Fernando de los Ríos unió tres
vocaciones: la intelectual y humanista, la del político demócrata y la del
socialista. Tuvo la oportunidad de destacarse en las tres.
nuevatribuna.es | Historia | Eduardo Montagut | 21 Febrero
2015 - 13:07 h.
Gobierno Provisional del 14 de abril de 1931: de pie:
Indalecio Prieto, Marcelino Domingo, Casares Quiroga, Fernando de los Rios,
Lluís Nicolau d'Olwer, Francisco Largo Caballero, José Giral, Diego Martínez
Barrio. Sentados: Alejandro Lerroux, Ma
Nuestro
protagonista estudió el bachillerato en el Real Colegio de Ntra. Sra. De la
Asunción en Córdoba. Sus compañeros fueron los hermanos Ortega y Gasset, José y
Eduardo, consolidando una amistad perdurable
En
este artículo estudiamos la vida y obra de Fernando de los Ríos hasta el golpe
de Estado que trajo la Dictadura de Primo de Rivera. Fernando de los Ríos unió
tres vocaciones: la intelectual y humanista, la del político demócrata y la del
socialista. Tuvo la oportunidad de destacarse en las tres.
Fernando
de los Ríos nació en Ronda en 1879, aunque su verdadero apellido era del Río.
Era el primogénito del matrimonio formado por José del Río Pinzón y Fernanda
Urruti Rodríguez. Sus dos familias tuvieron destacados miembros entre la
burguesía liberal española del siglo XIX. Su padre era sobrino del político
Antonio Sánchez del Río, más conocido por el cambio de su apellido, Ríos Rosas.
Nuestro protagonista emularía a su pariente con el cambio de su apellido, algo
que fue muy común en esta familia.
Fernando
de los Ríos perdió muy pronto a su padre, siendo un niño de cuatro años. Su
madre tuvo que sacar adelante a tres hijos, residiendo en Ronda, Cádiz y
Córdoba. En Cádiz, un jovencísimo Fernando conoció a un personaje sumamente
importante en el seno del anarquismo español, Fermín Salvochea, y que
seguramente despertó en él la inquietud social. Ya más mayor llegó a conocer a
Kropotkin en Londres en 1907, coincidiendo después también en Rusia. Estas
influencias anarquistas dejaron huella en Fernando de los Ríos, algo hay en sus
obras y quizás hasta en su espíritu, siempre contrario a cualquier
totalitarismo, aunque también dejó muy clara la distancia que le separaba de
esta ideología. Por su parte, la mayor parte de los anarquistas españoles
siempre respetó a Fernando de los Ríos, como podría de manifiesto Andrés
Saborit.
Nuestro
protagonista estudió el bachillerato en el Real Colegio de Ntra. Sra. De la
Asunción en Córdoba. Sus compañeros fueron los hermanos Ortega y Gasset, José y
Eduardo, consolidando una amistad perdurable. En 1895, la vida de Fernando
cambiaría porque al terminar el bachillerato, su tío y futuro mentor, Francisco
Giner, aconsejó a su madre el traslado familiar a Madrid. Francisco Giner, el
verdadero apóstol de la renovación educativa española, ejercerá una imborrable
influencia en Fernando de los Ríos. Le permitió entrar en contacto con la Institución
Libre de Enseñanza y todas las empresas educativas que se pusieron en marcha en
torno a la primera. Fernando de los Ríos aprenderá de su pariente la
importancia de la educación como un instrumento para la emancipación personal y
el cambio social en España. Sin lugar a dudas, sería uno de los socialistas más
empeñados en la importancia de la educación. Ese es el ideal que le animaría
cuando fue nombrado ministro de Instrucción Pública.
Fernando
de los Ríos combinará sus estudios en la Facultad de Derecho con las
actividades de la Institución Libre de Enseñanza. Obtiene la licenciatura en
1901, y tras una breve estancia laboral en Barcelona, se reintegra plenamente,
esta vez como profesor de la Institución Libre de Enseñanza, a la que siempre
fue la vocación de su vida: las tareas pedagógicas. Por aquella época, De los
Ríos compatibilizaba el magisterio con sus estudios de doctorado, que
culminarán con la obtención del título de doctor en 1907. A finales del año
siguiente, consigue una de las becas concedidas por la Junta de Ampliación de
Estudios y parte para Alemania en 1909 para estudiar las nuevas corrientes
pedagógicas en Europa. Pero de este viaje de estudios no traerá solamente una
mayor preparación intelectual sino también el primer contacto con el
socialismo.
En
España comenzó a ser un activo miembro de la Generación del 14. Suscribió el
manifiesto fundacional de la Liga de Educación Política Española, colaboró en
la revista “España”, en el “El Sol”, y apoyó al Partido Reformista, sin llegar
a militar en la formación de Melquíades Álvarez. Pero la actitud nada rompedora
de este político con el sistema político español, y que que terminaría por
arruinar las expectativas creadas con el reformismo hizo que Fernando de los
Ríos buscara otra alternativa clara de cambio. Mientras tanto, su carrera
docente se acelera. En marzo de 1911 toma posesión de su cátedra de derecho
político en la Universidad de Granada. Pero no se estableció en la ciudad
andaluza hasta octubre de 1912, ya que el 19 de septiembre del año anterior
solicitó su incorporación como alumno al Centro de Estudios Históricos. En ese
año de 1912 se casa con Gloria Giner de los Ríos, sobrina de su mentor.
Una
vez en Granada, muy pronto su casa se convertiría en lugar de reunión de las
más destacadas personalidades de la vida intelectual, artística y política de
la ciudad. Allí coincidirán Falla, Zuloaga, García Lorca, Fernández Almagro,
Alejandro Otero, García Valdecasas o Mesa Moles. Pero, además de esta
intensa vida intelectual, Fernando de los Ríos se acercará a los centros
obreros de la ciudad, destacándose por su defensa de los intereses de los
trabajadores, algo que le granjearía la inquina eterna de la derecha de la
ciudad, esa que tan duramente fue calificada por García Lorca. Es en ese
momento cuando Fernando de los Ríos encuentra el lugar político que llevaba
años buscando. En 1919 ingresa en el PSOE.
El
Partido Socialista había conseguido incorporar a sus filas a una figura de
altísima talla intelectual, proveniente del mundo de la burguesía liberal,
progresista e intensamente democrática. Su valía le hizo alcanzar puestos de
relevancia dentro del Partido muy pronto. Tras las elecciones de junio de 1919,
y representando a la Agrupación Socialista de Granada, conseguía su primer acta
de diputado. Al año siguiente era elegido como uno de los vicepresidentes del
segundo de los tres congresos que el PSOE celebró para debatir la cuestión del
ingreso del partido en la III Internacional Comunista.
Y
en este momento Fernando de los Ríos adquiere un gran protagonismo en el debate
interno del socialismo español. En ese mismo congreso que hemos citado, y como
consecuencia de la renuncia de Besteiro y Caballero, De los Ríos ingresará,
como vocal, en la Comisión Ejecutiva. Pero quizás la resolución que más
transcendencia tuvo para el nuevo político socialista fue su designación, junto
con Daniel Anguiano, como delegado del PSOE, para viajar a Rusia y negociar
allí el ingreso condicionado del partido en la Internacional Roja. Fruto de
este viaje será su libro Mi Viaje a la Rusia Sovietista (1921), donde
vislumbraba el carácter totalitario que tomaba la Revolución a la vez que
perfilaba las tesis que posteriormente desarrollaría en El Sentido Humanista
del Socialismo (1926). A la vuelta de su viaje, y ante las veintiuna
condiciones impuestas por Lenin, De los Ríos defenderá en el Congreso
extraordinario de abril de 1921 la postura contraria a ingresar en la III
Internacional. Esta será finalmente la opinión que triunfe, frente al informe
favorable de Anguiano. La tesis defendida por Fernando de los Ríos era
consecuencia de su concepción del socialismo como legítimo heredero de la mejor
tradición liberal europea. Esta herencia liberal del socialismo se debía
intentar conciliar la libertad, seña de identidad del liberalismo, con la
igualdad, la seña del socialismo.
En
1923 fue elegido de nuevo diputado pero esta vez por Madrid.
Fuente: www.nuevatribuna.es
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