue homenajeado con una ofrenda floral en el cementerio de Meá, en Mugardos, justo en la fecha en la que se cumplían los 60 años de su muerte. Esta ofrenda fue el inicio de una serie de actos, organizados por el Ateneo Eumés y el Colectivo Terra, que a lo largo de este mes de enero están sirviendo para profundizar en el conocimiento de su figura, a la que se le dedica una web con una gran cantidad de información.
"Ese fue el final de Pancho, pero no lo fue" –destaca el historiador Bernardo Máiz–. "Todos los que somos de esta comarca crecimos escuchando hablar de Pancho por aquí y de Pancho por allá, igual que en otras zonas de Galicia se hablaba de Foucellas o de Curuxás". Algunos realizaron sus últimas acciones en 1950 o 1951, otros se escondieron y murieron unos años más tarde, alguno incluso escapó, pero Pancho fue el último guerrillero en activo, realizando numerosas acciones aún en sus últimos dos años de vida: reparto de propaganda, asaltos a derechistas y enfrentamientos armados en los que murió un guardia y otros dos quedaron heridos.
El pasado viernes 16, en el local social del colectivo Terra, en Pontedeume, Máiz dirigió una tertulia con el título "Pancho, el último guerrillero", que fue acompañada por un concierto de Mini y Mero. Este viernes 23, las actividades se trasladarán al propio Ayuntamiento de Mugardos, cuyo salón de plenos acogerá una nueva conferencia del historiador, titulada en esta ocasión "Pancho en primera persona". Se reunirrán familiares, amigos y testigos vivos para hablar sobre Pancho y rendir homenaje al heroico combatiente. El siguiente acto del ciclo tendrá lugar el viernes 13 de febrero en el local del Colectivo Terra con una conferencia de Carlos Méixome titulada "Represión y resistencia en Galicia" y la proyección del documental A cidade da selva (“La ciudad de la selva”). Finalmente, el viernes 6 de marzo, de nuevo la Casa del Ayuntamiento de Mugardos acogerá la proyección del documental As silenciadas, de Pablo Ces Marco, y una tertulia con Aurora Marco.
La comisión pro 60 aniversario de Francisco Martínez Leira destaca que la figura de Pancho es "portadora de valores ejemplares en cualquier sociedad democrática. Fue solidario con la gente más débil y más necesitada. Defendió la democracia, incluso con las armas en la mano, intentando reponer la legalidad republicana". Y recuerda que "solidaridad, democracia y antifascismo son valores ciudadanos en los que se asientan los países más avanzados de nuestro entorno europeo y por eso mismo son promocionados desde los centros de enseñanza y los medios de comunicación".
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El último guerrillero
A pesar de su ideología izquierdista, Francisco Martínez Leira tuvo que ir al frente en el bando nacional, aunque numerosas fuentes destacan que en esos mismos años colaboraba ya con los huidos y republicanos escondidos. Finalizada la guerra, se aproxima a las clandestinas ANFD y Unión Nacional y al Partido Comunista, y comienza a ejercer de enlace para la guerrilla, a la que se incorpora en 1948. Fueron los años de mayor intensidad de las acciones de la guerrilla en Galicia, tras la llegada de José Gómez Gayoso y Antonio Seoane Sánchez y hasta la caída de la dirección gallega del PC y de la guerrilla. Entre 1947 y 1949 murieron en enfrentamientos en Galicia 78 franquistas y 93 resistentes antifranquistas y fue la época en la que se construyeron una serie de bases subterráneas en el área de Ferrol, Mugardos, As Pontes, Betanzos y A Coruña.
Cuando a partir de 1950 el Partido Comunista decidió modificar la estrategia de lucha, descartando la opción de la guerrilla, Pancho rechazó marchar a Francia y permaneció en los montes de la comarca, realizando acciones. Según Máiz, las razones de su negativa a marchar pueden estar en la desconfianza que tenía en alguna de las personas de las que dependía para este exilio. Otros dicen, simplemente, que Pancho llegó a preguntarse "¿qué voy a hacer en Francia?". Además de los asaltos, destacó hasta 1954 por el reparto de propaganda coincidiendo con fechas señaladas, como el aniversario de la Revolución Rusa o el de la proclamación de la República, cuando se dedicaba a pegar docenas de carteles con la bandera tricolor pintada a acuarela.
A la altura del año 1952, pocos son ya los forajidos que siguen combatiendo al régimen. La mayoría cae en combate y los que consiguen salvar la vida purgan sus penas en la cárcel o, en algún caso, en el exilio. Pancho continuó. Era un hombre resuelto, inteligente y precavido, características que tal vez expliquen qué siguió vivo hasta 1954, a pesar de su soledad en los últimos años y del cerco establecido por la Guardia Civil. De hecho –destaca Bernardo Máiz–, uno de los contactos del PC que alrededor del año 1950 había llegado a Galicia para hablar con él cuenta que en esa ocasión Pancho pasó de largo evitando el encuentro; cuando un tiempo después le preguntó por qué lo había hecho, el guerrillero le confesó que había desconfiado porque “olía a tabaco rubio”. Otros testigos recuerdan que Pancho rara vez opinaba en las discusiones políticas, sino que estaba continuamente pendiente de su pistola y de armarla y desarmarla para mantenerla limpia.
Sin embargo, poco a poco se fue cerrando el cerco a su alrededor, y tras ser herido en el otoño de 1954, tomó la decisión de exiliarse. Para localizarlo y darle muerte hubo durante semanas un gran despliegue policial entre Narón, Neda, Fene, Mugardos, Cabanas y Pontedeume. Pancho confió en un familiar, que lo traicionó, citándolo el 31 de diciembre de 1954 en Ombre, Pontedeume, donde lo esperaban dos guardias civiles que, disfrazados, le dieron muerte. Destaca Bernardo Máiz que los guardias fueron premiados con ascensos e incluso uno de ellos, años después, fue colocado en una empresa.
En el acto que este viernes acogerá la Casa del Ayuntamiento de Mugardos, el Ateneo Eumés y el Colectivo Terra quieren acercarse al perfil humano de Pancho y profundizar en la dureza de la represión franquista contra su familia. Algunos de estos testimonios serán escalofriantes, como por ejemplo el del hijo de Pancho, Manuel, que en una entrevista publicada hace unos años explicaba la situación familiar tras el asesinato de su padre: “A mi madre la mandaron desterrada a Valladolid, a mi hermana al País Vasco, y a nosotros los dos a un hospicio que estaba en el Pazo de Mariñán.Lo recuerdo todo perfectamente: estábamos más de cien niños, algunos inválidos, y nos daban leña a todos. Nos lavaban a todos en la misma agua y nos metían la cabeza bajo el agua sucia, realmente no sé para qué. Yo quedé traumatizado, sí, tiempo después me di cuenta de que mi carácter viene de aquellos años". De igual manera, en abril de 1955 su hermana, María Martínez Leira, y su sobrino, Manuel Pena, sufrieron un Consejo de Guerra. Como responsable de un ”delito de auxilio a componentes de partidas armadas dedicadas al bandidaje”, María fue condenada a un año de prisión menor, mientras que Manuel fue absuelto al no probarse que hubiera tenido intervención en los hechos.
'Peleamos, peleamos'
Como destaca Lupe Martínez en un artículo publicado en el número 15 de la Revista Eumesa de Estudos Cátedra, ese 31 de diciembre de 1954, al cadáver de Francisco Martínez Leira se le incautó un arma, municiones, una cartera con 22 pesetas y algunas fotografías, 150 gramos de turrón y una hoja de papel con un poema de Pedro Garfias titulado "Peleamos", que decía así:
" Por los hijos que lloran nuestra ausencia,
por la esposa que espera nuestro abrazo,
por los hijos que esperan nuestra vuelta
Peleamos, peleamos.
Por el limpio sudor de nuestra frente,
por la paz, la justicia y el trabajo,
por la libre República del pueblo
Peleamos peleamos."











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