El Club de Opinión Portocelo de Marín
reivindica la figura de Concepción Arenal en el 195º aniversario de su
nacimiento.
Encarna Otero y Celia Pereira, expertas en su
figura, destacan el carácter pionero y la plena actualidad de los análisis de
Arenal, como las críticas sobre el uso y abuso de la prisión preventiva.
29/01/2015
- 16:46h
Concepción
Arenal
El
Clube de Opinión Portocelo, de Marín, organiza este jueves un coloquio dedicado
a Concepción Arenal, en el 195º aniversario de su nacimiento. Mujer adelantada
a su tiempo, feminista, defensora de los derechos de los trabajadores y
trabajadoras, del igualitarismo y con una dedicación muy importante a las
condiciones de reclusos y reclusas y a sus garantías legales, dejó una
importante producción teórica y periodística. En el coloquio participarán
Encarna Otero, miembro de la Comisión de Igualdad del Consello da Cultura
Gallega, y la abogada e investigadora Celia Pereira Porto. Además, Mayca Braña
realizará una lectura dramatizada del poema "Espejos" y se proyectará
el documental A visitadora de cárceres"
Concepción
Arenal es una mujer referente en toda Europa, pero de la que -como suele ser
habitual en la mayor parte de las grandes figuras femeninas de su tiempo- hay
un gran desconocimiento o, al menos, se conocen solo algunos aspectos, una
visión parcial e incompleta. “Ya está bien de llamarlas a ella y a Juana de
Vega 'damas de la caridad'" -señala Encarna Otero-. "Fueron las dos
socialistas utópicas y feministas". Otero realizará un recorrido por la
intensa actividad de Concepción Arenal, que puso en marcha diversos proyectos
pioneros, muchos en colaboración con la Condesa de Espoz y Mina.
Ahí
está, por ejemplo, el proyecto de una sociedad en Ferrol para la construcción
de viviendas sociales para los obreros, siguiendo los principios del higienismo
inglés y ofreciendo el acceso a una vivienda digna para los trabajadores.
"El proyecto no pudieron completarlo porque Juana de Vega murió antes, en
1872. Años más tarde Concepción Arenal consiguió ejecutarlo en Gijón",
destaca. O, igualmente, el proyecto de crear una escuela teórico-práctica de
agricultura en la propiedad que tenía Juana de Vega en San Pedro de Nós, que no
se pudo poner en marcha. "Era una gran defensora de la agricultura, porque
era un mundo muy vinculado a la mujer", señala Encarna Otero.
"Quiero
situarlas en la misma línea de Flora Tristan y de Louise Michel en Francia, con
una gran identificación entre derechos de las mujeres y derechos de los
trabajadores, en el socialismo utópico" -dice-. "Juana de *Vega creó
en A Coruña un círculo de liberalismo, de feminismo y de defensa de los
derechos de las mujeres, con una gran preocupación, sobre todo por parte de
Concepción Arenal por la defensa de los derechos de las mujeres como
trabajadoras y como capacitadas para el estudio, un trabajo que fue
especialmente intenso durante el corto período de la Primera República".
"No
es casual que en A Coruña triunfaran y tuvieran mucha fuerza todos los
pronunciamentos militares progresistas del siglo XIX y tampoco es casual que en
Galicia surgieran Concepción Arenal, Juana de Vega, Rosalía de Castro o Emilia
Pardo Bazán [que defendió y reivindicó en vida a Concepción Arenal], todas
defendiendo los derechos de las mujeres como personas", subraya. "Ellas
son las transmisoras de un pensamiento que en ese momento atraviesa toda
Europa, desde Rusia hasta Galicia, un movimiento de liberación de la mujer, de
identificación de las mujeres con los proletarios", concluye.
Una
Concepción Arenal para el presente
Celia
Pereira defiende una visión semejante de Concepción Arenal y en su intervención
hará hincapié en la sorprendente actualidad que muchos de los debates y
propuestas impulsadas por ella mantienen en el siglo XXI: "Más allá de
conmemorar una fecha, creo que es más importante ver qué cosas nos pueden
servir para el presente". "Ahondó en la prostitución, apostando por
su abolición. Criticó mucho la desigualdad de salarios entre hombres y mujeres.
Defendió el sacerdocio femenino. Criticó el trabajo infantil [en aquel entonces
simplemente se había conseguido su prohibición para los menores de diez años en
España], que hoy sigue siendo un tema de vital importancia en muchos países.
Criticó la desigualdad económica, la pobreza y la miseria, y demandó medidas
para cambiar la situación", enumera.
Por
supuesto, fue muy importante su labor en todo lo relacionado con los derechos
de las personas juzgadas y de los presos y presas. Criticó el uso y abuso de la
prisión preventiva, "una figura que debería ser excepcional pero que en
España es norma y provoca consecuencias muy graves, como acabamos de ver en
Ciutat Morta", recuerda Celia Pereira. "Criticó también las penas
pecuniarias, que en la nueva reforma del Código Penal se incrementan. Y criticó
los ingresos en prisión con penas pequeñas, sobre todo habida cuenta cómo eran
las cárceles en el siglo XIX", comenta. "En general, ella se preocupa
y defiende siempre a las personas más desvalidas", añade. "Ella no
tenía un pensamiento revolucionario" -señala-, "no quería subvertir
el sistema, pero sí modificar aquellas cosas que ella en su sensibilidad
consideraba inaceptables".
Concepción
Arenal, que a lo largo de su vida tuvo que superar muchas desgracias personales
y obstáculos (acudió de oyente a la universidad disfrazada de hombre, cuando
aún estaba prohibida la presencia de las mujeres), criticó sobremanera la doble
moral existente en la sociedad y en la ley, en la propia enseñanza y en el
trabajo, pero también en el adulterio. En cuanto a la enseñanza, precisamente,
ella se manifestó contraria a que la religión estuviera presente en las aulas,
a pesar de ser una persona religiosa, "pero era más religiosa de
sentimiento que de dogma", comenta Celia Pereira.
Un
elemento esencial para comprender tanto su vida como su obra lo constituye su
cercanía al ideario liberal y krausista, un acercamiento que también le
permitió tener una buena relación personal con muchos de sus más importantes
representantes, como Salustiano Olózaga, Fernando de Castro, Francisco Giner de
los Ríos o Gumersindo de Azcárate. Fue singular la relación que mantuvo con su
marido, Fernando García Carrasco, con quien compartió trabajo intelectual y
realizó muchas investigaciones y textos en conjunto, "algo que no es
habitual en ese tiempo". Su obra tuvo repercusión internacional a pesar de
que Concepción Arenal no salió nunca de España. Sin embargo, envió informes a
congresos internacionales que fueron objeto de unánime aplauso por parte de los
expertos allí presentes y colaboró en publicaciones y libros editados en francés
e inglés.
Sin
embargo, aún está lejos el momento en que la Historia la reivindique con una
dimensión a la altura de su figura. "No era una persona cómoda para el
poder, y las personas incómodas normalmente acaban siendo, con suerte, notas a
pie de página en los libros de Historia, y mucho más si son mujeres", dice
Celia Pereira. "Ella, además, cuidaba mucho su intimidad, no hablaba mucho
de sí misma, no se reivindicaba" -comenta-. "O tienes un grupo de
gente que años más tarde se encargue de difundir tu obra y tu pensamiento, o
estos pasan más desapercibidos".
Fuente: www.eldiario.es
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